Efe |
Italia despertó en este
primer día post electoral en medio de la incertidumbre política, pero con un
mensaje muy claro de rechazo hacia los partidos tradicionales, los políticos de
profesión y las recetas tecnocrática del ‘nuevo’ centro.
El derrumbe en términos de
votos del ex premier Silvio Berlusconi, junto con la incapacidad del
centro-izquierda de interpretar y asumir la rabia de millones de italianos ante
la “casta política” y la violenta crisis económica, abrió paso al éxito sin
precedentes del Movimiento 5 Estrellas (M5S), liderado por actor cómico Beppe
Grillo.
Un resultado que lo llevó a
ser el primer partido del país y una fuerza determinante en la composición del
Senato de la República, una de las dos ramas del Parlamento italiano que los
resultados electorales dejaron prácticamente ingobernable.
Ante esta situación, Gennaro Carotenuto, historiador y docente en la Universidad de Macerata,
Italia, descarta la opción de ir a nuevas elecciones y, en su conversación con Opera Mundi, traza dos escenarios
improbables y a uno trágicamente posible.
Opera Mundi: ¿Cuál es su análisis del voto en Italia?
Gennaro Carotenuto: Hay
varios datos que debemos analizar para hacer un primer análisis de este proceso
electoral. El centro-derecha, aglutinado alrededor de Berlusconi, tuvo sus votos
y sus representantes en el Parlamento reducidos a la mitad en solo cuatro años.
Lo mismo ocurre con los partidos de extrema derecha, que reducen su porcentaje
de casi dos tercios.
Asimismo, la derecha
tecnocrática de Mario Monti ha sido contundentemente derrotada, en su intento
de presentarse como alternativa al bipolarismo en Italia. Si por un lado
mantiene su perfil en lo que va a ser el debate político en el país, por el
otro se muestra irrelevante en cuanto a la cantidad de representantes en el
Parlamento.
En cuanto al centro-izquierda
de Pierluigi Bersani, creo que perdió otra ocasión. No supo interpretar el
rechazo de la gente hacia la “casta política”, desprendiéndose de su imagen de
partido tradicional que es ‘un poco mejor que el partido de Berlusconi’. La
gente está cansada de todo esto y ya no se conforma con estas propuestas insípidas.
En fin, estas elecciones muestran una dura derrota para Berlusconi y para un
centro-izquierda que, una vez más, logró no ganar.
OM: ¿Y qué decir del buen resultado del M5S de Grillo.
GC: Supo interpretar una
rabia que tiene muchas facetas, presentando un programa que, por el 70%,
contiene elementos claramente de izquierda, y por el resto, combina elementos
medio derechistas con pura demagogia.
También supo hacer propio el
deseo profundo y radicado entre los italianos de ver que algo está cambiando;
que es posible pensar en una alternativa a los partidos tradicionales y es por
eso que la mitad de sus votos provienen del centro-izquierda. No tengo la menor
duda de que, si fuéramos a votar nuevamente, Grillo y el M5S ganarían las
elecciones.
OM: ¿Qué escenario político se abre ahora?
GC: No hay una mayoría clara
y el Senato es ingobernable. Hay solamente dos alianzas posibles que permitirían
gobernar: la de Bersani (centro-izquierda) con Berlusconi (centro-derecha) o la
de Grillo con Bersani.
La primera sería un suicidio
político para el centro-izquierda y el desapasionamiento definitivo de la gente
con esta formación política. En el segundo caso, hay seguramente elementos
comunes a las dos fuerzas que podrían llevar a la composición de un gobierno de
coalición, para realizar algunas reformas importantes, elegir al nuevo
Presidente de la República y preparar el país para nuevas elecciones en unos
dos años.
Sin embargo, creo que al
final las fuerzas tradicionales van a imponer un nuevo gobierno técnico, para
hacer una reforma al sistema electoral y volver a las urnas.
OM: ¿El análisi general es de una Italia cansada y
preocupada por el futuro?
GC: Es evidente que la alta
abstención (25%, 5% más que en 2008) y el voto masivo a la propuesta de Grillo
dibujan un país que quiere un cambio, y que ya no soporta escuchar más de lo
mismo y asistir a las misma dinámicas. Una posible alianza de Bersani con
Berlusconi no solo sería un suicidio para el centro-izquierda, sino que
consagraría la ruptura definitiva con buena parte de su base.
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