viernes, 10 de junio de 2011

México - Cuarta jornada de la Caravana por la Paz: Canto y llanto en repudio a la guerra de Calderón

Foto diariouniversal.net
 Por desinformémonos

Monterrey, Nuevo León. El tema de los asesinatos de periodistas y la participación del obispo de Saltillo, Raúl Vera, marcaron la cuarta jornada de la Caravana Nacional por la Paz con Justicia y Dignidad en su recorrido de Cuernavaca a Ciudad Juárez.

La exigencia de la desmilitarización del país surgió nuevamente en la caravana. “Que el ejército regrese a sus funciones, que deje de matar inocentes”, demandó Patricia González, originaria de esta ciudad.

“En el tramo que he recorrido para llegar a este acto”, dijo el obispo Vera, “se me ha informado que fueron agredidos 11 jóvenes en un Centro de rehabilitación contra las drogas”, luego de destacar que Javier Sicilia, poeta y escritor convocante de la Caravana, desde el principio entendió “este llamado como un proceso de reconstrucción social”.

En esta parada se habló por primera vez el tema de los asesinatos de periodistas. “En enero de 2010, Valentín Valdés, reportero, fue masacrado. Frecuentemente las redacciones de los diarios reciben amenazas de atentados, al igual que diversos canales de televisión. Aquí en Coahuila, los medios de comunicación también somos víctimas de la guerra”, denunció una reportera que enumeró una larga lista de agravios cometidos contra periodistas y contra instalaciones de medios de comunicación.

Frente a la Procuraduría de Justicia del estado de Nuevo León, finalizaron las actividades del día, en medio de música, baile y canto, después de que una comisión de la caravana encabezada por Sicilia se entrevistó con el Procurador de Justicia de Nuevo León, Adrián de la Garza, quien se comprometió a darle seguimiento a nueve casos.

“Son sólo nueve casos de los 660 registrados de enero a junio de este año en Nuevo León”, lamentó la religiosa Consuelo Morales, directora del Centro de Apoyo a los Derechos Humanos AC (CADHAC), una de las organizaciones más notables de la entidad.

Tan sólo en mayo, explicó la defensora de las víctimas, se registraron en esta entidad 220 muertos por casos de violencia. Aquí, dijo, las muertes y desapariciones se han incrementado de manera alarmante en el último año. De enero a junio de 2010 se registraron 196 muertes, lo que quiere decir que el mes de mayo de 2011 supera las cifras del año anterior.

El grito unánime en Monterrey fue: “¿Dónde están las autoridades?”, consigna que se sumó a la exigencia de justicia, esclarecimiento de los casos y regreso del ejército a sus cuarteles. “Desde que entraron los militares todos los muertos son calificados de delincuentes. Sin duda la violencia está generando más violencia, lo que quiere decir que la estrategia del presidente Calderón fracasó. Desde que Nuevo León se militarizó la violencia y las muertes se incrementaron. No hay duda”, señaló la religiosa.

En el gimnasio De la Salle, del Colegio Zaragoza, los activistas y víctimas de la violencia de la guerra contra el narcotráfico fueron recibidos por ciudadanos coahuilenses que se solidarizaron con la exigencia de paz y el cese a la impunidad en el territorio nacional.

“Yo vivo en Ojo de Agua, un lugar donde diario hay desapariciones forzadas. La presión hacia los jóvenes para ser parte del narco o de los grupos de delincuencia es muy grande, pues se ven seducidos por el poder y el dinero. Pero no nos resignamos a acostumbrarnos a que así sean las cosas. No queremos ser parte de las estadísticas de muerte. Tenemos mucho miedo, pero también tenemos muchas ganas de que todo esto cambie. Sigamos luchando, sigamos caminando”, dijo Juan Antonio Ortiz, joven estudiante de Saltillo.

Durante el recibimiento a la Caravana por la Paz con Justicia y Dignidad en la Explanada del Código Civil de la ciudad de Monterrey, Nuevo León más historias se sumaron a la interminable lista de agravios.

“Lo más grave”, dijo a Desinformémonos Ilda Rivera, maestra jubilada y psicóloga, “es que aquí la población con más vulnerabilidad son los jóvenes, son sus vidas las que están en la cuerda floja. Todos tenemos un amigo o un pariente, cuyos familiares jóvenes han sido secuestrados. Siempre andamos con miedo, volteando para todos lados para ver si no le están disparando a nadie, no somos libres ni para andar en las calles”.

Apostado detrás del escenario donde se narraban las historias de terror que forman parte de la cotidianidad de Nuevo León, Ignacio Zapata, de la organización Ciudadanos en Apoyo a los Derechos Humanos dijo que “ninguna autoridad ha logrado frenar la violencia en el estado, por lo que los ciudadanos reclaman ya otra estrategia que no les arrebate la vida de sus seres queridos”. Asimismo, Zapata destacó la importancia de formar redes de protección en los barrios, para crear solidaridad entre vecinos, y apoyarse en caso de situaciones de emergencia.

Una denuncia es constante en los testimonios de dolor de la sociedad regia: la participación de la policía en los secuestros. “A mi hijo lo desapareció la policía en el 2009; quiero decir que lo que la policía llama “levantones” son secuestros a todas luces, realizados por las autoridades que supuestamente nos protegen, pero que en realidad no trabajan, son unos desgraciados que nada más vienen a cobrar”, dijo una habitante de Monterrey.

Sollozando de principio a fin, una madre originaria de Puebla, denunció la desaparición de su hijo Andrés González, ocurrida el 27 de marzo pasado. “Estoy aquí por el gran amor que siento por mi hijo. Él iba para Nuevo Laredo cuando lo detuvo un retén, y desde entonces no sé nada de él. Él trabajaba en Estados Unidos, tenía la nacionalidad norteamericana, pero ni las autoridades americanas, ni las mexicanas me han querido ayudar”.

Poro lado, el doctor Otilio Cantú dijo: “A mi hijo, Jorge Otilio, lo mataron fuerzas especiales del estado de Nuevo León. Le dispararon a quemarropa, le dieron más de 40 balazos. Luego falsearon el acta de defunción y dijeron que se había tratado de un fuego cruzado originado mientras las fuerzas especiales repelían una agresión”.

Casi al finalizar el evento en la Explanada del Código Civil, Julián Le Barón se dirigió a los regiomontanos que por la noche se reunieron en el centro de Monterrey: “Conforme avanza la caravana, con cada tragedia que escucho, cada vez me queda más claro que los mexicanos y las mexicanas somos terriblemente ignorantes, no tenemos la más mínima idea de lo que es comunidad, ni tenemos la capacidad de ver a los otros como seres humanos. Es por eso que no hay en esta plaza 100 mil personas repudiando la muerte de 40 mil de nosotros. Yo me pregunto, ¿dónde están los demás? Todos los que no están aquí es porque hay algo que les importa más que la vida”.


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