jueves, 11 de febrero de 2021

Ecuador, ante una falsa disyuntiva de progresismo o agenda indígena

Por Ollantay Itzamná

Mínimamente, en un Estado criollo mestizo neoliberal, un candidato indígena de un movimiento indígena como Pachakutik, debería proponer, aunque sea como retórica, la urgente necesidad de hacer cambios estructurales a nivel del Estado, mediante cambios sustanciales a su ordenamiento jurídico. Pero, en el caso mencionado no existe ello.

Según resultados de las elecciones generales del pasado domingo, 7 de febrero, los pueblos del Ecuador deberán volver a las urnas el próximo 11 de abril (el mismo día de las elecciones generales del Perú) para definir, en segunda vuelta, al nuevo Presidente y Vicepresidente del país: Arauz-Rabascall (UNES) o Yaku Pérez-Virna Cedeño (
Pachakutik). El primero se proclama progresista, el segundo, eco comunitarista.

Bajo las paraguas del término progresismo se categorizan a las diferentes tendencias ideológico políticas que en las últimas décadas emergieron, fueron y son gobierno en algunos países de Abya Yala. Sus apuestas son: post neoliberalismo vía revisión de contratos de privatizaciones y fortalecimiento de los estados, redistribución social de excedentes económicos, repulsa a la presencia imperial norteamericana en la región, y apuesta por la integración regional. Esta es, según las promesas, la apuesta del binomio Arauz-Rabascall (Moreno fue elegido también con la misma promesa, pero terminó haciendo lo contrario).

La propuesta del binomio Pérez-Cedeño, con aura de ecología, comunitarismo, espiritualidad hídrica, etc., promete revisar contratos de privatizaciones aunque no menciona nacionalización alguna. Promete dejar bajo tierra los yacimientos mineros e hidrocarburíferos para preservar ecosistemas y cuencas hídricas, pero no explica de dónde sacará dinero para reflotar la economía del país. Promete crear centenares de miles de nuevos empleos, aunque no se conoce si lo hará mediante nuevas empresas estatales o esperará la bondad de la inversión privada.

En los discursos y actitudes, hasta el momento, queda claro que Arauz, quien no recoge, ni representa la agenda de los pueblos indígenas, es evidente y consecuente con sus apuestas. Aunque nadie sabe si hará lo mismo que Lenin Moreno.

Yaku Pérez, ideológicamente es bastante “misterioso”. Aunque confesó públicamente que para Ecuador prefería un gobierno de un banquero (Guillermo Lasso) que de un progresista/correísta. Ataca sin reservas al Presidente Maduro y al proceso venezolano, y toda la lucha anti imperial que Venezuela representa. Apoyó, junto integrantes de su actual equipo, el Golpe de Estado y al gobierno de facto en Bolivia. Incluso en vísperas de las elecciones últimas, el banquero Guillermo Lasso (actualmente ubicado en tercer lugar en los resultados electorales) declaró que si Pérez pasaba a la segunda vuelta no dudaría en apoyarlo para evitar que el progresismo vuelva a Ecuador.

¿Yaku Pérez representa la agenda política de los pueblos de Ecuador?

Los cerca de 14 pueblos originarios que cohabitan en Ecuador, que según censo oficial representan cerca del 7% de la población total del país, se encuentran en su gran mayoría en situación de empobrecimiento y miseria material, invadidos y agredidos violentamente por los agentes neoliberales.

Estos pueblos no viven de la “idílica” idea de “dejar los bienes comunes bajo tierra” (para que mañana los nuevos dueños la saqueen) Para asistirlos materialmente, y con urgencia, el Estado necesita (nos guste o no) dinero. Los pueblos originarios no estamos en contra del uso/aprovechamiento de los bienes de la Madre Tierra. Estamos en contra del extractivismo neoliberal que se lleva la riqueza y nos deja miseria y contaminación.

Nuestra agenda/aspiración como pueblos originarios, por nuestra situación subalterna, es esencialmente sociopolítica. Por tanto, la demanda de la restitución de los territorios ancestrales y la autodeterminación en nuestros territorios es esencial. Si una lucha indígena no contempla esta demanda central, simplemente no es una agenda de los pueblos, quizás podrá ser folclorismo multiculturalista. Pero no una agenda política indígena.

La autodeterminación de los pueblos originarios necesariamente exigen redefinir o repensar los estados bicentenarios en Abya Yala. Imposible ejercer autodeterminación indígena en estados centralistas, o estados naciones criollos.

En la Constitución Política del Ecuador se incorporó la declaratoria de Estado plurinacional pero sin la autodeterminación de los pueblos. Por eso esa plurinacionalidad, confundida con la interculturalidad, no pasó de ser una declaración durante el gobierno progresista. Las autonomías garantizarán, en buena medida, que los pueblos, por su voluntad, emprendan sus destinos hacia el añorado bienestar colectivo.

En el programa de gobierno de Yaku Pérez nada de esta agenda aparece. Aunque Ud. no lo crea. Revise Ud. dicho programa de gobierno. Mínimamente, en un Estado criollo mestizo neoliberal, un candidato indígena de un movimiento indígena como
Pachakutik, debería proponer, aunque sea como retórica, la urgente necesidad de hacer cambios estructurales a nivel del Estado, mediante cambios sustanciales a su ordenamiento jurídico. Pero, en el caso mencionado no existe ello.

Más al contrario, Yaku propone que todos los bienes de la Madre Tierra sean reservados bajo tierra para que los agentes capitalistas, mañana, en su cuarta ola de invasión planetaria, lo saqueen. ¡Estamos cansados de ser los empobrecidos guardianes de los “recursos naturales” para que capitalistas de mañana nos expulsen o asesinen para saquear dichos bienes.

Esta rápida mirada al programa de Yaku Pérez nos indica que la “narrativa” eco comunitarista del candidato presidencial de
Pachakutik no es más que un “Caballo de Troya” que, ahora, los neoliberales traen hacia Ecuador para endilgar/distraer/desmovilizar a los pueblos originarios que luchan por su emancipación como pueblos. Y lo hacen mediante sus agentes de cooperación internacional y sus muletillas discursivas Pachamama fashion o neoindígena fashion.

Lamentable decirlo, pero, después del Golpe de Estado en Bolivia, seguido de masacres indígenas, alentado y apoyado por muchos ambientalistas, ecologistas, feministas, neoindigenistas, ecocomunitarios, imposible tragarse el “trago amargo” que nos quieren hacer beber los emisarios del Caballo de Troya en Abya Yala.

Fuente: ollantayitzamna.com


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