Desestabilizando procesos
Por GT | LINyM
Por GT | LINyM
Generar confusión en redes sociales y posicionar, con el apoyo determinante de los medios mainstream, un cúmulo de mentiras y verdades a medias como 'realidad objetiva' es una de las principales tareas de la derecha latinoamericana.
Los levantamientos populares de estos últimos meses contra las políticas neoliberales implementadas por gobiernos sumisos a los intereses de Estados Unidos y los organismos financieros internacionales, han sido objeto de una burda manipulación de parte de sectores de las sociedades latinoamericanas, que han implementado estrategias para criminalizar y desestabilizar gobiernos que no se pliegan a los intereses de Washington.
Lo hemos visto durante más de medio siglo en Cuba y más recientemente en Bolivia, Nicaragua y Venezuela. Equiparar los movimientos de oposición en estos países con los levantamientos populares de estas últimas semanas en Ecuador, Haití, Honduras y Chile, es una burda falacia en la que, muy a menudo, caen un sinnúmero de personas y organizaciones.
En días pasados, Carlos Fonseca Terán analizó a fondo esta situación. Escribe Fonseca Terán "las
políticas y el modelo contra el que protestan los manifestantes en unos
países, son precisamente las políticas y el modelo promovidos por las
fuerzas desestabilizadoras en los países donde ahora el poder está en
manos de los que antes protestaban y luchaban contra esas políticas y
ese modelo"
Y continúa "En el caso de los países con gobiernos de derecha las protestas son por reivindicaciones sociales, mientras en el caso de los países con gobiernos de izquierda lo que ha habido son actos desestabilizadores cuyo objetivo, de carácter eminentemente político, ha sido exclusivamente el derrocamiento de esos gobiernos. En resumen, las políticas y el modelo contra los que protestan los manifestantes en Ecuador, Chile, Honduras y Haití son los mismos que quieren imponer las fuerzas desestabilizadoras en Nicaragua, Venezuela y Bolivia".
Y continúa "En el caso de los países con gobiernos de derecha las protestas son por reivindicaciones sociales, mientras en el caso de los países con gobiernos de izquierda lo que ha habido son actos desestabilizadores cuyo objetivo, de carácter eminentemente político, ha sido exclusivamente el derrocamiento de esos gobiernos. En resumen, las políticas y el modelo contra los que protestan los manifestantes en Ecuador, Chile, Honduras y Haití son los mismos que quieren imponer las fuerzas desestabilizadoras en Nicaragua, Venezuela y Bolivia".
Más claro, imposible.
Para entrar más en detalles, aquí les dejo parte del texto de Fonseca Terán. Son tiempos convulsionados, de muchos engaños y confusión. Hay que ir más a fondo, desentrañando mentiras, desenmascarando a mentirosos y el papel que cumplen.
Nueva estrategia mediática de la derecha: ser chicha y limonada al mismo tiempo
(de Carlos Fonseca Terán)
Nueva estrategia mediática de la derecha: ser chicha y limonada al mismo tiempo
(de Carlos Fonseca Terán)
"Es notable el empeño mediático encaminado a equiparar los levantamientos populares en Chile, Ecuador, Haití y Honduras en contra de las políticas neoliberales de sus gobiernos y de un modelo socioeconómico y político que responde a los intereses del imperialismo norteamericano, con los episodios de desestabilización política vividos en Bolivia, Nicaragua y Venezuela, cuya finalidad ha sido derrocar a los gobiernos de esos países, y que han sido promovidos por fuerzas orientadas y patrocinadas por las agencias intervencionistas al servicio de esos mismos intereses a los que responde el modelo neoliberal defendido por los gobiernos de los cuatro primeros países mencionados.
Es decir, el empeño consiste en ignorar dos hechos irrebatibles: Primero, que las políticas y el modelo contra el que protestan los manifestantes en unos países son precisamente las políticas y el modelo promovidos por las fuerzas desestabilizadoras en los países donde ahora el poder está en manos de los que antes protestaban y luchaban contra esas políticas y ese modelo. Y segundo, que en el caso de los países con gobiernos de derecha las protestas son por reivindicaciones sociales, mientras en el caso de los países con gobiernos de izquierda lo que ha habido son actos desestabilizadores cuyo objetivo, de carácter eminentemente político, ha sido exclusivamente el derrocamiento de esos gobiernos. En resumen, las políticas y el modelo contra los que protestan los manifestantes en Chile, Ecuador, Haití y Honduras son los mismos que quieren imponer las fuerzas desestabilizadoras en Nicaragua, Venezuela y Bolivia.
Son muchos los hechos en los que se evidencia la diferencia entre una situación y otra, pero baste mencionar sólo tres:
- Primero, cuando hay levantamientos populares, todos los muertos son opositores, o sea, son producto de la represión, mientras que cuando hay campañas desestabilizadoras o lo que es igual, intentos de golpes de Estado, hay una similar cantidad de muertos en ambos bandos (opositores y partidarios de los gobiernos bajo ataque), o sea, no son producto de represión alguna, y significativamente en el caso de Nicaragua, todas las muertes de opositores fueron producto de enfrentamientos armados, mientras que una buena parte de las muertes de militantes sandinistas fueron producto de asesinatos selectivos cometidos en los tristemente célebres tranques de la muerte, en los que se secuestraba, se torturaba y se asesinaba, como quedó evidenciado en decenas de videos tomados por los mismos torturadores y viralizados en las redes sociales.
- Segundo, un hecho altamente significativo y simbólico. En los levantamientos populares se incendian los McDonald’s, como en Chile, mientras en las campañas desestabilizadoras se incendian las sedes de movimientos estudiantiles y de cooperativas, y se destruyen las universidades públicas, como en Nicaragua.
- Tercero, los levantamientos populares no tienen patrocinio externo, mientras los actos desestabilizadores son abiertamente patrocinados y promovidos por agencias tales como la USAID y la NED de Estados Unidos, que promueven lo que se conoce como golpes de Estado "suaves" contra gobiernos no afines a los intereses del imperialismo norteamericano.
Por increíble que parezca, el empeño en equiparar esas dos situaciones que, por el contrario, son opuestas entre sí, ya ha comenzado a surtir efecto en quienes repiten como loras las consignas promovidas por los que piensan en lugar de ellos, de modo que ha aparecido, en el convulso panorama político actual, un extraño espécimen que se caracteriza por no distinguir entre la causa e intereses de los oprimidos en lucha por su emancipación contra el poder de los opresores en ciertos países, y los intereses de los opresores, de los poderosos del mundo, opuestos a los oprimidos que han tomado el poder en otros países. Este espécimen se pronuncia alegremente a favor de los oprimidos en Chile, Ecuador, Haití y Honduras, que están contra el poder de los opresores, pero también se pronuncia a favor de los antiguos opresores en Bolivia, Nicaragua y Venezuela, que están contra el poder de los oprimidos que se emanciparon (...)
(...) El pueblo ecuatoriano, el pueblo chileno, el pueblo hondureño, el pueblo haitiano, no andan como los puchos (oposición) de Nicaragua, detrás de empresarios, curas y politiqueros en defensa de los intereses de estos grupos privilegiados o incluso, en muchos casos sin saber siquiera qué defienden, sino que luchan concretamente en contra de unas políticas de gobierno y un modelo socioeconómico y político (...) Los pueblos en lucha por sus derechos sólo logran sus objetivos cuando toman ellos el poder en sus propias manos, como sucedió en su momento en Cuba, Bolivia, Nicaragua y Venezuela. Pero cuando esto sucede, los opresores desplazados del poder continúan defendiendo sus intereses, apoyados por quienes aún tienen el poder mundial en sus manos.
(...) No se puede estar con los oprimidos que luchan contra el poder opresor y, al mismo tiempo, a favor de los antiguos opresores que lanzan ataques en contra de los oprimidos que se han emancipado tomando el poder en otros países. Es así de simple; no es cuestión de no ser chicha ni limonada (o sea, ni de izquierda, ni de derecha) o peor aún, ser al mismo tiempo chicha y limonada, creyendo que lo correcto es estar a favor de todo el que se oponga al gobierno que sea. Eso es propio de quienes no saben ni a favor de qué, ni en contra de qué están.
Pero los que tienen el poder mundial no se enredan, a diferencia de los zombis hipnotizados por ellos. Los poderosos, a diferencia de sus tontos útiles, saben que son chicha o son limonada. No se andan pronunciando como algunos de sus zombis, sin saber por qué ni para qué, a favor de todos los que se opongan a cualquier gobierno, sino sólo a favor de los que se oponen a gobiernos que están en manos de los pueblos que han triunfado en su lucha contra el poder opresor.
Por eso la OEA no hace sesión urgente por la represión en Ecuador o Chile, pero sí por las crisis políticas inducidas, cada una en su momento, en Nicaragua y Venezuela. Por eso Bachelet, cuyo padre fue víctima de los mismos militares que hoy se lanzan otra vez contra el pueblo, no dice 'esta boca es mía' frente a lo que está pasando en su propio país, Chile, donde hay decenas de manifestantes muertos, centenares de heridos y mujeres abusadas sexualmente por los infames carabineros, pero se pronuncia de inmediato contra el "uso desmedido de la fuerza" en Bolivia, donde no ha habido un solo muerto y donde las protestas no son por reivindicaciones sociales, sino en rechazo a los resultados electorales (...)
(...) En Cuba, Bolivia, Nicaragua y Venezuela los opresores, que perdieron el poder, lo quieren recuperar para volver a oprimir a nuestros pueblos, mientras en Chile, Ecuador, Haití y Honduras los oprimidos se rebelan frente al poder de los opresores, pero el máximo triunfo de esa rebelión sería que los oprimidos llegaran al poder para, desde ahí, reivindicar sus derechos y poner en práctica las ideas emancipadoras.
Es decir, el empeño consiste en ignorar dos hechos irrebatibles: Primero, que las políticas y el modelo contra el que protestan los manifestantes en unos países son precisamente las políticas y el modelo promovidos por las fuerzas desestabilizadoras en los países donde ahora el poder está en manos de los que antes protestaban y luchaban contra esas políticas y ese modelo. Y segundo, que en el caso de los países con gobiernos de derecha las protestas son por reivindicaciones sociales, mientras en el caso de los países con gobiernos de izquierda lo que ha habido son actos desestabilizadores cuyo objetivo, de carácter eminentemente político, ha sido exclusivamente el derrocamiento de esos gobiernos. En resumen, las políticas y el modelo contra los que protestan los manifestantes en Chile, Ecuador, Haití y Honduras son los mismos que quieren imponer las fuerzas desestabilizadoras en Nicaragua, Venezuela y Bolivia.
Son muchos los hechos en los que se evidencia la diferencia entre una situación y otra, pero baste mencionar sólo tres:
- Primero, cuando hay levantamientos populares, todos los muertos son opositores, o sea, son producto de la represión, mientras que cuando hay campañas desestabilizadoras o lo que es igual, intentos de golpes de Estado, hay una similar cantidad de muertos en ambos bandos (opositores y partidarios de los gobiernos bajo ataque), o sea, no son producto de represión alguna, y significativamente en el caso de Nicaragua, todas las muertes de opositores fueron producto de enfrentamientos armados, mientras que una buena parte de las muertes de militantes sandinistas fueron producto de asesinatos selectivos cometidos en los tristemente célebres tranques de la muerte, en los que se secuestraba, se torturaba y se asesinaba, como quedó evidenciado en decenas de videos tomados por los mismos torturadores y viralizados en las redes sociales.
- Segundo, un hecho altamente significativo y simbólico. En los levantamientos populares se incendian los McDonald’s, como en Chile, mientras en las campañas desestabilizadoras se incendian las sedes de movimientos estudiantiles y de cooperativas, y se destruyen las universidades públicas, como en Nicaragua.
- Tercero, los levantamientos populares no tienen patrocinio externo, mientras los actos desestabilizadores son abiertamente patrocinados y promovidos por agencias tales como la USAID y la NED de Estados Unidos, que promueven lo que se conoce como golpes de Estado "suaves" contra gobiernos no afines a los intereses del imperialismo norteamericano.
Por increíble que parezca, el empeño en equiparar esas dos situaciones que, por el contrario, son opuestas entre sí, ya ha comenzado a surtir efecto en quienes repiten como loras las consignas promovidas por los que piensan en lugar de ellos, de modo que ha aparecido, en el convulso panorama político actual, un extraño espécimen que se caracteriza por no distinguir entre la causa e intereses de los oprimidos en lucha por su emancipación contra el poder de los opresores en ciertos países, y los intereses de los opresores, de los poderosos del mundo, opuestos a los oprimidos que han tomado el poder en otros países. Este espécimen se pronuncia alegremente a favor de los oprimidos en Chile, Ecuador, Haití y Honduras, que están contra el poder de los opresores, pero también se pronuncia a favor de los antiguos opresores en Bolivia, Nicaragua y Venezuela, que están contra el poder de los oprimidos que se emanciparon (...)
(...) El pueblo ecuatoriano, el pueblo chileno, el pueblo hondureño, el pueblo haitiano, no andan como los puchos (oposición) de Nicaragua, detrás de empresarios, curas y politiqueros en defensa de los intereses de estos grupos privilegiados o incluso, en muchos casos sin saber siquiera qué defienden, sino que luchan concretamente en contra de unas políticas de gobierno y un modelo socioeconómico y político (...) Los pueblos en lucha por sus derechos sólo logran sus objetivos cuando toman ellos el poder en sus propias manos, como sucedió en su momento en Cuba, Bolivia, Nicaragua y Venezuela. Pero cuando esto sucede, los opresores desplazados del poder continúan defendiendo sus intereses, apoyados por quienes aún tienen el poder mundial en sus manos.
(...) No se puede estar con los oprimidos que luchan contra el poder opresor y, al mismo tiempo, a favor de los antiguos opresores que lanzan ataques en contra de los oprimidos que se han emancipado tomando el poder en otros países. Es así de simple; no es cuestión de no ser chicha ni limonada (o sea, ni de izquierda, ni de derecha) o peor aún, ser al mismo tiempo chicha y limonada, creyendo que lo correcto es estar a favor de todo el que se oponga al gobierno que sea. Eso es propio de quienes no saben ni a favor de qué, ni en contra de qué están.
Pero los que tienen el poder mundial no se enredan, a diferencia de los zombis hipnotizados por ellos. Los poderosos, a diferencia de sus tontos útiles, saben que son chicha o son limonada. No se andan pronunciando como algunos de sus zombis, sin saber por qué ni para qué, a favor de todos los que se opongan a cualquier gobierno, sino sólo a favor de los que se oponen a gobiernos que están en manos de los pueblos que han triunfado en su lucha contra el poder opresor.
Por eso la OEA no hace sesión urgente por la represión en Ecuador o Chile, pero sí por las crisis políticas inducidas, cada una en su momento, en Nicaragua y Venezuela. Por eso Bachelet, cuyo padre fue víctima de los mismos militares que hoy se lanzan otra vez contra el pueblo, no dice 'esta boca es mía' frente a lo que está pasando en su propio país, Chile, donde hay decenas de manifestantes muertos, centenares de heridos y mujeres abusadas sexualmente por los infames carabineros, pero se pronuncia de inmediato contra el "uso desmedido de la fuerza" en Bolivia, donde no ha habido un solo muerto y donde las protestas no son por reivindicaciones sociales, sino en rechazo a los resultados electorales (...)
(...) En Cuba, Bolivia, Nicaragua y Venezuela los opresores, que perdieron el poder, lo quieren recuperar para volver a oprimir a nuestros pueblos, mientras en Chile, Ecuador, Haití y Honduras los oprimidos se rebelan frente al poder de los opresores, pero el máximo triunfo de esa rebelión sería que los oprimidos llegaran al poder para, desde ahí, reivindicar sus derechos y poner en práctica las ideas emancipadoras.
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