Foto G. Trucchi/Rel-UITA |
Por Giorgio Trucchi - LINyM
El Bajo Aguán, en el noreste de Honduras, se ha convertido en tierra de nadie, donde la vida de los campesinos organizados vale menos que los cultivos de palma africana que enriquecen a los terratenientes. Ya son más de 30 los campesinos asesinados en los últimos 15 meses, sin que las autoridades encargadas de impartir justicia hayan tratado de romper el círculo de impunidad que existe en la zona.
Para analizar esta situación conversamos con Gilberto Ríos, secretario ejecutivo en Honduras de FIAN Internacional.
-Es una situación muy difícil. Algo que nunca antes habíamos visto. (Los policías) atacaron y desalojaron a los campesinos de la finca San Isidro (MARCA), se metieron disparando a las instalaciones del Instituto Nacional Agrario (INA) en Sinaloa e hirieron a tres personas, y (desconocidos) asesinaron a tres campesinos del Movimiento Auténtico Reivindicador Campesino del Aguan (MARCA).
Hay una fuerte tensión en todo el Valle del Aguán. Se ha intensificado la ofensiva de los terratenientes y a los campesinos organizados les da temor salir de las fincas, porque tienen miedo que los puedan asaltar y asesinar.
-¿Cree que la reincorporación de Honduras a la OEA y la menor presión internacional contribuyan al recrudecimiento de la violencia?
-Es lo que hemos estado diciendo. Por lo que hemos visto en estos últimos días, pareciera que esta situación les ha dado más seguridad para seguir agrediendo.
-Ante esta situación ¿Cuáles son las principales demandas?
-Exigimos que cese de inmediato la represión y la militarización, que el régimen cumpla con los acuerdos firmados y las promesas hechas a las organizaciones campesinas, y que entregue las tierras.
Además, el movimiento campesino debe permanecer unido, porque el mismo régimen ha impulsado estrategias para dividirlo. No percibimos que tenga una verdadera voluntad de resolver el conflicto, más bien está tratando de incidir en la división del movimiento campesino del Aguán.
-¿Cómo tratar de resolver el conflicto?
-Siempre hemos dicho que si no resolvemos el conflicto agrario a través del reconocimiento del derecho al acceso a la tierra para las familias campesinas, la violencia y el derramamiento de sangre van a continuar.
Tengo 40 años de trabajar con el movimiento campesino y sé que tiene una historia de lucha muy fuerte. Sin embargo, nunca había visto tanto empeño y tanta temeridad como en este momento en el Bajo Aguan. Les asesinan a sus compañeros y al día siguiente están nuevamente recuperando las tierras. Es asombroso.
-¿De dónde sacan tanta fuerza y convicción?
-Por un lado hay una necesidad material muy fuerte y por el otro, hay un nivel de conciencia muy alto.
* Mientras se terminaba de redactar esta nota, algunos medios hondureños dieron a conocer la noticia que el terrateniente y productor palmero Miguel Facussé Barjum, habría aceptado vender sólo algunas de las fincas actualmente en poder de las familias que integran el MUCA (Movimiento Unificado Campesino del Aguán). Por el contrario, el terrateniente advirtió que “estaremos presentando de forma inmediata ante las autoridades policiales las órdenes de desalojo” de las fincas Lempira, La Concepción y Marañones, lo cual podría generar nuevos enfrentamientos. Las fincas fueron entregadas a los miembros del MUCA a raíz de la firma de un acuerdo entre esta organización y el gobierno en abril de 2010.
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