A las 9:00 de la mañana de este 16 de septiembre, el joven artista plástico, Rigoberto Andrés Paredes Vélez de 28 años desayunó con su madre la escritora, Anarella Vélez Osejo. Minutos después en lo que parecía un día habitual de trabajo, decenas de medios de comunicación le exponían públicamente como el presunto responsable de la muerte del abogado Eduardo Montes (44).
Lo cierto es que para quienes conocían al joven la noticia no parecía tener sentido. “Si hay alguien que conozca a Rigo soy yo, quien lo vio crecer desde niño. Él nunca ha sido violento, jamás hubiera podido confrontar a alguien y menos de esa forma. Él era un artista, un creador. Mi hijo era un pacifista, somos gente pacífica”, fueron algunas de las expresiones de amigos y parientes muy cercanos al joven.
La brutal escena mostraba a un hombre ensangrentado asesinado en el 15 piso, de la Torre Uno, del exclusivo edificio Metrópolis, con al menos ocho puñaladas inferidas en su cuello y tórax.
Al filo de las 11:00 a.m., el acusado aparecía sin camisa frente a las cámaras portando un chaleco antibalas que le colocaron los agentes de la Policía Nacional. La misma Policía aseguró tener la “confesión”, luego que guardias de seguridad del edificio lo interceptaran.
En una rápida acción, una hora más tarde, la Policía Nacional presentó un presunto móvil “la venganza”. "Él -Rigoberto Paredes- confesó haber cometido el crimen y toda la evidencia lo incrimina", explicó el portavoz de la institución, Leonel Sauceda quien agregó que "el crimen sucedió en el piso 15 y los rastros llevaron hasta el piso cuatro, donde fue detenido el acusado".
Se trata del segundo crimen ocurrido en menos de tres meses, en contra de personas que parecían “saber demasiado” del caso de Astropharma. Por el que se acusa a la familia de la diputada nacionalista, Lena Karim Gutiérrez, de suministrar medicamentos de baja calidad a la Secretaría de Salud.
El pasado 25 de julio del año en curso, en las mediaciones del Coliseo Nacional de Ingenieros, Jorge Alberto Banegas Andino (41) sobrevivió un atentado en su contra tras recibir varios disparos de bala en su rostro, cuello y tórax.
El caso de Gutiérrez se relaciona con el saqueo de 330 millones de dólares del Seguro Social, un escándalo que salpicó al presidente hondureño Juan Orlando Hernández y que ha levantado una ola de protestas protagonizadas por un movimiento espontáneo de autodenominados “Indignados”. La diputada del oficialista Partido Nacional (PN, derecha) evadió la cárcel, junto su padres y dos hermanos, pagando una fianza.
Paredes Vélez fue trasladado pasada la 1:00 de la tarde en una patrulla policial a la Unidad Metropolitana de Prevención n° 4, en la colonia Kennedy de Comayagüela, pero ahora sin el chaleco antibalas, sin zapatos y rodeado de al menos 10 policías.
Solidaridad
A esa zona se hizo presente la rectora de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH), Julieta Castellanos, quien se fundió en un profundo abrazo con la catedrática universitaria, Anarella Vélez.
“Sabes cómo me siento, es muy doloroso, aquí están culpando a mi hijo. –Lo sé, lo sé- respondió Castellanos”, en las afueras de la estación policial.
La Rectora, quien no quiso dar declaraciones a los medios de comunicación, estuvo por al menos dos horas a la espera que evaluaran al joven, mientras amigos cercanos del acusado esperaban por la posibilidad de verlo o hablar con él.
Mientras esto ocurría decenas de periodistas capitalinos recibían mensajes en donde se señalaba a Paredes Vélez como miembro de una “célula guerrillera”, como una persona con padecimientos mentales “esquizofrénico”, entre otros señalamientos, propios de una intencionalidad dirigida.
Cinco horas más tarde fue llevado a la Jefatura Metropolita Número 1, conocida como “Core 7”, en el barrio Los Dolores de Tegucigalpa, y enseguida a Medicina Forense, donde fue evaluado física y psicológicamente.
La brutal escena mostraba a un hombre ensangrentado asesinado en el 15 piso, de la Torre Uno, del exclusivo edificio Metrópolis, con al menos ocho puñaladas inferidas en su cuello y tórax.
Al filo de las 11:00 a.m., el acusado aparecía sin camisa frente a las cámaras portando un chaleco antibalas que le colocaron los agentes de la Policía Nacional. La misma Policía aseguró tener la “confesión”, luego que guardias de seguridad del edificio lo interceptaran.
En una rápida acción, una hora más tarde, la Policía Nacional presentó un presunto móvil “la venganza”. "Él -Rigoberto Paredes- confesó haber cometido el crimen y toda la evidencia lo incrimina", explicó el portavoz de la institución, Leonel Sauceda quien agregó que "el crimen sucedió en el piso 15 y los rastros llevaron hasta el piso cuatro, donde fue detenido el acusado".
Se trata del segundo crimen ocurrido en menos de tres meses, en contra de personas que parecían “saber demasiado” del caso de Astropharma. Por el que se acusa a la familia de la diputada nacionalista, Lena Karim Gutiérrez, de suministrar medicamentos de baja calidad a la Secretaría de Salud.
El pasado 25 de julio del año en curso, en las mediaciones del Coliseo Nacional de Ingenieros, Jorge Alberto Banegas Andino (41) sobrevivió un atentado en su contra tras recibir varios disparos de bala en su rostro, cuello y tórax.
El caso de Gutiérrez se relaciona con el saqueo de 330 millones de dólares del Seguro Social, un escándalo que salpicó al presidente hondureño Juan Orlando Hernández y que ha levantado una ola de protestas protagonizadas por un movimiento espontáneo de autodenominados “Indignados”. La diputada del oficialista Partido Nacional (PN, derecha) evadió la cárcel, junto su padres y dos hermanos, pagando una fianza.
Paredes Vélez fue trasladado pasada la 1:00 de la tarde en una patrulla policial a la Unidad Metropolitana de Prevención n° 4, en la colonia Kennedy de Comayagüela, pero ahora sin el chaleco antibalas, sin zapatos y rodeado de al menos 10 policías.
Solidaridad
A esa zona se hizo presente la rectora de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH), Julieta Castellanos, quien se fundió en un profundo abrazo con la catedrática universitaria, Anarella Vélez.
“Sabes cómo me siento, es muy doloroso, aquí están culpando a mi hijo. –Lo sé, lo sé- respondió Castellanos”, en las afueras de la estación policial.
La Rectora, quien no quiso dar declaraciones a los medios de comunicación, estuvo por al menos dos horas a la espera que evaluaran al joven, mientras amigos cercanos del acusado esperaban por la posibilidad de verlo o hablar con él.
Mientras esto ocurría decenas de periodistas capitalinos recibían mensajes en donde se señalaba a Paredes Vélez como miembro de una “célula guerrillera”, como una persona con padecimientos mentales “esquizofrénico”, entre otros señalamientos, propios de una intencionalidad dirigida.
Cinco horas más tarde fue llevado a la Jefatura Metropolita Número 1, conocida como “Core 7”, en el barrio Los Dolores de Tegucigalpa, y enseguida a Medicina Forense, donde fue evaluado física y psicológicamente.
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