Foto G. Trucchi | Rel-UITA |
Trabajador despedido del ingenio La Cabaña denuncia persecución
Por Giorgio Trucchi | Rel-UITA
El pasado 3 de enero, los ingenios La Cabaña y María Luisa, en la cuenca del río Cauca, despidieron a 85 y 23 trabajadores respectivamente, por el simple hecho de haberse afiliado al Sindicato Nacional de Trabajadores de la Industria Agropecuaria (SINTRAINAGRO), y haber exigido el respeto de sus derechos laborales.
La actitud abiertamente antisindical mostrada en esta ocasión es, lamentablemente, sólo una de las tantas medidas represivas adoptadas en contra de los derechos de miles de corteros que, día a día, van consumiendo su juventud, gastando su energía, quebrando y curtiendo sus cuerpos bajo el sol.
La insostenible condición de trabajadores tercerizados, las reiteradas violaciones a los derechos laborales, sindicales y el rechazo a iniciar la negociación de un Convenio Colectivo, han llevado el Departamento del Azúcar de SINTRAINAGRO a declarar un inminente paro de labores en el ingenio La Cabaña.
Esta decisión fue ampliamente respaldada, entre otros, por la junta central del SINTRAINAGRO, la CUT y la UITA.
Muchas veces, la represión generalizada y oculta trasciende la violación de la legislación laboral y los principales Convenios de la OIT ratificados por Colombia, y golpea directamente la humanidad de los trabajadores y sus familias.
Juan Carlos Pérez Muñoz, trabajador y dirigente sindical, fue asesinado por desconocidos el pasado 28 de enero. Todos sus compañeros relacionan el hecho con su desempeño activo en defensa de los derechos laborales y sindicales.
Pocas semanas después, el 14 de febrero, Efrén Martínez Ortega, uno de los 85 trabajadores injustamente despedidos del ingenio La Cabaña, se levantó temprano y acercándose a la puerta de entrada de su casa, miró que alguien había pasado un papel debajo de ella.
“Ya te seguimos los rastros. Sabemos dónde se están reuniendo. Si te miramos en la reunión (del Sindicato) te matamos”, decía el mensaje anónimo.
Como sus compañeros, que frecuentemente se reúnen en las sedes de las seccionales del SINTRAINAGRO en Florida, para afinar la estrategia que apunta a revertir el injusto despido, Efrén sabe perfectamente que una amenaza como esta no hay que tomarla a la ligera.
Horas después, en el parque central del pueblo donde vive, se le acercó una persona del ingenio La Cabaña y le dijo que no se metiera “en eso del sindicato y del paro”.
Cinco minutos después a Efrén le timbró el celular y una voz desconocida le repitió la misma amenaza contenida en el mensaje anónimo. El trabajador trató de devolver la llamada, pero nadie contestó.
“Estoy mal, no logro dormir pensando que en cualquier momento pueden llegar a matarme. Ya les dije a la gente de La Cabaña que si me pasa algo ellos son los responsables.
Sin embargo, vamos a seguir adelante, exigiendo nuestra restitución y el inicio de la negociación colectiva. No vamos a detenernos y si no hay cambios vamos al paro”, concluyó Martínez Ortega.
La denuncia presentada por el trabajador de La Cabaña será divulgada a nivel nacional e internacional, y será entregada a las organizaciones nacionales e internacionales de derechos humanos, incluyendo la oficina de Naciones Unidas en Cali.
Esta decisión fue ampliamente respaldada, entre otros, por la junta central del SINTRAINAGRO, la CUT y la UITA.
Muchas veces, la represión generalizada y oculta trasciende la violación de la legislación laboral y los principales Convenios de la OIT ratificados por Colombia, y golpea directamente la humanidad de los trabajadores y sus familias.
Juan Carlos Pérez Muñoz, trabajador y dirigente sindical, fue asesinado por desconocidos el pasado 28 de enero. Todos sus compañeros relacionan el hecho con su desempeño activo en defensa de los derechos laborales y sindicales.
Pocas semanas después, el 14 de febrero, Efrén Martínez Ortega, uno de los 85 trabajadores injustamente despedidos del ingenio La Cabaña, se levantó temprano y acercándose a la puerta de entrada de su casa, miró que alguien había pasado un papel debajo de ella.
“Ya te seguimos los rastros. Sabemos dónde se están reuniendo. Si te miramos en la reunión (del Sindicato) te matamos”, decía el mensaje anónimo.
Como sus compañeros, que frecuentemente se reúnen en las sedes de las seccionales del SINTRAINAGRO en Florida, para afinar la estrategia que apunta a revertir el injusto despido, Efrén sabe perfectamente que una amenaza como esta no hay que tomarla a la ligera.
Horas después, en el parque central del pueblo donde vive, se le acercó una persona del ingenio La Cabaña y le dijo que no se metiera “en eso del sindicato y del paro”.
Cinco minutos después a Efrén le timbró el celular y una voz desconocida le repitió la misma amenaza contenida en el mensaje anónimo. El trabajador trató de devolver la llamada, pero nadie contestó.
“Estoy mal, no logro dormir pensando que en cualquier momento pueden llegar a matarme. Ya les dije a la gente de La Cabaña que si me pasa algo ellos son los responsables.
Sin embargo, vamos a seguir adelante, exigiendo nuestra restitución y el inicio de la negociación colectiva. No vamos a detenernos y si no hay cambios vamos al paro”, concluyó Martínez Ortega.
La denuncia presentada por el trabajador de La Cabaña será divulgada a nivel nacional e internacional, y será entregada a las organizaciones nacionales e internacionales de derechos humanos, incluyendo la oficina de Naciones Unidas en Cali.
Fuente: Rel-UITA
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