El gobierno golpista decreta estado de sitio en las fronteras
Los movimientos populares paralizan el país
por Giorgio Trucchi - Rel-UITA
El presidente legítimo de Honduras comenzó su viaje hacia la frontera escoltado por un fuerte contingente de la Policía nicaragüense, el canciller venezolano Nicolás Maduro y decenas de medios nacionales e internacionales.
Primera etapa: la histórica ciudad de Estelí, en el norte de Nicaragua, cuna de la insurrección sandinista contra la dictadura de los Somoza. En Honduras, los movimientos populares paralizaron el país con tomas de carreteras y de edificios públicos, mientras centenares de personas se desplazaban hacia la frontera con Nicaragua.
En medio de fuertes medidas de seguridad, el presidente Manuel Zelaya Rosales decidió dejar atrás el fracaso del proceso de mediación fuertemente impulsado por Estados Unidos y burdamente boicoteado por el régimen de facto de Roberto Micheletti, y emprendió su viaje de regreso a Honduras.
Una larga caravana de vehículos se desplazó hacia el norte de Nicaragua llegando a la ciudad de Estelí cuando ya era noche.
“Ya recorrimos 150 kilómetros y faltan otros 165 que vamos a recorrer mañana, 24 de julio –dijo el presidente Zelaya en una rueda de prensa improvisada después de su llegada a Estelí–.
Estamos en contacto permanente con el secretario de la OEA, José Miguel Insulza, con Presidentes y Cancilleres de varios países de América Latina, y obviamente con los amigos de Honduras.
Los golpistas –continuó Zelaya– pensaron hacer como durante los golpes de hace 40 años, pero aquí hay un pueblo despierto que sabe pelear por su garantía, como es la garantía de la vida institucional, de la democracia. Si quieren seguir manteniendo un régimen con la bayoneta calada y con los rifles, creo que debemos hacer un llamado a las Fuerzas Armadas para que rectifiquen.
Hablo especialmente a los soldados que son del pueblo, porque los rifles sirven para defender al pueblo y no para amenazarlo. Lo que vamos a hacer mañana es defender la democracia y legitimar mi derecho a regresar a mi país”, dijo el presidente de Honduras.
El regreso de Zelaya ha despertado mucha expectativa entre la población hondureña que ha comenzado un verdadero peregrinaje hacia la frontera con Nicaragua, denunciando al mismo tiempo una fuerte movilización de contingentes de la Policía y del Ejército para impedir el ingreso de Zelaya a territorio hondureño, y un sinnúmero de retenes para impedir que la gente circule libremente.
“Salí hoy de Tegucigalpa rumbo a la frontera con Nicaragua y encontré por lo menos siete retenes de la Policía y del Ejército para impedir que la gente llegue a esperar a su Presidente –contó René Amador, miembro del Frente Nacional Contra el Golpe de Estado–.
Paraban los buses, registraban a la gente e impedían el paso a todos los que se dirigían hacia la frontera. Aquí el problema no es tanto el personal de migración, sino los propios militares que están violentando el derecho a la libre circulación. Hasta nos dijeron que la frontera va a estar cerrada hasta el sábado.
Al final –continuó Amador– logramos pasar, y entrando a Nicaragua me sentí muy libre, porque en este momento Honduras es una cárcel. La situación en la frontera es terrible, con una fuerte presencia del Ejército; sin embargo, la gente está decidida a movilizarse de cualquier forma”, concluyó mientras distribuía el periódico del Frente Nacional Contra el Golpe de Estado a los diferentes medios que esperaban afuera del hotel donde estaba hospedado el presidente Manuel Zelaya.
Los movimientos sociales paralizan el país
En víspera del posible regreso del presidente Zelaya, las organizaciones sociales y sindicales emprendieron su día 26 de lucha constante, con tomas de carreteras en todo el país y el llamado a un paro nacional del sector público decretado por las tres principales centrales sindicales.
“El país entero está paralizado –contó a Sirel el coordinador del Bloque Popular y líder histórico del movimiento sindical, Juan Barahona–.
Hay un paro general en todas las instituciones del Estado y las carreteras están bloqueadas a nivel nacional. La resistencia sigue. El llamado de las tres centrales sindicales ha sido efectivo y la gente ha dado una respuesta contundente contra el golpe de Estado.
Desde el miércoles 22 de julio la gente se está movilizando hacia la frontera con Nicaragua, y esto a pesar de los retenes del Ejército y de la represión. La expectativa por la llegada del presidente Zelaya es muy fuerte”, aseveró el líder sindical.
Con respecto al fracaso del proceso de mediación, Barahona dijo que era algo que se esperaba, porque “la propuesta plasmada en el Acuerdo de San José favorecía solamente a los golpistas”.
Rumbo a Honduras
El presidente Manuel Zelaya comunicó a los periodistas que lo acompañan que posiblemente hoy, 24 de julio, se acercará aún más a la frontera, visitando las ciudades norteñas de Ocotal y Somoto. La entrada por algún lugar podría efectuarse durante la jornada del sábado 25.
“No le temo a lo que me pueda pasar –dijo Zelaya–, aunque sé que estoy en peligro. Estoy dispuesto a hacer el esfuerzo y el sacrificio, porque Honduras necesita cambios. Cuando una persona se quiere meter a la política tiene dos caminos: el primero es acomodarse con la clase gobernante, con los poderosos, con los mañosos y vive tranquilo, como un rey, pero sin corona porque el pueblo lo va a rechazar.
Si, al contrario, el político quiere hacer cambios y tiene miedo de que lo persigan, de que lo echen preso, de que lo chantajeen, entonces es mejor que no se meta a la política. La política es para procurar transformaciones. En Honduras hay crisis y yo he buscado salidas y soluciones a ella”, concluyó.
Los movimientos populares paralizan el país
por Giorgio Trucchi - Rel-UITA
El presidente legítimo de Honduras comenzó su viaje hacia la frontera escoltado por un fuerte contingente de la Policía nicaragüense, el canciller venezolano Nicolás Maduro y decenas de medios nacionales e internacionales.
Primera etapa: la histórica ciudad de Estelí, en el norte de Nicaragua, cuna de la insurrección sandinista contra la dictadura de los Somoza. En Honduras, los movimientos populares paralizaron el país con tomas de carreteras y de edificios públicos, mientras centenares de personas se desplazaban hacia la frontera con Nicaragua.
En medio de fuertes medidas de seguridad, el presidente Manuel Zelaya Rosales decidió dejar atrás el fracaso del proceso de mediación fuertemente impulsado por Estados Unidos y burdamente boicoteado por el régimen de facto de Roberto Micheletti, y emprendió su viaje de regreso a Honduras.
Una larga caravana de vehículos se desplazó hacia el norte de Nicaragua llegando a la ciudad de Estelí cuando ya era noche.
“Ya recorrimos 150 kilómetros y faltan otros 165 que vamos a recorrer mañana, 24 de julio –dijo el presidente Zelaya en una rueda de prensa improvisada después de su llegada a Estelí–.
Estamos en contacto permanente con el secretario de la OEA, José Miguel Insulza, con Presidentes y Cancilleres de varios países de América Latina, y obviamente con los amigos de Honduras.
Los golpistas –continuó Zelaya– pensaron hacer como durante los golpes de hace 40 años, pero aquí hay un pueblo despierto que sabe pelear por su garantía, como es la garantía de la vida institucional, de la democracia. Si quieren seguir manteniendo un régimen con la bayoneta calada y con los rifles, creo que debemos hacer un llamado a las Fuerzas Armadas para que rectifiquen.
Hablo especialmente a los soldados que son del pueblo, porque los rifles sirven para defender al pueblo y no para amenazarlo. Lo que vamos a hacer mañana es defender la democracia y legitimar mi derecho a regresar a mi país”, dijo el presidente de Honduras.
El regreso de Zelaya ha despertado mucha expectativa entre la población hondureña que ha comenzado un verdadero peregrinaje hacia la frontera con Nicaragua, denunciando al mismo tiempo una fuerte movilización de contingentes de la Policía y del Ejército para impedir el ingreso de Zelaya a territorio hondureño, y un sinnúmero de retenes para impedir que la gente circule libremente.
“Salí hoy de Tegucigalpa rumbo a la frontera con Nicaragua y encontré por lo menos siete retenes de la Policía y del Ejército para impedir que la gente llegue a esperar a su Presidente –contó René Amador, miembro del Frente Nacional Contra el Golpe de Estado–.
Paraban los buses, registraban a la gente e impedían el paso a todos los que se dirigían hacia la frontera. Aquí el problema no es tanto el personal de migración, sino los propios militares que están violentando el derecho a la libre circulación. Hasta nos dijeron que la frontera va a estar cerrada hasta el sábado.
Al final –continuó Amador– logramos pasar, y entrando a Nicaragua me sentí muy libre, porque en este momento Honduras es una cárcel. La situación en la frontera es terrible, con una fuerte presencia del Ejército; sin embargo, la gente está decidida a movilizarse de cualquier forma”, concluyó mientras distribuía el periódico del Frente Nacional Contra el Golpe de Estado a los diferentes medios que esperaban afuera del hotel donde estaba hospedado el presidente Manuel Zelaya.
Los movimientos sociales paralizan el país
En víspera del posible regreso del presidente Zelaya, las organizaciones sociales y sindicales emprendieron su día 26 de lucha constante, con tomas de carreteras en todo el país y el llamado a un paro nacional del sector público decretado por las tres principales centrales sindicales.
“El país entero está paralizado –contó a Sirel el coordinador del Bloque Popular y líder histórico del movimiento sindical, Juan Barahona–.
Hay un paro general en todas las instituciones del Estado y las carreteras están bloqueadas a nivel nacional. La resistencia sigue. El llamado de las tres centrales sindicales ha sido efectivo y la gente ha dado una respuesta contundente contra el golpe de Estado.
Desde el miércoles 22 de julio la gente se está movilizando hacia la frontera con Nicaragua, y esto a pesar de los retenes del Ejército y de la represión. La expectativa por la llegada del presidente Zelaya es muy fuerte”, aseveró el líder sindical.
Con respecto al fracaso del proceso de mediación, Barahona dijo que era algo que se esperaba, porque “la propuesta plasmada en el Acuerdo de San José favorecía solamente a los golpistas”.
Rumbo a Honduras
El presidente Manuel Zelaya comunicó a los periodistas que lo acompañan que posiblemente hoy, 24 de julio, se acercará aún más a la frontera, visitando las ciudades norteñas de Ocotal y Somoto. La entrada por algún lugar podría efectuarse durante la jornada del sábado 25.
“No le temo a lo que me pueda pasar –dijo Zelaya–, aunque sé que estoy en peligro. Estoy dispuesto a hacer el esfuerzo y el sacrificio, porque Honduras necesita cambios. Cuando una persona se quiere meter a la política tiene dos caminos: el primero es acomodarse con la clase gobernante, con los poderosos, con los mañosos y vive tranquilo, como un rey, pero sin corona porque el pueblo lo va a rechazar.
Si, al contrario, el político quiere hacer cambios y tiene miedo de que lo persigan, de que lo echen preso, de que lo chantajeen, entonces es mejor que no se meta a la política. La política es para procurar transformaciones. En Honduras hay crisis y yo he buscado salidas y soluciones a ella”, concluyó.
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