jueves, 2 de mayo de 2019

La transición intrasistémica global y la guerra multidimensional contra Venezuela

Por Simona V. Yagenova | ALAI

1.  Nuestra Patria Grande, latinoamericana y caribeña, se encuentra ante una nueva disyuntiva histórica que potencialmente tendrá impactos aún más destructivos que la época de las dictaduras militares y la imposición de las políticas neoliberales. Se trata de un cambio de época derivado de una confluencia de factores geoestratégicos globales con sus respectivos impactos regionales, que tiene un carácter estructural transicional intrasistémica.

2.    Se trata de una transición económica, política, socio-cultural y ecológica en cuyo marco se desarrolla y acentúa la disputa por quienes aspiran a controlar las reglas o pautas de esta transición. Un nuevo modelo civilizatorio que rompe con la lógica del capital y está basado en la defensa de la vida, los bienes naturales y el bien común de la Humanidad, defendido por millones de habitantes de este planeta, carece aún de suficiente fuerza y definiciones para imponerse. En este contexto de disputa, el imperio ha desatado una ofensiva multi-escala y desde distintas esferas, tanto en contra del sistema de derecho internacional, el multilateralismo, países que defienden un mundo multipolar y amenazan su hegemonía económica-política y militar para impedir, al costo de lo que sea, que la transición estructural intrasistémica lo relegue a una posición subordinada en el escenario geoestratégico global debilitando su histórica capacidad de imponer su dominio unilateralmente. Esta ofensiva está añadiendo enorme tensión a un escenario global ya en sí profundamente complejizado por las múltiples crisis que están dialécticamente interrelacionadas, propio de los periodos históricos de transición sistémicos.


3.    Es en este marco que se actualiza y readecúa la estrategia intervencionista del Imperio contra América Latina y el Caribe, y se despliega una vil e ilegal guerra multidimensional contra la República Bolivariana de Venezuela. El régimen trumpista dirige abiertamente los operativos de desestabilización, intentos de golpe de Estado, boicot y guerra económica, coordinando el tejido intervencionista de los gobiernos lacayos de la región aglutinados en el Grupo de Lima. Es importante entender que lo que está en marcha es la redefinición estratégica de la relación EEUU-América Latina/Caribe en el marco de la transición sistémica global. La ofensiva imperial actual entraña un perverso plan de reconfigurar el territorio latinoamericano y caribeño para apropiarse de los bienes estratégicos desde una lógica de neo-colonización y anexión, que pretende viabilizar mediante una compleja estrategia de dominio ideológico, control social y territorial, profundizar la dependencia económica, resquebrajar los procesos de integración horizontales y autónomos, el despliegue de operativos militares, implementar un nuevo Plan Cóndor que permitiría esfuerzos coordinados regionales para debilitar a las fuerzas de izquierda y movimientos sociales, así como intervenir en los procesos eleccionarios nacionales para garantizar la victoria política de sus operadores políticos.

4.    El despliegue de la densa guerra multidimensional contra Venezuela dirigido por Washington no tiene precedentes históricos. Es una estrategia multi-escala que consiste en intentos de golpes de Estado, medidas de ahorcamiento económico, el aislamiento internacional, la guerra mediática, operaciones encubiertas de tipo paramilitar, la guerra psicológica, sabotajes a la infraestructura y ataques contra el sistema eléctrico, el robo descarado de los bienes del Estado de Venezuela ubicado en los bancos internacionales, el boicot a la importación de alimentos, insumos estratégicos para la atención de salud, acompañados de una creciente agresión verbal que amenaza permanentemente con una intervención militar. Se ha despojado a Venezuela de más de 21,000 millones de dólares mediante el robo descarado y el boicot económico, practicas neocoloniales despiadados que constituyen una amenaza sin precedentes para los pueblos del mundo que se atreven a cuestionar la hegemonía imperial y construir un orden mundial distinto.

5.    Pero el bravo pueblo revolucionario de la República Bolivariana de Venezuela está de pie, defendiendo la Revolución y a Nicolás Maduro. Ha derrotado una y otra vez las maniobras golpistas e intervencionistas dando un ejemplo maravilloso de dignidad y coherencia. Es un pueblo que se formó políticamente durante el proceso revolucionario, un pueblo convertido en sujeto, que ha entendido perfectamente las nefastas consecuencias de una posible contrarrevolución impuesta por el imperio. Venezuela no se rendirá jamás ante la despiadada guerra multidimensional que está en marcha.

6.    La República Bolivariana de Venezuela no está sola, cuenta con importantes soportes internacionales, especialmente de Rusia y China, quienes se han convertido en escudos protectores ante la posible agresión militar de los EEUU. Esto es así, porque saben perfectamente que la actual ofensiva contra Venezuela es un ataque directo contra el mundo multipolar, de los cuales son artificios y pilares fundamentales. La disputa por la direccionalidad de la transición intrasistémica global se despliega hoy en Venezuela, lo que permitirá entender porque en torno a esta guerra multidimensional se articulan capitales, fuerzas políticas y países ajenos a la región.

7.    Las fuerzas políticas democráticas, de izquierda y los movimientos sociales de la nuestra AméFrica enfrentan a corto plazo un escenario sumamente complejo, que requiere urgentes debates y [re]definiciones estratégicas. Por un lado, deben enfrentar y tratar de contener las políticas de los gobiernos de derecha y ultraderecha que amenazan derechos conquistados, empobrecen, despojan y criminalizan a las luchas sociales; cierran espacios políticos democráticos y se subordinan a los directrices imperiales; así como articular fuerzas socio-políticas de izquierda para retomar control de los Estados mediante procesos electorales o procesos destituyentes.
 
8.   Los Estados aún constituyen un eslabón estratégico fundamental en la disputa por la direccionalidad de la transición geoestratégica sistémica global. Desde allí, se puede contribuir a: desmontar los mecanismos de dominación imperial en el ámbito del sistema económico-financiero internacional, promover la defensa del multilateralismo, el respeto al derecho internacional, promover procesos de integraciones económicas horizontales y autónomas, implementar modelos económicos-políticos realmente democráticos y emancipatorios y redefinir los términos de la relación con EEUU. Hoy más que nunca es importante que las fuerzas socio-políticas de la izquierda retomen la iniciativa, actualicen sus estrategias, y ganen elecciones.

9.    Mientras se reconfigure el escenario político latinoamericano es una responsabilidad ética-política robustecer la solidaridad activa y permanente con la República Bolivariana de Venezuela y con Cuba, heroicos ejemplos de dignidad, coherencia revolucionaria, solidaridad y prácticas políticas antiimperialistas.


Fuente: ALAI



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