jueves, 17 de noviembre de 2011

Red jubileo Sur: Frente a la mercantilización de la vida y la naturaleza ¡Nuestras resistencias y alternativas!

Por Red Jubileo Sur 
La Red Jubileo Sur, desde su constitución en el año 1999, asumió la tarea de aportar a la profundización de la relación existente entre la deuda financiera ilegítima reclamada a nuestros países, y la generación de Deudas Históricas, Sociales y Ecológicas.
Desde el inicio de la era colonial, el Norte global –a través de sus gobiernos, corporaciones e  instituciones financieras- han explotado y saqueado la riqueza, bienes naturales, saberes, trabajo y vida de los pueblos del Sur. 
En este camino que hemos venido haciendo, junto a redes y movimientos aliados, el reconocimiento de la Deuda Ecológica asumió mayor prioridad debido a su agravamiento. La puesta en marcha, por parte de gobiernos y empresas multinacionales y multilatinas, de mega-proyectos y mega-eventos financiados por el endeudamiento público fomentado por las Instituciones Financieras Internacionales (IFIs) y los bancos privados, generó innumerables impactos, muchos de ellos de manera irreversible, sobre los ecosistemas, el clima y la biodiversidad del Planeta y los derechos de las comunidades, las personas y la Naturaleza.
El concepto de Deuda Ecológica se profundizó primero con  la observación de la responsabilidad histórica de los países del Norte por la degradación ambiental en la Conferencia de las Naciones Unidas por el Medio Ambiente y el Desarrollo  -Rio ´92–. Y, luego, con el principio de responsabilidades comunes pero diferenciadas de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC). Sin embargo,  este principio solo quedó en el papel, pues los culpables del problema, los generadores de la Deuda Climática, siguen evadiendo sus responsabilidades históricas y actuales.
Las discusiones sobre clima en la COP 15 en Copenhague (2009) y el siguiente acuerdo en la COP 16 en Cancún (2010), así como otros procesos de negociaciones internacionales, pusieron en evidencia la captura corporativa de estos espacios multilaterales. Confirmaron el poder del mercado y los grandes intereses geopolíticos sobre las decisiones de la inmensa mayoría de los países periféricos, dejando de lado por completo el derecho democrático de los pueblos a expresarse y ser tenidos en cuenta a la hora de tomar decisiones que los afectan de manera directa. Desconocieron así los Acuerdos de los Pueblos de Cochabamba, resultado de la Cumbre de los de los Pueblos sobre Cambio Climático y los Derechos de la Madre Tierra (2010), donde participaron más de 35.000 representantes de movimientos y organizaciones sociales de 140 países.
Los gobiernos de los países del Sur, en las negociaciones del clima, no han sostenido un posicionamiento político sólido frente a los países más industrializados para visibilizar así su responsabilidad en el agravamiento de esta crisis y en la generación de una deuda con la Naturaleza y los pueblos, sobre todo del Sur global. El gobierno de Bolivia, junto a otros pocos, fue quien se atrevió a exigir que el Norte salde la enorme Deuda Ecológica que tiene con el Sur, en lugar de seguir exigiendo el pago de una deuda externa marcadamente ilegítima, pero fue dejado de lado y excluido en las negociaciones marco.
Con las perspectivas que se tienen hoy día, nada hace pensar que en la COP 17 en Durbán (2011) se pueda modificar el actual direccionamiento de mercantilización de las negociaciones, de desatención a las verdaderas causas del calentamiento global y de retroceso en el establecimiento de obligaciones de corte de emisiones suficientes y vinculantes. Al contrario, los Derechos Humanos y de la Naturaleza, se encuentran en un estado de gran indefensión y vulnerabilidad frente a los acuerdos que se pretenden alcanzar e implementar de la mano de las “falsas soluciones” que solo van a profundizar el problema en vez de resolverlo.
Nuevas “soluciones” para sostener el sistema
Desde los años 70 hasta ahora, el capitalismo ha buscado nuevas formas para superar sus crisis de sobre-producción, sobre-valorización del capital, del crecimiento económico y de la tasa de ganancias. Algunas de estas “soluciones” fueron los planes de ajuste estructural, privatizaciones, apertura indiscriminada de los mercados, el lucro perpetuo por procesos usureros de endeudamiento o el constante saqueo del trabajo humano y de las bases materiales, principalmente en los países del Sur, para garantizar el crecimiento y la acumulación capitalista. Es un proceso propio del neoliberalismo, conocido como el “take, don't make” o ¨sacar pero no hacer¨. Sin embargo, no les es suficiente. Hoy, no solo quieren expandir esas mismas políticas, sino que también quieren lucrar con la crisis económica, alimentaria y ecológica que han provocado, con la creación de nuevas mercancías y con las “falsas soluciones” al Cambio Climático.
Esto implica una mercantilización extrema de la Naturaleza, incluidos sus ciclos y funciones, que son la base misma de la vida. Así, los bosques, el agua o el aire se transforman en una mercancía a ser vendida bajo las reglas del mercado. Esto va a traer un fuerte impacto sobre la biodiversidad, la tierra y la vida, sobre todo de los pueblos originarios,  campesinos y comunidades tradicionales. En sus territorios, estas poblaciones enfrentan diariamente conflictos ambientales con empresas y gobiernos para defender y garantizar otra relación con la Naturaleza: de complementariedad, interdependencia y solidaridad, y no de explotación, depredación y saqueo.
Estos procesos de mercantilización van acompañados de una profunda financiarización de la Naturaleza, donde todo se puede comprar o vender en cualquier Bolsa de Valores del mundo. Con esta nueva fase del capitalismo, por ejemplo, con el mercado de los bonos de carbono, los Programas de Reducción de Emisiones de Carbono causados por la Deforestación y la Degradación de los Bosques (REDD+), los Mecanismos de Desarrollo Limpio (MDL),  los Servicios Ambientales y otros, los aborígenes, campesinos, afrodescendientes y otras poblaciones pasan a proveer un nuevo tipo de trabajo asalariado, sus bosques se transforman en mercancía y los bienes de la Naturaleza pasan a ser “servicios ambientales”.
Las “falsas soluciones” al Cambio Climático son propuestas que no paran de proliferar, generando grandes impactos en las comunidades más vulnerables. Así vemos como son expulsadas de sus tierras comunidades enteras. Hablamos de la vida concreta de millones de personas, hombres y mujeres, tanto del campo como de los centros urbanos, que día a día sufren la voracidad del capital y se ven afectados en su vida cotidiana, sus costumbres, saberes, culturas y creencias. Todo para que las corporaciones acumulen más poder y sigan ganando millonarias sumas de dinero a costa de la vida de los más débiles y de la Naturaleza.
En las últimas décadas, las grandes corporaciones capitalistas, sus instituciones públicas y privadas, así como sus ideólogos y pensadores más destacados fomentaron ideas a favor de las soluciones del mercado como la gran solución frente a la “cuestión ambiental”. En la época de la Conferencia de Estocolmo, en 1972, la “protección” del “medio ambiente” se presentaba como un obstáculo al “desarrollo”. En Río´92, algunos visionarios ya sugerían que el mundo corporativo debía levantar la bandera del “desarrollo sustentable”, pues había chances de convertirlo en un buen negocio. Ya en Río+10, el concepto de “responsabilidad social corporativa” fue el slogan del sistema, vendiendo al sector privado como el portador de las soluciones para la crisis ambiental, y preparando el terreno para la actual situación de avance de las “falsas soluciones”.
¡NO más deudas!
A esta realidad, se suma un monumental proceso de sobre-endeudamiento público de nuestros gobiernos para hacerle frente al hecho que los países del Norte no cumplen con sus obligaciones frente al Cambio Climático. Los costos de detener el calentamiento global son transferidos a los pueblos del Sur, al igual que los costos de la crisis económica del Norte. Crisis que los pueblos del Sur padecen históricamente y que ya pagaron varias veces, con su trabajo, riqueza y vidas.
Pese a las críticas cada vez mayores, el Banco Mundial salió airoso de las negociaciones sobre clima y se fortaleció en esta coyuntura. Hoy, se presenta como el organismo que tiene la “solución” para la crisis de la cual es uno de sus principales responsables. Por eso, es inaceptable cualquier participación de este organismo en  el diseño o gestión de fondos y en las negociaciones que tienen que ver con el clima o con solucionar los problemas ambientales.
Las IFIs deben estar decididamente fuera del clima. Porque impulsan y financian “soluciones”, que, dicen, van a resolver el problema climático, mintiendo como lo vienen haciendo históricamente con la complicidad de los gobiernos. Estas supuestas “soluciones” en proceso de implementación, como MDL, REDD+ y otras, van a agravar aún más la situación y generar un incremento de la Deuda Ecológica y Climática, como así también mayores deudas financieras ilegítimas.
Frente a este nuevo proceso de “sobre-endeudamiento verde”, en el actual contexto de agravamiento de la crisis financiera y económica global, es necesario que los pueblos y los gobiernos de la región tomen medidas soberanas coordinadas que se encaminen hacia la transformación del actual sistema hacia uno que esté al servicio de los Derechos de los Pueblos y la Naturaleza.
Camino a Río+20 y más allá…
Los pueblos, sus organizaciones y movimientos sociales, enfrentamos el reto de poder generar una mayor movilización popular y coordinar estrategias para hacerle frente a la voracidad capitalista que se viene.
En esta encrucijada, mientras tenemos que dar seguimiento a la CMNUMC y sus implicancias nacionales, nos encuentra la próxima Conferencia de las Naciones Unidas sobre Desarrollo Sustentable (UNCSD) Río+20, que también tendrá  un gran impacto en la Naturaleza y el clima, como así también en nuestras economías y derechos.
Tenemos la urgente necesidad de generar una gran movilización popular, como lo hicimos en su momento con la Campaña Continental contra el ALCA, para enfrentar esta avanzada del gran capital, denominada y difundida con el atractivo nombre de “economía verde” o “new green deal”. Vienen por lo último que aún les queda por dominar: los bosques, los territorios, el agua, el aire, la biodiversidad, las semillas, los alimentos.
Por eso consideramos que lo que representa Río+20 debe ser encarado mucho más allá de la Conferencia de la ONU en sí. Será un momento de acuerdo entre gobiernos y representantes del gran capital internacional, cuyas consecuencias serán sentidas por el planeta y por quienes lo habitamos a lo largo de los años.
Nos quieren hacer creer que el mismo desarrollo, los mismos sistemas y lógica tecnológica, el mismo mercado, los mismos empleos y las mismas instituciones que causaron y causan tantas injusticias sociales y ambientales, ahora, pintados de verde, van a resolver todos los problemas.
Por eso, los movimientos sociales y la sociedad civil tienen que asumir un protagonismo claro y contundente. Sin una articulación de ideas, prácticas políticas y estrategias transformadoras no estaremos a la altura del desafío que debemos enfrentar. En ese sentido, apostamos a que la Cumbre de los Pueblos por la Justicia Social y Ambiental, contra la mercantilización de la Vida y en defensa de los Derechos de los Pueblos y de la Naturaleza, no sea una feria más de ideas y actividades sino pensada como un espacio autónomo, tanto de la Conferencia oficial y de los gobiernos allí reunidos como de los agentes del mercado, que esté al servicio de las luchas y resistencias populares que se están librando en nuestra región y el mundo.
Lo más importante y prioritario de Río+20 es su potencial para contribuir al fortalecimiento de los procesos de movilización, formación y articulación de las fuerzas populares, anti-capitalistas y anti-imperialistas, tanto en nuestra región como en el Sur y a nivel global. Nuestro objetivo es apostar a procesos de educación popular, visibilización de las luchas y resistencias que se están dando, articulación con otras redes y movimientos sociales en la construcción de perspectivas y capacidad de acción común.
Las personas y comunidades afectadas por el sistema capitalista, el Cambio Climático, el modelo de desarrollo y la deuda –el corazón del sistema-, deben ser los principales protagonistas de este proceso y Cumbre de Río+20. Son ellos y ellas, junto con la Naturaleza, quienes día a día enfrentan con dignidad la barbarie del capital y están construyendo, con sus esfuerzos y luchas, ese Otro mundo posible.
Jubileu Sul Brasil y Jubileo Sur/Américas, vienen haciendo un gran esfuerzo en el seno del Comité Facilitador de la Sociedad Civil Brasilera para Río+20 (CFSC) -junto a otras organizaciones, redes y movimientos- para lograr una Cumbre de los Pueblos donde efectivamente los protagonistas sean los afectados y afectadas. Entre todos y todas podremos entretejer los hilos de una nueva civilización que rompa definitivamente con el capitalismo.
Por eso, frente a esta situación, hacemos un llamado a la unidad del campo popular, a aglutinar fuerzas contra-hegemónicas para potenciar nuestras energías, recursos, ideas y perspectivas.
A plantearnos nuevos proyectos de sociedad post-capitalista, no-extractivista, libre de deudas, dominaciones y opresiones de cualquier tipo.
A desenmascarar que el capitalismo no tiene como ser humano, no tiene como ser verde: sólo es el color de los dólares que acumula sobre la vida de las personas y la Naturaleza.
A coordinar esfuerzos para luchar por alternativas superadoras a la actual situación, por:
v    Anulación total e incondicional de las deudas ilegítimas reclamadas a los pueblos y países del Sur, y la realización de auditorías integrales y participativas de las deudas.
v    Reparación de las Deudas Históricas, Sociales, Financieras, Ecológicas y Climáticas promoviendo cambios estructurales en las relaciones entre los países y hacia adentro de nuestros países, para que sean igualitarias y justas.
v    ¡Banco Mundial fuera del Clima! Por fondos públicos, nuevos, adicionales y no reembolsables, eliminando el mercado de carbono y el rol del Banco Mundial y los bancos de desarrollo locales en el Financiamiento para el Clima.
v    Exigir la reducción de emisiones en los países del Norte y el reconocimiento de su responsabilidad en el calentamiento global.
v    Rechazo a las “falsas soluciones” de mercado: Mecanismos de Desarrollo Limpio (MDL), REDD+, energía nuclear, agro-combustibles, endeudamiento ilegítimo, entre otros.
v    Por la des-financiarización de nuestras economías y por el cierre de las Instituciones Multilaterales como el FMI, el Banco Mundial, la OMC y los bancos regionales como el Banco Interamericano de Desarrollo. Exigir el fin de la impunidad y reparaciones a los crímenes cometidos.
v    Revisar y revertir los Acuerdos Comerciales, Tratados de Protección a las Inversiones y toda forma de aplicación de los derechos de propiedad intelectual y los paquetes tecnológicos actuales -agroquímicos, transgénicos- y aquellos que se ofrecen como “falsas soluciones” -geoingeniería, nanotecnología, tecnología terminator y similares-
v    Promover la refundación de las instituciones y mecanismos reguladores para poner fin a la supremacía de los intereses financieros sobre los Derechos de los Pueblos y la Naturaleza.
v    Garantizar el acceso a los derechos humanos esenciales, como la salud, educación, vivienda, jubilación, trabajo digno, agua y saneamiento, transporte, servicios financieros,  telecomunicaciones, recursos energéticos y bienes naturales, protegiéndolos de su privatización.
v    Dejar los combustibles fósiles bajo la tierra y promover un cambio en el modelo de producción y consumo sobre la base de la armonía, la complementariedad, la solidaridad y el equilibrio entre todos con todo.
v    Restructuración ecológica de las ciudades .Combatir la especulación inmobiliaria + las injusticias ambientales + la competencia interurbana desregulada, la gentrificación y el desplazamiento de las poblaciones pobres de las ciudades.
v    Fomentar energías alternativas adecuadas a los medios naturales, sustentables, limpios, renovables, descentralizadas, diversas, de bajo costo y ambientalmente respetuosas.
v    Reconocer y proteger los derechos de las poblaciones forzadas a inmigrar por las causas e impactos del cambio climático.
v    Garantizar, proteger y defender los territorios de pueblos originarios y campesinos que mantienen los ecosistemas que protegen el clima. Favorecer la agricultura campesina, la producción agroecológica. Respetar a las formas de vida de los pueblos y comunidades del Sur y sus alternativas de vida.
v    No permitir nuevos proyectos que agraven la crisis ambiental y climática. Es el momento de parar la explotación y opresión a la Naturaleza, aprender de las comunidades y pueblos ecológicamente sustentables, des-mercantilizar la vida y realizar la reparación integral de la Deuda Ecológica.
v    Defender la Soberanía Alimentaria, entendida como el derecho de los pueblos a controlar sus propias semillas, tierras, agua y producción de alimento, y la reversión del modelo de agricultura basada en el agro-negocio y su modelo social, económico y cultural de producción capitalista y su lógica de alimentos para el mercado. Afirmamos que los monocultivos de árboles no son bosques.
Rechazamos la mercantilización y financiarización de la Naturaleza, las falsas soluciones de mercado, el endeudamiento impuesto,  la economía verde, los servicios ambientales y que se continúe lucrando con la destrucción de la vida.
Nuestro mundo no está en venta, nuestra dignidad, amor por la tierra, saberes y culturas tampoco.
La Naturaleza, la Pachamama, la vida: ¡NO se venden, NI se endeudan! ¡Se defienden!
“No puedes comprar el viento.
No puede comprar el sol.
No puedes comprar la lluvia.
No puedes comprar el calor.
No puedes comprar las nubes.
No puedes comprar  colores.
No puedes comprar alegrías.
¡No puedes comprar mi vida!
Vamos dibujando el camino…
Vamos caminando…
¡Aquí se respira lucha!
¡Aquí estamos de pie!
(Calle 13)
15 de noviembre de 2011


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