Por La Jornada | Desinformemos
Los informes más recientes de la refriega entre normalistas de Ayotzinapa con policías federales y militares que intentaron desalojarlos de la carretera que va de Chilpancingo a Tixtla, hablan de 13 estudiantes detenidos y ya liberados sin cargos, y ocho ingresados en varios hospitales, dos de ellos con heridas de gravedad. Muchos de los jóvenes presentaban golpes en cara, manos y piernas.
Según esta versión, facilitada por los propios normalistas, no hay desaparecidos, lo que descarta la desaparición de 30, como se había informado en un principio.
Los informes más recientes de la refriega entre normalistas de Ayotzinapa con policías federales y militares que intentaron desalojarlos de la carretera que va de Chilpancingo a Tixtla, hablan de 13 estudiantes detenidos y ya liberados sin cargos, y ocho ingresados en varios hospitales, dos de ellos con heridas de gravedad. Muchos de los jóvenes presentaban golpes en cara, manos y piernas.
Según esta versión, facilitada por los propios normalistas, no hay desaparecidos, lo que descarta la desaparición de 30, como se había informado en un principio.
Hasta donde se ha informado, entre los detenidos se encuentran dirigentes estudiantiles de la Normal de Ayotzinapa, así como Ernesto Guerrero Cano, sobreviviente de los hechos de Iguala, ocurridos el 26 y 27 de septiembre del año 2014, que se encuentra grave por las lesiones que le hicieron los policías estatales.
Los hechos de violencia ocurrieron
luego de que estudiantes de la Normal de Ayotzinapa, que viajaban en unos siete buses, retuvieron una pipa de gas, que pretendieron
trasladarla a las instalaciones del plantel.
Minutos después, empezó la persecución desde el punto conocido como Tierras
Prietas, en Chilpancingo, hasta la caseta de cobro en Tixtla.
El ataque
Unos 250 normalistas en 7 autobuses habían llegado a la ciudad de Chilpancingo por la tarde. El ataque sucedió cuando iban de regreso hacia la Normal Isidro Burgos, por la carretera que une esa ciudad con Tixtla de Guerrero.
“Venían persiguiéndonos los federales, venían madreándonos los autobuses. Sin ninguna charla o arreglo atacaron a los dos autobuses que venían más atrás, les quebraron los cristales y les arrojaron adentro gases lacrimógenos. Le pegaron una patrulla en la puerta para que no se abriera y no pudieran salir” relata Ángel Suárez, uno de los estudiantes que estuvo presente en el ataque.
Los cinco autobuses que iban delante alcanzaron la caseta de Tixla en el interín del ataque a los dos rezagados. “En la caseta cortaban el paso patrullas de los federales. Un par de chavos se acercaron y quisieron arreglar con los de la caseta, pero cortaron cartucho y nos apuntaron, no tiraron, no llegaron a concretar”.
Los cerca de cien estudiantes que viajaban en los cinco autobuses de adelante, al ver el despliegue que implicó a uno 600 efectivos entre agentes de la policía federal, estatal, granaderos y el Ejército, huyeron hacia los lados de la carretera.
“En ese momento optamos por huir hacia los cerros. Los antimotines nos siguieron unos cincuenta metros pero no eran ágiles con el equipamiento. Caminamos durante unas tres horas hasta llegar a la Escuela. Algunos venían heridos, descalabrados, les faltaba el aire, ya venían madreándonos desde los autobuses. Me tocó ver a un chavo que agarraron le quitaron la ropa y lo golpearon, maniatado en el suelo. Tiraron balas de goma también.”
Cuenta Angel que hay grupos de padres de normalistas en procura de los estudiantes faltantes, así como de distintas organizaciones que se sumaron a la búsqueda en los alrededores de los montes de Tepoltzin. En la Normal se trabajará toda la noche chequeando listas y confirmando la información de los distintos hospitales de la zona.
“En la escuela estamos tranquilos pero alerta ante cualquier situación que se pueda generar. Fuimos atacados de manera brutal, sin piedad, salvajemente. Fue indignante ver esa situación pero vamos a seguir adelante. Aunque tengamos compas lastimados y que sea muy difícil la situación que estamos pasando ahorita, vamos a seguir. En vez de apagar el movimiento esto hace que nos de más fuerza”.
Unos 250 normalistas en 7 autobuses habían llegado a la ciudad de Chilpancingo por la tarde. El ataque sucedió cuando iban de regreso hacia la Normal Isidro Burgos, por la carretera que une esa ciudad con Tixtla de Guerrero.
“Venían persiguiéndonos los federales, venían madreándonos los autobuses. Sin ninguna charla o arreglo atacaron a los dos autobuses que venían más atrás, les quebraron los cristales y les arrojaron adentro gases lacrimógenos. Le pegaron una patrulla en la puerta para que no se abriera y no pudieran salir” relata Ángel Suárez, uno de los estudiantes que estuvo presente en el ataque.
Los cinco autobuses que iban delante alcanzaron la caseta de Tixla en el interín del ataque a los dos rezagados. “En la caseta cortaban el paso patrullas de los federales. Un par de chavos se acercaron y quisieron arreglar con los de la caseta, pero cortaron cartucho y nos apuntaron, no tiraron, no llegaron a concretar”.
Los cerca de cien estudiantes que viajaban en los cinco autobuses de adelante, al ver el despliegue que implicó a uno 600 efectivos entre agentes de la policía federal, estatal, granaderos y el Ejército, huyeron hacia los lados de la carretera.
“En ese momento optamos por huir hacia los cerros. Los antimotines nos siguieron unos cincuenta metros pero no eran ágiles con el equipamiento. Caminamos durante unas tres horas hasta llegar a la Escuela. Algunos venían heridos, descalabrados, les faltaba el aire, ya venían madreándonos desde los autobuses. Me tocó ver a un chavo que agarraron le quitaron la ropa y lo golpearon, maniatado en el suelo. Tiraron balas de goma también.”
Cuenta Angel que hay grupos de padres de normalistas en procura de los estudiantes faltantes, así como de distintas organizaciones que se sumaron a la búsqueda en los alrededores de los montes de Tepoltzin. En la Normal se trabajará toda la noche chequeando listas y confirmando la información de los distintos hospitales de la zona.
“En la escuela estamos tranquilos pero alerta ante cualquier situación que se pueda generar. Fuimos atacados de manera brutal, sin piedad, salvajemente. Fue indignante ver esa situación pero vamos a seguir adelante. Aunque tengamos compas lastimados y que sea muy difícil la situación que estamos pasando ahorita, vamos a seguir. En vez de apagar el movimiento esto hace que nos de más fuerza”.
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