Por Giorgio Trucchi - Rel-UITA
Faltan dos días para unas “elecciones” que, hasta el momento, sólo cuatro países en el mundo –Estados Unidos, Perú, Panamá y Colombia –parecen estar dispuestos a reconocer como legítimas. Mientras el gobierno de facto despliega más de 30 mil efectivos del Ejército y Policía en todo el país y llama a miles de reservistas del Ejército para resguardar el proceso electoral, el Frente Nacional Contra el Golpe de Estado sigue con su llamado a la población para que desconozca el voto, denuncia la sistemática violación a los derechos humanos y se prepara para una nueva etapa de lucha.
“En estos últimos días hemos asistido a un incremento de la represión por parte del gobierno de facto y a una verdadera militarización del país –advierte Porfirio Ponce, vicepresidente del Sindicato de Trabajadores de la Industria de la Bebida y Similares (STIBYS) y miembro del Frente Nacional Contra el Golpe de Estado–.
Se ha preparado un Plan de Contingencia en los hospitales sacando a los pacientes que no están bien recuperados para dejar las camas libres, y en las principales carreteras del país han puesto una gran cantidad de retenes militares: de San Pedro Sula a la capital, que son aproximadamente 4-5 horas, hay por ejemplo 14 retenes.
Hay incursiones del Ejército y la Policía en las colonias de la capital, sobre todo donde la Resistencia está más organizada, y siguen las detenciones. Los dirigentes de la Resistencia han recibido amenazas directas, así como buena parte de la población que no quiere reconocer este proceso. Sin embargo –continuó Ponce– vamos a seguir con nuestras actividades hasta el día sábado 28 de noviembre y por supuesto después de este circo político”.
Para el dirigente sindical la del domingo será una farsa electoral que se desarrollará en el marco de un golpe de Estado que lamentablemente no se ha podido revertir, y que marcará el inicio de una nueva fase de la lucha del pueblo hondureño. Una derrota parcial que abre la puerta a una nueva y necesaria etapa de lucha política.
“Vamos a iniciar una nueva fase de organización y necesariamente vamos a tener que cambiar nuestra estrategia, porque después de las elecciones vamos a entrar a un nuevo escenario, a otra coyuntura.
Como organizaciones que conformamos la Resistencia –explicó Ponce– habrá que analizar esta nueva situación y decidir las nuevas medidas y acciones, y en su momento, después de una amplia reunión que estamos preparando, las vamos a dar a conocer al pueblo.
Estos cinco meses de golpe de Estado nos han dejado la sangre de compañeras y compañeros asesinados, la involución de todos los avances logrados en los últimos años, pero también un proceso en el que las diferentes organizaciones populares y sindicales nos hemos juntado, y ahora nos falta unificarnos para esta nueva etapa de la lucha”, aseveró.
No se pudo revertir el golpe
También para el analista político Gustavo Irías, “estas serán elecciones atípicas, con un Presidente constitucional prácticamente encarcelado y sin ninguna posibilidad de ser un evento de competencia libre y transparente.
Además, sin la participación del Frente Nacional Contra el Golpe de Estado estas elecciones no pueden constituir una salida verdaderamente sostenible a la crisis. Estamos frente a dos proyectos muy diferentes de sociedad. Un proyecto que busca defender esta democracia tradicional que no ha significado mayores beneficios para la mayoría de la población, y el otro que busca una profundización de una democracia participativa.
En este sentido -continuó Irías– hay que reconocer que no se pudo lograr revertir el golpe de Estado y que estamos ante un proceso electoral en el marco de un gobierno de facto que consolida el golpe mismo.
Esto es algo que la Resistencia tiene que tomar en cuenta para plantearse una nueva fase de lucha, para construir un frente amplio político que lleve adelante un programa que apunte al restablecimiento de la democracia en el país, que levante las grandes reivindicaciones sociales y que pueda asegurar que Honduras se reinserte de forma real al circuito democrático mundial.
Es obvio –concluyó el analista político– que se necesitará de un periodo de transición en el que la Resistencia deberá aprovechar de todo el acumulado político y social de esta experiencia de lucha, que sin lugar a dudas es un hecho histórico y un hito para el país”.
Mientras comienzan a llegar los pocos observadores que se han acreditado, en su mayoría miembros de organizaciones de la extrema derecha internacional, y el presidente Manuel Zelaya sigue con su llamado a la comunidad internacional para que no reconozca el resultado de esta farsa, el papel ambiguo de la administración Obama queda cada día más al descubierto, desencadenando reacciones adversas en gobiernos de la región.
El día 25 de noviembre, el asesor de política exterior del presidente brasileño Luiz Inácio “Lula” da Silva, declaró públicamente que Estados Unidos “arriesga a tensar las relaciones con gran parte de América Latina si se reconoce la elección presidencial en Honduras”.
“En estos últimos días hemos asistido a un incremento de la represión por parte del gobierno de facto y a una verdadera militarización del país –advierte Porfirio Ponce, vicepresidente del Sindicato de Trabajadores de la Industria de la Bebida y Similares (STIBYS) y miembro del Frente Nacional Contra el Golpe de Estado–.
Se ha preparado un Plan de Contingencia en los hospitales sacando a los pacientes que no están bien recuperados para dejar las camas libres, y en las principales carreteras del país han puesto una gran cantidad de retenes militares: de San Pedro Sula a la capital, que son aproximadamente 4-5 horas, hay por ejemplo 14 retenes.
Hay incursiones del Ejército y la Policía en las colonias de la capital, sobre todo donde la Resistencia está más organizada, y siguen las detenciones. Los dirigentes de la Resistencia han recibido amenazas directas, así como buena parte de la población que no quiere reconocer este proceso. Sin embargo –continuó Ponce– vamos a seguir con nuestras actividades hasta el día sábado 28 de noviembre y por supuesto después de este circo político”.
Para el dirigente sindical la del domingo será una farsa electoral que se desarrollará en el marco de un golpe de Estado que lamentablemente no se ha podido revertir, y que marcará el inicio de una nueva fase de la lucha del pueblo hondureño. Una derrota parcial que abre la puerta a una nueva y necesaria etapa de lucha política.
“Vamos a iniciar una nueva fase de organización y necesariamente vamos a tener que cambiar nuestra estrategia, porque después de las elecciones vamos a entrar a un nuevo escenario, a otra coyuntura.
Como organizaciones que conformamos la Resistencia –explicó Ponce– habrá que analizar esta nueva situación y decidir las nuevas medidas y acciones, y en su momento, después de una amplia reunión que estamos preparando, las vamos a dar a conocer al pueblo.
Estos cinco meses de golpe de Estado nos han dejado la sangre de compañeras y compañeros asesinados, la involución de todos los avances logrados en los últimos años, pero también un proceso en el que las diferentes organizaciones populares y sindicales nos hemos juntado, y ahora nos falta unificarnos para esta nueva etapa de la lucha”, aseveró.
No se pudo revertir el golpe
También para el analista político Gustavo Irías, “estas serán elecciones atípicas, con un Presidente constitucional prácticamente encarcelado y sin ninguna posibilidad de ser un evento de competencia libre y transparente.
Además, sin la participación del Frente Nacional Contra el Golpe de Estado estas elecciones no pueden constituir una salida verdaderamente sostenible a la crisis. Estamos frente a dos proyectos muy diferentes de sociedad. Un proyecto que busca defender esta democracia tradicional que no ha significado mayores beneficios para la mayoría de la población, y el otro que busca una profundización de una democracia participativa.
En este sentido -continuó Irías– hay que reconocer que no se pudo lograr revertir el golpe de Estado y que estamos ante un proceso electoral en el marco de un gobierno de facto que consolida el golpe mismo.
Esto es algo que la Resistencia tiene que tomar en cuenta para plantearse una nueva fase de lucha, para construir un frente amplio político que lleve adelante un programa que apunte al restablecimiento de la democracia en el país, que levante las grandes reivindicaciones sociales y que pueda asegurar que Honduras se reinserte de forma real al circuito democrático mundial.
Es obvio –concluyó el analista político– que se necesitará de un periodo de transición en el que la Resistencia deberá aprovechar de todo el acumulado político y social de esta experiencia de lucha, que sin lugar a dudas es un hecho histórico y un hito para el país”.
Mientras comienzan a llegar los pocos observadores que se han acreditado, en su mayoría miembros de organizaciones de la extrema derecha internacional, y el presidente Manuel Zelaya sigue con su llamado a la comunidad internacional para que no reconozca el resultado de esta farsa, el papel ambiguo de la administración Obama queda cada día más al descubierto, desencadenando reacciones adversas en gobiernos de la región.
El día 25 de noviembre, el asesor de política exterior del presidente brasileño Luiz Inácio “Lula” da Silva, declaró públicamente que Estados Unidos “arriesga a tensar las relaciones con gran parte de América Latina si se reconoce la elección presidencial en Honduras”.
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