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Comunidades campesinas en alerta roja. Abel Lara, presidente de CONFRAS, y el economista César Villalona advierten de los riesgos de este programa apoyado por el gobierno de los EEUU y de El Salvador
Giorgio Trucchi | Alba Sud / Rel-UITA
En septiembre de 2015 entró en vigor en El Salvador la segunda fase del Fondo del Milenio (Fomilenio II), un proyecto financiado por el gobierno de Estados Unidos por medio de la Corporación del Reto del Milenio (MCC, por sus siglas en inglés), que se propone reducir la pobreza a nivel nacional a través del crecimiento económico y el mejoramiento productivo. Fomilenio II impactará toda la franja costera del país y las comunidades de la zona han lanzado un grito de alerta que está siendo desoído.
El Proyecto Fomilenio II
La primera fase de Fomilenio se desarrolló entre 2006 y 2012 en la zona norte del país, con un aporte de 461 millones de dólares de parte del gobierno norteamericano. El proyecto se enfocó en las áreas de desarrollo humano, desarrollo productivo y conectividad vial. La Corporación del Reto del Milenio asegura que este proyecto benefició a unos 600 mil habitantes de 94 municipios.
Tras un complicado proceso de aprobación, durante el cual el país centroamericano tuvo que realizar reformas tanto a la Ley de Asocios Público-Privados (APP) como a la Ley contra el Lavado de Dinero y Activo, la MCC y el gobierno norteamericano decidieron financiar una segunda fase del proyecto: Fomilenio II.
La firma se llevó a cabo el 30 de septiembre de 2014 y Fomilenio II entró en vigor el 9 de septiembre de 2015. El total de la inversión será de 365,2 millones de dólares, de los cuales 277 millones serán aportados por la MCC y 88,2 millones por el gobierno salvadoreño. El proyecto, cuya implementación tendrá una duración de 5 años, involucrará a 104 municipios situados en la zona sur del país, en particular en la franja marino costera de El Salvador.
Con el objetivo de reducir la pobreza a través de un crecimiento económico sostenible, Fomilenio II tendrá tres componentes principales: clima de inversiones, capital humano e infraestructura logística. La idea de fondo es aumentar la competitividad de la economía nacional a través del mejoramiento del clima de inversión, el aumento de la productividad laboral y la reducción de costos de transporte y logística.
Entre las obras que se ejecutarán por medio de alianzas público-privadas se encuentra la ampliación a 4 carriles de la carretera Litoral, desde el aeropuerto Monseñor Óscar Arnulfo Romero hasta Zacatecoluca (24,2 kilómetros); mejoras en el pase fronterizo de El Amatillo; mejoras en 344 centros escolares de la franja marino costera y el fortalecimiento del sistema nacional de formación técnica profesional.
El Ministro de Turismo José Napoleón Duarte informó que, gracias a Fomilenio II, su cartera recibirá por medio del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) 25 millones de dólares para impulsar el turismo en la zona marino costero. En una entrevista brindada al portal web dinero.com.sv, Duarte aseguró que “la competitividad del país va a mejorar y tendremos oportunidades de vender mejor nuestro destino (…). Vamos a poder mostrar estar carreteras tan importantes y eso nos dará un crecimiento arriba del 10 por ciento en los próximos cuatro o cinco años, que va a impactar sobre todo en la zona costera o marina”.
El Salvador avanza en turismo
Con un gasto promedio de 590 dólares por persona, la cantidad de visitantes extranjeros y el ingreso de divisas por turismo marcaron un nuevo récord en El Salvador durante el año 2015. Según datos preliminares brindados por el Ministerio de Turismo (Mitur), el año pasado el sector turismo generó 1.160 millones de dólares, es decir el 4,7 por ciento más que el año anterior. También el número de visitantes creció del 4,6 por ciento, por un total que rozó los 2 millones.
Actualmente, el turismo mantiene un impacto muy significativo en la economía salvadoreña representando el 4,4 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) - era el 3,7 hace tan solo dos años – y genera casi 50 mil empleos formales. Y el objetivo para este año es incrementar en 3,9 por ciento el número de visitas, superar las 2 millones de personas y generar más empleo.
Para muchos, Fomilenio II representa una valiosa oportunidad para profundizar el proceso de lanzamiento turístico de El Salvador, con los ojos bien puestos en toda la franja marino costera. Esta situación ha despertado fuertes temores en las comunidades de la zona.
Fomilenio y TLC
“No podemos hablar del Fomilenio sin tomar en cuenta su relación profunda con el Tratado de Libre Comercio Estados Unidos, Centroamérica y República Dominicana (CAFTA-DR), contra el cual articulamos una fuerte resistencia a nivel regional, y el Plan Alianza para la Prosperidad del Triángulo Norte”, dijo a Alba Sud, Abel Lara, presidente de la Confederación de Federaciones de la Reforma Agraria Salvadoreña (Confras).
Contrariamente a lo que dice el informe oficial de la MMC, la primera fase del Fomilenio, principalmente la construcción de los 223 kilómetros de la Carretera Longitudinal del Norte, generó impactos graves en las comunidades campesinas y el medio ambiente. “Estamos hablando de una carretera donde no transitan los pobres sino el gran comercio transnacional, cuya construcción generó desplazamiento de familias y comunidades, destrucción de bosques y graves afectaciones al río Lempa. Los verdaderos beneficiarios de este proyecto fueron los grandes terratenientes y ganaderos. Es por eso que estamos viendo a esta nueva fase con mucha preocupación”, explicó Lara.
De acuerdo con el dirigente de la Confras, los tres componentes de Fomilenio II ocultarían varias “trampas”, principalmente cuando se habla de desarrollo turístico y desarrollo agropecuario. “El programa prevé fuertes inversiones para la construcción de complejos hoteleros, recreativos y residenciales, y la instalación de grandes cadenas hoteleras a lo largo de toda la franja costera. Hasta los programas educativos que impulsa Fomilenio II tienen la finalidad de capacitar a las y los jóvenes en hotelería. De esta manera podrán encontrar fácilmente trabajo, no importa las condiciones de sobreexplotación que deberán soportar”, señaló Lara.
Entre los principales impactos, el también coordinador del Movimiento Popular de Resistencia 12 de Octubre (MPR-12) indicó la destrucción de bosques salados (manglares), el despojo, acaparamiento y titulación ilegal de tierras y el desplazamiento de familias que viven alrededor de playas y esteros. “Ya hay siete cooperativas afiliadas a la Confras que están teniendo serios problemas legales con sus tierras. Están a punto de ser desalojadas tras enfrentarse a juicios amañados en los tribunales, que revierten de manera arbitraria los beneficios de la reforma agraria de los años 80”, dijo Abel Lara.
Para él, Fomilenio II podría convertirse en una verdadera trampa para el sector campesino. “Este programa abrirá las puertas a las transnacionales, las cuales no vienen al país para generar desarrollo, sino atraídas por los recursos naturales y las reservas de agua dulce que hay en estas zonas”, aseguró.
Narcotráfico y extractivismo
El dirigente gremial alertó también sobre intereses ocultos del crimen organizado y el narcotráfico. “Para nadie es un secreto que detrás de las grandes obras, en ese caso la construcción de grandes complejos turísticos y residenciales, se oculta el crimen organizado, el lavado de dinero proveniente del narcotráfico y la evasión de impuestos”, dijo.
El reconocido economista César Villalona avaló esta tesis. “Hay grupos poderosos, como el Grupo Agrisal y el Grupo Roble, que ya han dicho que van a llenar la costa de hoteles. Pero estos hoteles no son para turismo, porque las condiciones de inseguridad aún no lo permiten, sino para que siga fluyendo la droga hacia Estados Unidos. Estos complejos se construyen con el dinero proveniente del narcotráfico y la evasión de impuestos. Esto es muy peligroso para el futuro de la zona”, dijo Villalona a Alba Sud.
Ante esta situación, las comunidades campesinas y las cooperativas se están organizando. “Estamos dialogando con el gobierno para concientizar sobre los riesgos a los que nos estamos exponiendo. Asimismo estamos reuniéndonos con las familias de la zona costera, las estamos informando y capacitando sobre lo que de verdad va a ser Fomilenio II. Estamos tratando de crear una alianza con las organizaciones campesinas comunitarias de la zona, para poder contrarrestar este proyecto y demandar con fuerza el respeto del medio ambiente y la tierra. Vamos a defender nuestro territorio, nuestra hábitat”, dijo Lara.
Otro turismo es necesario
Confras apunta a un turismo local, donde las cooperativas puedan desarrollar un turismo agropecuario, amigable con el medio ambiente y respetuoso del hábitat. “Esto nos está dando un valor agregado muy grande en el involucramiento de las mujeres y los jóvenes cooperativistas del sector agropecuario. El turismo se está convirtiendo en una herramienta importante para que las y los jóvenes no abandonen su lugar de origen y contribuyan a su desarrollo”, explicó el presidente de la Confras.
Por el contrario, Lara se dijo convencido de que el turismo a gran escala tiene una relación directa con el modelo neoliberal que, a partir de los años 90, ha sacudido el continente latinoamericano. “Ese modelo de turismo solamente piensa en la generación de divisa y de empleo precarizado, donde sistemáticamente se violentan los derechos laborales y sindicales de las y los trabajadores. La fuerza de trabajo joven es explotada de forma inhumana, el capital que genera el turismo no se queda en el país y la mayoría de la materia prima que usa el sector turismo es importada. Definitivamente ese tipo de turismo no está pensado para el pueblo salvadoreño”, concluyó el dirigente social.
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