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José Coronado - ALAI
I
“Voy a votar por Keiko”, comenta una joven saliendo de su instituto educativo; ¿Y por qué no por Ollanta?, le dice la amiga. “Porque dicen que Ollanta va a hacer el socialismo, ¿Y qué es el socialismo?, repregunta la amiga. “Lo que hay en Venezuela”. ¿Y qué es lo que hay en Venezuela?” No sé, pero así dicen en la televisión”.
I
“Voy a votar por Keiko”, comenta una joven saliendo de su instituto educativo; ¿Y por qué no por Ollanta?, le dice la amiga. “Porque dicen que Ollanta va a hacer el socialismo, ¿Y qué es el socialismo?, repregunta la amiga. “Lo que hay en Venezuela”. ¿Y qué es lo que hay en Venezuela?” No sé, pero así dicen en la televisión”.
Este diálogo lo escuché en Abancay, la capital de la Región Apurímac, una de las tres más pobres ubicadas en el la región del Surandino peruano. Algo parecido fue la conversación que sostuve con un taxista, ya no tan joven por cierto: “Ollanta para cambiando a cada rato su plan de gobierno”; ¿Y qué cosa ha cambiado de su plan? le repregunto. Bueno, eso dicen los periódicos.
II
Si los anteriores corresponden a diálogos con la gente de a pie, muchos de los cuales todavía dan crédito a la TV y a los diarios capitalinos, los siguientes fragmentos corresponden a algunos de los políticos que quieren de nuevo apoderarse del botín del Estado.
“Nosotros matamos menos”, dijo sin ruborizarse en un programa televisivo un tal Jorge Trelles Montero, vocero de la candidata Fujimori y para más señas, uno de los tantos políticos que aparecieron en los vladivideos recibiendo órdenes de Vladimiro Montesinos. Y cierra su sincera confesión con una sonora carcajada.
“Nosotros esterilizamos menos”, parecería también querer decir otro ilustre acompañante de la ex primera dama fujimorista y hoy candidata presidencial, el médico Alejandro Aguinaga. Para más señas, fue ministro de Salud durante la dictadura fujimorista cuando más de 300 mil mujeres pobres y campesinas fueron esterilizadas sin su consentimiento. “Se realizaron solo 258 mil esterilizaciones voluntarias y no más de 300 mil”, espeta con un cinismo a toda prueba.
Bueno, lo que no se atreve a decir el núcleo duro del fujimorismo de los 90 y que hoy levantan las andas de la señora Fujimori, es “Nosotros robamos menos”.
III
“Ollanta acabará con la democracia”, “Ollanta se agarrará la plata de los pensionistas”, “Ollanta se quiere quedar 30 años en el poder igual que Chávez”, se desgañita la gran prensa y la televisión nacional, fiel al libreto de demolición contra el candidato nacionalista, y los dueños del dinero se frotan las manos. Solo un pequeño detalle: pretenden olvidar que fue el régimen que encarna la señora Fujimori la que en 1992 destruyó la democracia y se engulló todos los poderes públicos y de yapa, las fuerzas armadas; y que justamente, cambiaron la constitución para eternizarse en el poder y seguir robando (y matando); amnésicos ellos, esconden que fue Fujimori en los 90 quien se levantó en peso la Caja de Pensiones Policial Militar al igual que la Caja de Pensiones del Pescador, además del Fondo de Vivienda, FONAVI, perjudicando a miles de pensionistas.
Pero la gran prensa también se victimiza: “Gana Perú no respetará la libertad de prensa”, “Gana Perú quiere quedarse con las frecuencias de televisión”, repiten y repiten. Claro, olvidan que en la vereda de enfrente, en Fuerza 2011 –el enésimo nombre electoral que adopta el fujimontesinismo- están los que compraron canales de televisión y toda la llamada prensa basura que predominó en los 90 y cuyos dueños pasaban por la famosa salita del Servicio de Inteligencia Nacional (SIN) para cobrar miles y millones de dólares del cajero de la mafia, Vladimiro Montesinos.
Epilogo
Así son nuestras elecciones a la peruana 2011, cuyo capítulo final se escribirá este domingo 5 de junio, que no solo servirán para elegir a un nuevo presidente, sino que ha tenido otras virtudes. Primero, ha contribuido a recuperar en algo la memoria y a que muchos ciudadanos y ciudadanas, dejemos de lado ese viejo deporte nacional del rápido olvido y fácil perdón. Ha mostrado que la corrupción fujimontesinista no era el fantasma que algunos llegamos a pensar alguna vez, sino que cual tumor maligno, sigue vivito y coleando y tiene más vidas que un gato; ha mostrado también que para nuestras llamadas clases altas –A y B- y nuestros prósperos empresarios, la democracia es apenas un bien fungible del que se puede prescindir cuando de defender sus privilegios se trata, y más aún, cuando los indios de los Andes se la toman en serio y ya no se les puede controlar fácilmente.
Otra cosa: la jornada electoral que está por terminar, ha permitido que la gran prensa y la televisión de alquiler, hayan escrito un capítulo más de la vergonzosa novela que define al periodismo como “El más vil de los oficios”.
Más allá del resultado, estas elecciones a la peruana nos han vuelto a mostrar una realidad incontrastable: los pueblos del Perú Profundo ya no quieren seguir viendo el crecimiento económico por televisión, exigen con justa razón que ese reino próspero se traslade a los andes, a sus cerros, a sus comunidades, a sus selvas; por eso, este domingo irán a votar con memoria, con dignidad y con esperanza, convencidos de que Otro Perú es Posible.
Si los anteriores corresponden a diálogos con la gente de a pie, muchos de los cuales todavía dan crédito a la TV y a los diarios capitalinos, los siguientes fragmentos corresponden a algunos de los políticos que quieren de nuevo apoderarse del botín del Estado.
“Nosotros matamos menos”, dijo sin ruborizarse en un programa televisivo un tal Jorge Trelles Montero, vocero de la candidata Fujimori y para más señas, uno de los tantos políticos que aparecieron en los vladivideos recibiendo órdenes de Vladimiro Montesinos. Y cierra su sincera confesión con una sonora carcajada.
“Nosotros esterilizamos menos”, parecería también querer decir otro ilustre acompañante de la ex primera dama fujimorista y hoy candidata presidencial, el médico Alejandro Aguinaga. Para más señas, fue ministro de Salud durante la dictadura fujimorista cuando más de 300 mil mujeres pobres y campesinas fueron esterilizadas sin su consentimiento. “Se realizaron solo 258 mil esterilizaciones voluntarias y no más de 300 mil”, espeta con un cinismo a toda prueba.
Bueno, lo que no se atreve a decir el núcleo duro del fujimorismo de los 90 y que hoy levantan las andas de la señora Fujimori, es “Nosotros robamos menos”.
III
“Ollanta acabará con la democracia”, “Ollanta se agarrará la plata de los pensionistas”, “Ollanta se quiere quedar 30 años en el poder igual que Chávez”, se desgañita la gran prensa y la televisión nacional, fiel al libreto de demolición contra el candidato nacionalista, y los dueños del dinero se frotan las manos. Solo un pequeño detalle: pretenden olvidar que fue el régimen que encarna la señora Fujimori la que en 1992 destruyó la democracia y se engulló todos los poderes públicos y de yapa, las fuerzas armadas; y que justamente, cambiaron la constitución para eternizarse en el poder y seguir robando (y matando); amnésicos ellos, esconden que fue Fujimori en los 90 quien se levantó en peso la Caja de Pensiones Policial Militar al igual que la Caja de Pensiones del Pescador, además del Fondo de Vivienda, FONAVI, perjudicando a miles de pensionistas.
Pero la gran prensa también se victimiza: “Gana Perú no respetará la libertad de prensa”, “Gana Perú quiere quedarse con las frecuencias de televisión”, repiten y repiten. Claro, olvidan que en la vereda de enfrente, en Fuerza 2011 –el enésimo nombre electoral que adopta el fujimontesinismo- están los que compraron canales de televisión y toda la llamada prensa basura que predominó en los 90 y cuyos dueños pasaban por la famosa salita del Servicio de Inteligencia Nacional (SIN) para cobrar miles y millones de dólares del cajero de la mafia, Vladimiro Montesinos.
Epilogo
Así son nuestras elecciones a la peruana 2011, cuyo capítulo final se escribirá este domingo 5 de junio, que no solo servirán para elegir a un nuevo presidente, sino que ha tenido otras virtudes. Primero, ha contribuido a recuperar en algo la memoria y a que muchos ciudadanos y ciudadanas, dejemos de lado ese viejo deporte nacional del rápido olvido y fácil perdón. Ha mostrado que la corrupción fujimontesinista no era el fantasma que algunos llegamos a pensar alguna vez, sino que cual tumor maligno, sigue vivito y coleando y tiene más vidas que un gato; ha mostrado también que para nuestras llamadas clases altas –A y B- y nuestros prósperos empresarios, la democracia es apenas un bien fungible del que se puede prescindir cuando de defender sus privilegios se trata, y más aún, cuando los indios de los Andes se la toman en serio y ya no se les puede controlar fácilmente.
Otra cosa: la jornada electoral que está por terminar, ha permitido que la gran prensa y la televisión de alquiler, hayan escrito un capítulo más de la vergonzosa novela que define al periodismo como “El más vil de los oficios”.
Más allá del resultado, estas elecciones a la peruana nos han vuelto a mostrar una realidad incontrastable: los pueblos del Perú Profundo ya no quieren seguir viendo el crecimiento económico por televisión, exigen con justa razón que ese reino próspero se traslade a los andes, a sus cerros, a sus comunidades, a sus selvas; por eso, este domingo irán a votar con memoria, con dignidad y con esperanza, convencidos de que Otro Perú es Posible.
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