Foto AFP |
Por Perla Franco
Non grato. Así catalogaron diversas organizaciones la visita del ex presidente de Colombia, Álvaro Uribe, a quien la Asociación de Industriales de Puerto Rico (AIPR) invitó como uno de los oradores para su 83ra. Convención que realizará del 2 al 5 de junio de este año en el Hotel El Conquistador en Fajardo.
“Que se entere que es repudiado”, recalcó en conferencia de prensa el portavoz de la Coordinadora Sindical, Luis Pedraza Leduc, acompañado del presidente y la vicepresidenta de la Hermandad de Empleados Exentos No Docentes, Wilberto Jiménez y Gladys García, respectivamente; el presidente de la Unión de Trabajadores de la Industria Eléctrica y Riego, Ángel Figueroa Jaramillo; el presidente del Movimiento Solidario Sindical, José Rodríguez; el representante del Movimiento Continental Bolivariano, Salvador Tió, y el representante del Frente Socialista, Guillermo de la Paz, entre otros.
“Que se entere que es repudiado”, recalcó en conferencia de prensa el portavoz de la Coordinadora Sindical, Luis Pedraza Leduc, acompañado del presidente y la vicepresidenta de la Hermandad de Empleados Exentos No Docentes, Wilberto Jiménez y Gladys García, respectivamente; el presidente de la Unión de Trabajadores de la Industria Eléctrica y Riego, Ángel Figueroa Jaramillo; el presidente del Movimiento Solidario Sindical, José Rodríguez; el representante del Movimiento Continental Bolivariano, Salvador Tió, y el representante del Frente Socialista, Guillermo de la Paz, entre otros.
Todos repudiaron tajantemente la presencia de Uribe en territorio boricua y solicitaron a la AIPR que cancele su visita. De no hacerlo, frente a las oficinas de la AIPR, localizadas frente a la cárcel federal en Guaynabo, el 1ro. de junio se realizará un piquete en protesta por la presencia del exmandatario colombiano y por la insistencia de los industriales de que a pesar de conocer la nefasta trayectoria de Uribe decidieron traerlo a Puerto Rico.
El rechazo a la presencia de Uribe, aclaró Pedraza Leduc, fue hecho por escrito en una carta dirigida al presidente de los industriales, Pedro Watlington. En la misiva le recuerdan el rechazo mundial que existe a las políticas que aplicó el expresidente colombiano en su país durante su mandato, en que además de haber violado sistemáticamente los derechos humanos y de ser responsable de la muerte y desaparición de miles de colombianos, se le vincula tanto a él como a su padre y a la legislatura de su gobierno con el narcotráfico.
En la carta a Watlington se le recuerda que Uribe fue rechazado por parlamentarios franceses y europeos en su intento de ser profesor en Francia de la Escuela Nacional de Ingenieros de Metz, tras culminar su presidencia. También se señaló que tiene vínculos directos con familiares que han sido condenados por la Justicia colombiana, o se están investigando por vínculos con el narcotráfico. Ése es el caso de su primo hermano y mentor político, Mario Uribe, quien fue condenado a varios años de prisión por su vinculación con paramilitares asesinos.
Igual podría sucederle a su hermano, Santiago Uribe, quien se está investigando por los mismos delitos, al igual que cientos de congresistas de su partido político y altos miembros de su gobierno que están en la cárcel o siendo investigados por narcotráfico o por sus vínculos con estructuras paramilitares.
“¿Qué interés puede haber en traer una persona como ésa a Puerto Rico?”, preguntó Pedraza Leduc en la conferencia de prensa, tras exponer los “métodos” que utilizUribe en su país y que incluyó silenciar con la muerte a los dirigentes sindicales.
En el comunicado de prensa en el que anunció su Convención de este año, la AIPR argumentó, que ante “los retos que tenemos por delante en Puerto Rico, todos los sectores: manufactura, el servicio, el gobierno y las organizaciones sin fines de lucro …”, la AIPR contaría con la aportación que harían a ese tema “oradores destacados como el Hon. Álvaro Uribe, ex presidente de Colombia”, además del Comisionado Residente, Pedro Pierluisi, el secretario de Estado, Kenneth McClintock y el gobernador, Luis Fortuño.
De ahí que la carta a Watlington insista en que “Uribe fue promotor de una estrategia política perversa” que en sus ocho años de gobierno dejó a su paso miles de personas desaparecidas, torturadas, asesinadas, entre ellas sindicalistas, además de desplazados y personas que tuvieron que abandonar el país por persecución política.
La carta abunda en que “Álvaro Uribe fue el diseñador de mayúsculos escándalos de corrupción (que han incluido desde sus funcionarios, hasta sus propios hijos)”. “Su gobierno implementó la más abierta represión ilegal, concertada en la institucionalización del crimen más aberrante, como lo han sido los llamados ‘falsos
positivos” (jóvenes asesinados que luego eran presentados como guerrilleros muertos). También detallan cómo Uribe “pasó por encima de los postulados del derecho internacional dirigiendo incursiones militares, bombardeos y secuestros en países vecinos”. Le indican que fue el único presidente latinoamericano que apoyó la invasión a Irak y que durante su presidencia y posterior a ella sigue señalando a defensores de derechos humanos que han recibido amenaza de los grupos paramilitares llamados “águilas negras”.
La misiva también ofrece datos en materia económica que demuestran que la presidencia de Uribe no fue nada exitosa como para que la AIPR la tome como ejemplo.
En el plano económico, dice la carta, Uribe dejó a Colombia con un 68 por ciento de la población en la pobreza e indigencia; más de ocho millones de indigentes y 20 millones de pobres. A eso le añade que cada año más de 20 mil niños menores de cinco años de edad mueren de desnutrición aguda. Y le indican que al día de hoy Colombia es el país número 11 con más desigualdad en el mundo y el segundo con más desplazados, siendo el de más desigualdad social en el continente americano.
La carta insta al Presidente del AIPR a que dado los datos presentados revalúen si la presencia de Uribe sirve para sus propósitos, o si por el contrario, se convertiría en vergüenza y afrenta al pueblo de Puerto Rico.
El rechazo a la presencia de Uribe, aclaró Pedraza Leduc, fue hecho por escrito en una carta dirigida al presidente de los industriales, Pedro Watlington. En la misiva le recuerdan el rechazo mundial que existe a las políticas que aplicó el expresidente colombiano en su país durante su mandato, en que además de haber violado sistemáticamente los derechos humanos y de ser responsable de la muerte y desaparición de miles de colombianos, se le vincula tanto a él como a su padre y a la legislatura de su gobierno con el narcotráfico.
En la carta a Watlington se le recuerda que Uribe fue rechazado por parlamentarios franceses y europeos en su intento de ser profesor en Francia de la Escuela Nacional de Ingenieros de Metz, tras culminar su presidencia. También se señaló que tiene vínculos directos con familiares que han sido condenados por la Justicia colombiana, o se están investigando por vínculos con el narcotráfico. Ése es el caso de su primo hermano y mentor político, Mario Uribe, quien fue condenado a varios años de prisión por su vinculación con paramilitares asesinos.
Igual podría sucederle a su hermano, Santiago Uribe, quien se está investigando por los mismos delitos, al igual que cientos de congresistas de su partido político y altos miembros de su gobierno que están en la cárcel o siendo investigados por narcotráfico o por sus vínculos con estructuras paramilitares.
“¿Qué interés puede haber en traer una persona como ésa a Puerto Rico?”, preguntó Pedraza Leduc en la conferencia de prensa, tras exponer los “métodos” que utilizUribe en su país y que incluyó silenciar con la muerte a los dirigentes sindicales.
En el comunicado de prensa en el que anunció su Convención de este año, la AIPR argumentó, que ante “los retos que tenemos por delante en Puerto Rico, todos los sectores: manufactura, el servicio, el gobierno y las organizaciones sin fines de lucro …”, la AIPR contaría con la aportación que harían a ese tema “oradores destacados como el Hon. Álvaro Uribe, ex presidente de Colombia”, además del Comisionado Residente, Pedro Pierluisi, el secretario de Estado, Kenneth McClintock y el gobernador, Luis Fortuño.
De ahí que la carta a Watlington insista en que “Uribe fue promotor de una estrategia política perversa” que en sus ocho años de gobierno dejó a su paso miles de personas desaparecidas, torturadas, asesinadas, entre ellas sindicalistas, además de desplazados y personas que tuvieron que abandonar el país por persecución política.
La carta abunda en que “Álvaro Uribe fue el diseñador de mayúsculos escándalos de corrupción (que han incluido desde sus funcionarios, hasta sus propios hijos)”. “Su gobierno implementó la más abierta represión ilegal, concertada en la institucionalización del crimen más aberrante, como lo han sido los llamados ‘falsos
positivos” (jóvenes asesinados que luego eran presentados como guerrilleros muertos). También detallan cómo Uribe “pasó por encima de los postulados del derecho internacional dirigiendo incursiones militares, bombardeos y secuestros en países vecinos”. Le indican que fue el único presidente latinoamericano que apoyó la invasión a Irak y que durante su presidencia y posterior a ella sigue señalando a defensores de derechos humanos que han recibido amenaza de los grupos paramilitares llamados “águilas negras”.
La misiva también ofrece datos en materia económica que demuestran que la presidencia de Uribe no fue nada exitosa como para que la AIPR la tome como ejemplo.
En el plano económico, dice la carta, Uribe dejó a Colombia con un 68 por ciento de la población en la pobreza e indigencia; más de ocho millones de indigentes y 20 millones de pobres. A eso le añade que cada año más de 20 mil niños menores de cinco años de edad mueren de desnutrición aguda. Y le indican que al día de hoy Colombia es el país número 11 con más desigualdad en el mundo y el segundo con más desplazados, siendo el de más desigualdad social en el continente americano.
La carta insta al Presidente del AIPR a que dado los datos presentados revalúen si la presencia de Uribe sirve para sus propósitos, o si por el contrario, se convertiría en vergüenza y afrenta al pueblo de Puerto Rico.
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