Declaración de Tegucigalpa Foro Mesoamericano
A los pueblos y naciones originarias
Nosotras y nosotros, 425 delegadas y delegados nacionales e internacionales, reunidos en 12 mesas de trabajo, con la participación de setenta organizaciones sociales, culturales, movimientos y partidos políticos de México, Guatemala, El Salvador, Nicaragua, Colombia, Brasil y Honduras; militantes de la lucha por la liberación y la descolonización de los pueblos y naciones indoamericanas; nosotras y nosotros trabajadoras y trabajadores del campo y la ciudad, mujeres y jóvenes, iglesias y espiritualidades comunitarias, artistas, intelectuales y comunidades sexo-diversas, comprometidas y comprometidos con la lucha de los movimientos sociales, populares y civiles hacemos pública nuestra determinación de desarrollar un proceso para construir el Movimiento Social Mesoamericano, desde nuestros espacios particulares y desde la Articulación Continental de Movimientos Sociales hacia el ALBA (ALBA Movimientos).
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Convencidas y convencidos de que no existe otra opción para superar la crisis humanitaria y los desastres nacionales a los que nos llevaron las oligarquías criollas, el imperialismo estadounidense y sus empresas trasnacionales, desde este espacio mesoamericano anunciamos nuestra determinación de disputar a las clases antinacionales y al imperialismo el gobierno y la conducción política y social de nuestros países como un primer escalón de la ruta alumbrada por Jacinto Canek, Tupak Amaru, Tupak Katari, Bartolina Sisa, Micaela Bastidas, Manuela Sáenz, Simón Bolívar, Francisco Morazán y Josefa Lastiri, las hermanas Miralda, Miguel Hidalgo, José María Morelos, Leona Vicario, Juana Azurduy, José Martí, Emiliano Zapata, Francisco Villa, Augusto Cesar Sandino, Farabundo Martí, Vilma Espín, las hermanas Mirabal, Ernesto Che Guevara, Fidel Castro, Hugo Chávez, Graciela García, Visitación Padilla, Berta Cáceres y Margarita Murillo.
Conscientes de que el neoliberalismo como una forma extrema de recolonización, de destrucción de la Madre Tierra, de violencia, despojo y explotación redobladas, de destrucción de todo tejido comunitario y colectivo, que ha terminado por convertirse en un nuevo genocidio y ecocidio; en nuevo eslabón de la cadena de conquista y expoliación iniciada hace más de 500 años por las potencias europeas y por sus herederas en la región, Canadá y Estados Unidos, frente a todo ello enfatizamos que nuestra lucha es contra la dominación capitalista, contra el patriarcado, el racismo, la discriminación, las exclusiones de todo tipo y el colonialismo en cualquiera de sus formas, desde ahí nos aprestamos a refundar nuestras comunidades y colectivos y a construir a partir de ellas el nuevo Estado Comunitario de Justicia y Dignidad.
Sabemos, de la experiencia en carne propia, que el capitalismo neoliberal, así como sus crisis y sus inercias criminales conduce al crecimiento de la pobreza, al desmantelamiento de las bases de la vida, de los presupuestos materiales y culturales de nuestras naciones y pueblos, de las clases y mayorías nacionales: las poblaciones originarias, las y los indomestizos, las mujeres y las y los jóvenes, las clases medias y trabajadoras, la diversidad sexual, los pueblos garífunas y negros, campesinos y campesinas. En carne propia sabemos que el supuesto libre mercado y el liberalismo lleva al estado de guerra permanente, al terrorismo de estado que convierte en enemigo interno nuestros pueblos, donde las mujeres en particular y las minorías sufren los principales oprobios y violaciones.
En estos tiempos de agotamiento ético y decadencia capitalista, de fin de la supremacía estadounidense, la tendencia al fascismo con su carga de odio contra las mujeres, a la juventud, a las y los sexo-diversos, de racismos y colonialismos internos y desprecio a la democracia y a los principios básicos de toda convivencia humana, la unidad mesoamericana, nutrida de nuestras raíces originarias y la construcción de un proyecto alternativo al capitalismo neoliberal, tiende a ser la única opción para nuestra sobrevivencia.
La renuncia al piso puesto por los acuerdos resultantes de la crisis de los misiles en 1962, de Chapultepec en 1992 traducidos en los Pactos de Esquipulas 1 y 2; el desconocimiento de los derechos mínimos del respeto a la voluntad electoral de nuestros países, entre ellos Honduras, nos debe alertar para no seguir prisioneros de formas de acción políticas basadas en el reformismo y en expectativas de participación que ellos ya no respetan y que de no ser superadas sólo alimentan la vacilación y facilitan o perpetúan la instalación del neofascismo.
Convencidas y convencidos de que el ciclo de luchas sociales que hicieron posible el surgimiento de gobiernos y partidos progresistas y aún revolucionarios no se ha agotado y de que en ellas radica antes que nada la posibilidad de superar la catástrofe humanitaria procreada por las estrategias de trasnacionales y gobiernos capitalistas, asumimos el reto de contribuir decididamente a la emergencia y construcción de una nueva alternativa con y desde los movimientos sociales. Para lo cual, sin renunciar a nuestras muy particulares necesidades, nos planteamos criticar los enfoques particularistas y sectarios que han convertido a los movimientos sociales en correas de transmisión, regulación y renovación de la dominación capitalista en todas sus dimensiones.
A la vez que criticamos las desviaciones electoreras y estatalistas del grueso de los partidos políticos y de muchos gobiernos progresistas emanados de los mismos que han abandonado muchas de las referencias éticas de los que debe ser un gobierno desde las comunidades y las y los desposeidos. Sin romper con esos partidos que se reclaman progresistas y aún de izquierda, el movimiento social comprometido en la batalla por construir el nuevo poder comunitario, popular y ciudadano y por hacerse del gobierno y el poder político habrá de encontrar nuevas formas de participación realmente democrática que ponga fin a los regímenes políticos liberales y sus repúblicas oligárquicas excluyentes de las mayorías nacionales.
Comprendemos sin duda alguna que los tratados de comercio y seguridad energética y político militar signados a través del TLC para Norteamérica, el Plan Puebla Panamá, Mérida, Colombia, el Triángulo Norte, las Ciudades Modelo, las zonas especiales de desarrollo económico entre muchos otros, están motivados por los intereses antinacionales y constituyen verdaderos procesos de ocupación neocolonial que se operativizan por medio de concesiones mineras, energéticas, forestales y diversos procesos de despojo y privatización de los bienes sociales y comunes.
Ante ellos, ante la libre circulación de sus mercancías, ejércitos, bandas criminales, las organizaciones sociales mesoamericanas procederemos a ejercer nuestros derechos ancestrales y contemporáneos de defensa del territorio, de defensa de los usos y costumbres para la vida, para el buen vivir. Sus fronteras no son las nuestras como muestra el éxodo de las y los desplazados económicos que tienen en las miles de hondureñas y hondureños, entre muchas y muchos otros que se les sumarán, el ejemplo vivo de la tragedia humana que viven nuestros pueblos y constituyen la evidencia más palmaría de agotamiento ético de las sociedades basadas en el lucro capitalista, el racismo y el desprecio hacia las mujeres, las clases trabajadoras, los pueblos originarios y naciones.
En fin, nuestro Foro Mesoamericano sacó a relucir el Estado de Contrainsurgencia en que vivimos, la conversión de los ejércitos nacionales en una corporación trasnacional del crimen que tiene su epicentro en Washington; que la militarización es sólo un aspecto de la dominación integral contra la que nos hemos rebelado. A pesar de los discursos y de las tímidas reformas que simuladamente apelan a los derechos de la humanidad y al respeto del Estado de derecho, el proyecto imperial se ha constituido en una dictadura global.
Nuestro encuentro en Honduras confirma que Mesoamérica como proceso identitario, como horizonte ético y político de la nueva vida en comunidad, única solución a nuestros problemas heredados y a los generados por la dominación capitalista, neocolonial y patriarcal, no es una invención, sino la raíz de un proceso histórico que renace una y otra vez a pesar de la voluntad de exterminio manifestada por los viejos y nuevos invasores, por los viejos y nuevos colonialistas.
Mesoamérica es un clamor de justicia que resuena desde las rebeldías y el memorial de agravios de las generaciones pasadas, pero también es certeza de que tenemos una posibilidad de futuro si volteamos a mirarnos a nosotras y nosotros mismos, si reconfiguramos la unidad que en la comunidad no puede ser más que las articulación de la diversidad en un ambiente de paz y justicia, de dignidad y lucha contra el imperialismo.Expresamos nuestra solidaridad a las Caravanas de Migrantes desplazadas y desplazados y personas que huyen y buscan refugio, que han visibilizado el agotamiento del modelo económico, social y político que se ha impuesto en esta nuestra Mesoamérica. Expresamos nuestro reconocimiento a las miles de manos solidarias que a lo largo de la ruta han desafiado a sus propios gobiernos y han dado cobijo, agua y alimento a nuestras hermanas y hermanos que huyen de la pesadilla que han creado las oligarquías antinacionales y el gobierno norteamericano. Ningún muro, fuerza represiva o agresión puede detener el hambre, la sed de justicia social y el rechazo a la exclusión que se vive en nuestros países.
A las puertas de la segunda vuelta electoral en Brasil, rechazamos los discursos del odio y reafirmamos que sobre la base del fascismo no se puede construir ninguna alternativa para nuestros pueblos. El manejo mediático de las mentiras no se sostiene y como lo han venido haciendo a lo largo de la historia y en particular desde el golpe de estado, los movimientos sociales en Brasil, sabrán enfrentar esta etapa de su historia y prevalecerán ante los intentos de la ultraderecha de apagar las luchas y rebeldías.
Saludamos las masivas movilizaciones que se han realizado en Haití denunciando el desfalco de los fondos de Petrocaribe apropiado por el actual y los anteriores gobiernos. Expresamos nuestro apoyo al pueblo haitiano ante la represión gubernamental y reconocemos la fortaleza de un pueblo que ha enfrentado la intervención norteamericana y la ocupación militar disfrazada de una misión militar supuestamente “humanitaria”. Jamás la humanidad se reconoce y respeta desde la punta de las bayonetas.
Expresamos nuestro apoyo y reconocimiento a la Revolución Bolivariana de Venezuela que, a partir del Comandante Chávez y ahora continuada por el Presidente obrero Nicolás Maduro Moros, se han constituido en un bastión de la esperanza de los Pueblos del continente. Exigimos que cesen las agresiones y amenazas del gobierno de Estados Unidos hacia la Venezuela Bolivariana y los ataques de los gobiernos y funcionarios lacayos del continente que en la OEA y otras instancias internacionales se han convertido en comparsas de los intereses norteamericanos. Saludamos los triunfos y avances del Pueblo Venezolano y nuestra irrestricta solidaridad hacia el proyecto bolivariano impulsado por el pueblo y gobierno de la República Bolivariana de Venezuela.
Como organizaciones sociales de los pueblos mesoamericanos expresamos al heróico pueblo y gobierno revolucionario cubano nuestro compromiso de hacer propia la lucha continental contra el criminal, ilegal e inhumano bloqueo económico, financiero y comercial impuesto arbitraria y extraterritorialmente por el imperialismo norteamericano. Las resoluciones de condena emitidas por las últimas 26 asambleas generales de las Naciones Unidas evidencian el rechazo y repudio de la comunidad mundial contra esta política de agresión sistemática y permanente contra el pueblo cubano. Demandamos a los gobiernos de los Estados Mesoamericanos que en forma unánime respalden el proyecto de resolución contra el bloqueo a ser presentado nuevamente por Cuba, en la próxima asamblea general de la ONU el próximo miércoles 31 de Octubre.
Nos solidarizamos con la lucha del pueblo guatemalteco y sus organizaciones y exigimos el esclarecimiento y justicia para los alrededor de veinte líderes y activistas indígenas y campesinos, hombres y mujeres, que han sido asesinados de junio de este año a la fecha.
Compartimos la expectativa del pueblo mexicano por un giro radical de las políticas neoliberales ensayadas por los anteriores gobiernos;
Acompañamos al pueblo colombiano en la búsqueda de la paz con justicia social que garantice una vida digna para nuestras hermanas y hermanos y nos solidarizamos ante el asesinato de 120 líderes que ha sucedido a lo largo de este año.
Al tiempo que rechazamos cualquier intervención extranjera, apoyada por la oligarquía local, reafirmamos nuestro apoyo a los anhelos de paz del pueblo nicaragüense y al derecho de forjarse su propio destino, así como a construir una sociedad basada en la visión de Sandino y Carlos Fonseca.
Nos encontramos en la resistencia heróica del pueblo palestino que sigue porfiando en su lucha por recuperar de territorios históricos y por el derecho a la autodeterminación nacional. Condenamos el genocidio a que han sido sometidas y sometidos por los sionistas israelíes y el imperialismo estadounidense y europeo.
Exigimos el retiro de las tropas estadounidenses y de los ejércitos terroristas de Siria, el Medio Oriente y el Norte de África auspiciados, entre otros, por Arabia Saudita y demás potencias europeas.
Reconocemos y acompañamos la lucha justa del pueblo salvadoreño que se encuentra resistiendo ante el riesgo del despojo de sus recursos comunitarios, territoriales y particularmente en defensa del agua; así mismo rechazamos la criminalización de los derechos sexuales y reproductivos que enfrentan nuestras hermanas salvadoreñas.
Nos solidarizamos con la tragedia humana generada en Honduras por el gobierno impostor y fascista encabezado por Juan Orlando Hernández que obliga a miles de hermanas y hermanos a huir de nuestra Matria/Patria, de la extrema pobreza, de la inseguridad, de la criminalización de las y los defensoras y defensores de DDHH y de los territorios, de la persecución y asesinato de dirigentes de los pueblos originarios y del movimiento campesino. Exigimos la libertad inmediata de los presos políticos de nuestra región. Demandamos que se esclarezcan los crímenes y tortura cometidos contra nuestros pueblos y las y los luchadores sociales.
Asumimos el compromiso colectivo de articular nuestras luchas, esfuerzos y acciones en el territorio mesoamericano y nos autoconvocamos a un próximo encuentro a desarrollarse durante el primer semestre del año 2019 en la hermana república de México.
¡Nos declaramos en rebeldía por la defensa de nuestra soberanía, por nuestros cuerpos, nuestras mentes y por el respeto a nuestro derecho a decidir el destino de nuestra Mesoamérica, Nuestra Abya Yala, Nuestra América¡
27 de octubre de 2018
Universidad Nacional Autónoma de Honduras, Tegucigalpa, Honduras, Mesoamérica
A los pueblos y naciones originarias
Nosotras y nosotros, 425 delegadas y delegados nacionales e internacionales, reunidos en 12 mesas de trabajo, con la participación de setenta organizaciones sociales, culturales, movimientos y partidos políticos de México, Guatemala, El Salvador, Nicaragua, Colombia, Brasil y Honduras; militantes de la lucha por la liberación y la descolonización de los pueblos y naciones indoamericanas; nosotras y nosotros trabajadoras y trabajadores del campo y la ciudad, mujeres y jóvenes, iglesias y espiritualidades comunitarias, artistas, intelectuales y comunidades sexo-diversas, comprometidas y comprometidos con la lucha de los movimientos sociales, populares y civiles hacemos pública nuestra determinación de desarrollar un proceso para construir el Movimiento Social Mesoamericano, desde nuestros espacios particulares y desde la Articulación Continental de Movimientos Sociales hacia el ALBA (ALBA Movimientos).
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Convencidas y convencidos de que no existe otra opción para superar la crisis humanitaria y los desastres nacionales a los que nos llevaron las oligarquías criollas, el imperialismo estadounidense y sus empresas trasnacionales, desde este espacio mesoamericano anunciamos nuestra determinación de disputar a las clases antinacionales y al imperialismo el gobierno y la conducción política y social de nuestros países como un primer escalón de la ruta alumbrada por Jacinto Canek, Tupak Amaru, Tupak Katari, Bartolina Sisa, Micaela Bastidas, Manuela Sáenz, Simón Bolívar, Francisco Morazán y Josefa Lastiri, las hermanas Miralda, Miguel Hidalgo, José María Morelos, Leona Vicario, Juana Azurduy, José Martí, Emiliano Zapata, Francisco Villa, Augusto Cesar Sandino, Farabundo Martí, Vilma Espín, las hermanas Mirabal, Ernesto Che Guevara, Fidel Castro, Hugo Chávez, Graciela García, Visitación Padilla, Berta Cáceres y Margarita Murillo.
Conscientes de que el neoliberalismo como una forma extrema de recolonización, de destrucción de la Madre Tierra, de violencia, despojo y explotación redobladas, de destrucción de todo tejido comunitario y colectivo, que ha terminado por convertirse en un nuevo genocidio y ecocidio; en nuevo eslabón de la cadena de conquista y expoliación iniciada hace más de 500 años por las potencias europeas y por sus herederas en la región, Canadá y Estados Unidos, frente a todo ello enfatizamos que nuestra lucha es contra la dominación capitalista, contra el patriarcado, el racismo, la discriminación, las exclusiones de todo tipo y el colonialismo en cualquiera de sus formas, desde ahí nos aprestamos a refundar nuestras comunidades y colectivos y a construir a partir de ellas el nuevo Estado Comunitario de Justicia y Dignidad.
Sabemos, de la experiencia en carne propia, que el capitalismo neoliberal, así como sus crisis y sus inercias criminales conduce al crecimiento de la pobreza, al desmantelamiento de las bases de la vida, de los presupuestos materiales y culturales de nuestras naciones y pueblos, de las clases y mayorías nacionales: las poblaciones originarias, las y los indomestizos, las mujeres y las y los jóvenes, las clases medias y trabajadoras, la diversidad sexual, los pueblos garífunas y negros, campesinos y campesinas. En carne propia sabemos que el supuesto libre mercado y el liberalismo lleva al estado de guerra permanente, al terrorismo de estado que convierte en enemigo interno nuestros pueblos, donde las mujeres en particular y las minorías sufren los principales oprobios y violaciones.
En estos tiempos de agotamiento ético y decadencia capitalista, de fin de la supremacía estadounidense, la tendencia al fascismo con su carga de odio contra las mujeres, a la juventud, a las y los sexo-diversos, de racismos y colonialismos internos y desprecio a la democracia y a los principios básicos de toda convivencia humana, la unidad mesoamericana, nutrida de nuestras raíces originarias y la construcción de un proyecto alternativo al capitalismo neoliberal, tiende a ser la única opción para nuestra sobrevivencia.
La renuncia al piso puesto por los acuerdos resultantes de la crisis de los misiles en 1962, de Chapultepec en 1992 traducidos en los Pactos de Esquipulas 1 y 2; el desconocimiento de los derechos mínimos del respeto a la voluntad electoral de nuestros países, entre ellos Honduras, nos debe alertar para no seguir prisioneros de formas de acción políticas basadas en el reformismo y en expectativas de participación que ellos ya no respetan y que de no ser superadas sólo alimentan la vacilación y facilitan o perpetúan la instalación del neofascismo.
Convencidas y convencidos de que el ciclo de luchas sociales que hicieron posible el surgimiento de gobiernos y partidos progresistas y aún revolucionarios no se ha agotado y de que en ellas radica antes que nada la posibilidad de superar la catástrofe humanitaria procreada por las estrategias de trasnacionales y gobiernos capitalistas, asumimos el reto de contribuir decididamente a la emergencia y construcción de una nueva alternativa con y desde los movimientos sociales. Para lo cual, sin renunciar a nuestras muy particulares necesidades, nos planteamos criticar los enfoques particularistas y sectarios que han convertido a los movimientos sociales en correas de transmisión, regulación y renovación de la dominación capitalista en todas sus dimensiones.
A la vez que criticamos las desviaciones electoreras y estatalistas del grueso de los partidos políticos y de muchos gobiernos progresistas emanados de los mismos que han abandonado muchas de las referencias éticas de los que debe ser un gobierno desde las comunidades y las y los desposeidos. Sin romper con esos partidos que se reclaman progresistas y aún de izquierda, el movimiento social comprometido en la batalla por construir el nuevo poder comunitario, popular y ciudadano y por hacerse del gobierno y el poder político habrá de encontrar nuevas formas de participación realmente democrática que ponga fin a los regímenes políticos liberales y sus repúblicas oligárquicas excluyentes de las mayorías nacionales.
Comprendemos sin duda alguna que los tratados de comercio y seguridad energética y político militar signados a través del TLC para Norteamérica, el Plan Puebla Panamá, Mérida, Colombia, el Triángulo Norte, las Ciudades Modelo, las zonas especiales de desarrollo económico entre muchos otros, están motivados por los intereses antinacionales y constituyen verdaderos procesos de ocupación neocolonial que se operativizan por medio de concesiones mineras, energéticas, forestales y diversos procesos de despojo y privatización de los bienes sociales y comunes.
Ante ellos, ante la libre circulación de sus mercancías, ejércitos, bandas criminales, las organizaciones sociales mesoamericanas procederemos a ejercer nuestros derechos ancestrales y contemporáneos de defensa del territorio, de defensa de los usos y costumbres para la vida, para el buen vivir. Sus fronteras no son las nuestras como muestra el éxodo de las y los desplazados económicos que tienen en las miles de hondureñas y hondureños, entre muchas y muchos otros que se les sumarán, el ejemplo vivo de la tragedia humana que viven nuestros pueblos y constituyen la evidencia más palmaría de agotamiento ético de las sociedades basadas en el lucro capitalista, el racismo y el desprecio hacia las mujeres, las clases trabajadoras, los pueblos originarios y naciones.
En fin, nuestro Foro Mesoamericano sacó a relucir el Estado de Contrainsurgencia en que vivimos, la conversión de los ejércitos nacionales en una corporación trasnacional del crimen que tiene su epicentro en Washington; que la militarización es sólo un aspecto de la dominación integral contra la que nos hemos rebelado. A pesar de los discursos y de las tímidas reformas que simuladamente apelan a los derechos de la humanidad y al respeto del Estado de derecho, el proyecto imperial se ha constituido en una dictadura global.
Nuestro encuentro en Honduras confirma que Mesoamérica como proceso identitario, como horizonte ético y político de la nueva vida en comunidad, única solución a nuestros problemas heredados y a los generados por la dominación capitalista, neocolonial y patriarcal, no es una invención, sino la raíz de un proceso histórico que renace una y otra vez a pesar de la voluntad de exterminio manifestada por los viejos y nuevos invasores, por los viejos y nuevos colonialistas.
Mesoamérica es un clamor de justicia que resuena desde las rebeldías y el memorial de agravios de las generaciones pasadas, pero también es certeza de que tenemos una posibilidad de futuro si volteamos a mirarnos a nosotras y nosotros mismos, si reconfiguramos la unidad que en la comunidad no puede ser más que las articulación de la diversidad en un ambiente de paz y justicia, de dignidad y lucha contra el imperialismo.Expresamos nuestra solidaridad a las Caravanas de Migrantes desplazadas y desplazados y personas que huyen y buscan refugio, que han visibilizado el agotamiento del modelo económico, social y político que se ha impuesto en esta nuestra Mesoamérica. Expresamos nuestro reconocimiento a las miles de manos solidarias que a lo largo de la ruta han desafiado a sus propios gobiernos y han dado cobijo, agua y alimento a nuestras hermanas y hermanos que huyen de la pesadilla que han creado las oligarquías antinacionales y el gobierno norteamericano. Ningún muro, fuerza represiva o agresión puede detener el hambre, la sed de justicia social y el rechazo a la exclusión que se vive en nuestros países.
A las puertas de la segunda vuelta electoral en Brasil, rechazamos los discursos del odio y reafirmamos que sobre la base del fascismo no se puede construir ninguna alternativa para nuestros pueblos. El manejo mediático de las mentiras no se sostiene y como lo han venido haciendo a lo largo de la historia y en particular desde el golpe de estado, los movimientos sociales en Brasil, sabrán enfrentar esta etapa de su historia y prevalecerán ante los intentos de la ultraderecha de apagar las luchas y rebeldías.
Saludamos las masivas movilizaciones que se han realizado en Haití denunciando el desfalco de los fondos de Petrocaribe apropiado por el actual y los anteriores gobiernos. Expresamos nuestro apoyo al pueblo haitiano ante la represión gubernamental y reconocemos la fortaleza de un pueblo que ha enfrentado la intervención norteamericana y la ocupación militar disfrazada de una misión militar supuestamente “humanitaria”. Jamás la humanidad se reconoce y respeta desde la punta de las bayonetas.
Expresamos nuestro apoyo y reconocimiento a la Revolución Bolivariana de Venezuela que, a partir del Comandante Chávez y ahora continuada por el Presidente obrero Nicolás Maduro Moros, se han constituido en un bastión de la esperanza de los Pueblos del continente. Exigimos que cesen las agresiones y amenazas del gobierno de Estados Unidos hacia la Venezuela Bolivariana y los ataques de los gobiernos y funcionarios lacayos del continente que en la OEA y otras instancias internacionales se han convertido en comparsas de los intereses norteamericanos. Saludamos los triunfos y avances del Pueblo Venezolano y nuestra irrestricta solidaridad hacia el proyecto bolivariano impulsado por el pueblo y gobierno de la República Bolivariana de Venezuela.
Como organizaciones sociales de los pueblos mesoamericanos expresamos al heróico pueblo y gobierno revolucionario cubano nuestro compromiso de hacer propia la lucha continental contra el criminal, ilegal e inhumano bloqueo económico, financiero y comercial impuesto arbitraria y extraterritorialmente por el imperialismo norteamericano. Las resoluciones de condena emitidas por las últimas 26 asambleas generales de las Naciones Unidas evidencian el rechazo y repudio de la comunidad mundial contra esta política de agresión sistemática y permanente contra el pueblo cubano. Demandamos a los gobiernos de los Estados Mesoamericanos que en forma unánime respalden el proyecto de resolución contra el bloqueo a ser presentado nuevamente por Cuba, en la próxima asamblea general de la ONU el próximo miércoles 31 de Octubre.
Nos solidarizamos con la lucha del pueblo guatemalteco y sus organizaciones y exigimos el esclarecimiento y justicia para los alrededor de veinte líderes y activistas indígenas y campesinos, hombres y mujeres, que han sido asesinados de junio de este año a la fecha.
Compartimos la expectativa del pueblo mexicano por un giro radical de las políticas neoliberales ensayadas por los anteriores gobiernos;
Acompañamos al pueblo colombiano en la búsqueda de la paz con justicia social que garantice una vida digna para nuestras hermanas y hermanos y nos solidarizamos ante el asesinato de 120 líderes que ha sucedido a lo largo de este año.
Al tiempo que rechazamos cualquier intervención extranjera, apoyada por la oligarquía local, reafirmamos nuestro apoyo a los anhelos de paz del pueblo nicaragüense y al derecho de forjarse su propio destino, así como a construir una sociedad basada en la visión de Sandino y Carlos Fonseca.
Nos encontramos en la resistencia heróica del pueblo palestino que sigue porfiando en su lucha por recuperar de territorios históricos y por el derecho a la autodeterminación nacional. Condenamos el genocidio a que han sido sometidas y sometidos por los sionistas israelíes y el imperialismo estadounidense y europeo.
Exigimos el retiro de las tropas estadounidenses y de los ejércitos terroristas de Siria, el Medio Oriente y el Norte de África auspiciados, entre otros, por Arabia Saudita y demás potencias europeas.
Reconocemos y acompañamos la lucha justa del pueblo salvadoreño que se encuentra resistiendo ante el riesgo del despojo de sus recursos comunitarios, territoriales y particularmente en defensa del agua; así mismo rechazamos la criminalización de los derechos sexuales y reproductivos que enfrentan nuestras hermanas salvadoreñas.
Nos solidarizamos con la tragedia humana generada en Honduras por el gobierno impostor y fascista encabezado por Juan Orlando Hernández que obliga a miles de hermanas y hermanos a huir de nuestra Matria/Patria, de la extrema pobreza, de la inseguridad, de la criminalización de las y los defensoras y defensores de DDHH y de los territorios, de la persecución y asesinato de dirigentes de los pueblos originarios y del movimiento campesino. Exigimos la libertad inmediata de los presos políticos de nuestra región. Demandamos que se esclarezcan los crímenes y tortura cometidos contra nuestros pueblos y las y los luchadores sociales.
Asumimos el compromiso colectivo de articular nuestras luchas, esfuerzos y acciones en el territorio mesoamericano y nos autoconvocamos a un próximo encuentro a desarrollarse durante el primer semestre del año 2019 en la hermana república de México.
¡Nos declaramos en rebeldía por la defensa de nuestra soberanía, por nuestros cuerpos, nuestras mentes y por el respeto a nuestro derecho a decidir el destino de nuestra Mesoamérica, Nuestra Abya Yala, Nuestra América¡
27 de octubre de 2018
Universidad Nacional Autónoma de Honduras, Tegucigalpa, Honduras, Mesoamérica
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