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Por Página 12
Habían transcurrido 15 horas desde el comienzo del paro general cuando el triunviro de la CGT, Héctor Daer, calificó la jornada como “contundente” y reclamó diálogo pero también un cambio en las políticas económicas del presidente Mauricio Macri. Un rato antes las dos CTA, la de Hugo Yasky y Pablo Micheli, coincidieron en el análisis pero se animaron a calcular que el acatamiento fue de un 90 por ciento. El Gobierno, en tanto, no sólo minimizó el reclamo sino que reprimió con dureza los piquetes que organizaron los partidos de izquierda, especialmente en la Panamericana donde hubo heridos y detenidos.
Contenidos y sin reflejar alegría por el éxito de la medida de fuerza, los tres miembros de la conducción de la CGT, Héctor Daer (Sanidad), Juan Carlos Schmid (Dragado) y Carlos Acuña (Estaciones de Servicio), se aprestaron a evaluar la medida de fuerza en el histórico salón Felipe Vallese. Daer no sólo calificó la jornada como “contundente” sino que llamó al Gobierno a escuchar el reclamo que exige “la rectificación de las políticas económicas y sociales”. El dirigente cegetista no eludió la ironía de la frase que unas horas antes había lanzado Macri en la inauguración de mini Davos porteño: “Bienvenidos a todos, qué bueno que todos estemos acá, trabajando”, dijo el presidente. Daer respondió con un lacónico “todavía estamos triste porque hay millones de compatriotas nuestros que no tienen trabajo”.
A su turno, Acuña se concentró en la historia del paro, que incluyó la luego vetada ley antidespidos, el acta de noviembre que firmaron junto al gobierno y las centrales empresarias para evitar pérdidas de puestos de trabajo y un bono de 2000 pesos (“Los empresarios no cumplieron pero gobierno no se ocupó en buscar que eso se cumpla”), la movilización del 7 de marzo y ahora el paro, para concluir que “el presidente tiene la responsabilidad de escuchar al pueblo, el alto acatamiento es para que escuche y nosotros estamos dispuesta a acompañar para mejorar y que le vaya bien a los argentinos y no a unos pocos”.
Schmid se preocupó por desestimar la tesis desestabilizadora del gobierno macrista. “No estamos promoviendo ninguna fogata social, no está en el ánimo de los hombres y mujeres que se termine el mandato de nadie”. Luego afirmó que la CGT tiene “vocación de sostener el gobierno electo pero ello no significa resignación. No confundan nuestra prudencia con la lentitud y la espantosa ausencia de encontrar soluciones a los problemas del país”. No se olvidó de la acusación presidencial sobre la existencia de mafias en los sindicatos y por eso dijo que “si hay mafia en este país que la busquen en la especulación financiera, es allí donde van a encontrar más de un mafioso”.
Cuando los periodistas quisieron saber sobre la inexistencia, según afirmó el mismo Presidente, de un plan B en el gobierno, Daer tomó el micrófono y señaló que “no somos los que tienen que llevar un plan alternativo, no gobernamos, pero sí somos víctimas de políticas que no traen consecuencias favorables para la mayoría de la sociedad”.
El paro nacional que comenzó a la medianoche del miércoles se sintió con fuerza en todo el país y por su magnitud sorprendió a los propios organizadores. La adhesión de los gremios de transporte fue estratégico pero también resultó importante el respaldo de organizaciones empresarias y de pymes que colaboraron junto a los sindicatos a enmudecer y vaciar las zonas comerciales de cada ciudad. A pesar del esfuerzo que ejerció el gobierno, como la liberación de peajes y el libre estacionamiento en la ciudad de Buenos Aires, no consiguió contrarrestar la efectividad de la medida de fuerza.
La CGT realizó dos conferencias de prensa. Cuando se hizo la primera la Gendarmería, bajo la conducción del secretario de Seguridad, Eugenio Burzaco, ya había ordenado la represión a los piquetes que habían organizado partidos y sindicatos de izquierda. No hubo piedad con los manifestantes. Los palos, el agua y el gas pimienta lo distribuyeron sin distinción. La represión dejó heridos y detenidos.
Durante el primer encuentro con la prensa, el camionero Pablo Moyano, confió en que el gobierno reaccione y convoque a una mesa de diálogo pero advirtió: “No como ocurrió antes donde sólo era para la foto, donde se firmaban actas que luego no se cumplían. Si eso no ocurre habrá medidas más contundentes porque hasta ahora las medidas del gobierno no fueron a favor de los trabajadores. Creo que está claro que el gobierno beneficia a un pequeño sector”. Incluso pronosticó que las inversiones que la Casa Rosada anuncia no vendrán pero no por culpa del paro “sino por las políticas del gobierno que bajan la producción por la apertura de las importaciones y provocan la caída del salario. Eso ahuyenta las inversiones”.
Las dos CTA se reunieron en la sede que tienen en el barrio porteño de Monserrat donde coincidieron en calificar a la medida como “una jornada histórica”. Yasky dijo que “hay un país que plebiscitó, con la adhesión al paro, las políticas de ajuste del gobierno de Macri, que dijo basta de ponerle techo a las paritarias, de aumentos salariales por debajo de la inflación y de los numerosos despidos”. Micheli, en tanto, afirmó que “los trabajadores dieron una respuesta contundente frente a la profundización de las políticas económicas de ajuste de este gobierno y el único lugar que tuvo cero acatamiento al paro fue el ‘mini Davos’ de Macri”.
La respuesta del Gobierno al paro nacional, que encima incluyó el fallo judicial que lo obliga a convocar a la paritaria nacional docente, fue la provocativa ironía presidencial, la represión a los piquetes y una ristra de declaraciones de los principales funcionarios del gobierno. El jefe de Gabinete, Marcos Peña, se limitó a decir que la ausencia de transporte público impidió “a los que acompañan el cambio” ir a trabajar. Por su parte, el ministro de Trabajo, Jorge Triaca, dijo que el paro “fue innecesario e inoportuno” y se animó a decir que en varias provincias el paro no afectó la vida cotidiana. Sin embargo, los reportes que llegaron desde el resto del país contradicen al funcionario. Por caso, en Jujuy, uno de los distritos que con mano de hierro controla Cambiemos a través del radical Gerardo Morales, el paro tuvo un alto acatamiento al igual que en Córdoba, Tucumán, Santiago del Estero, Santa Fe, Chubut, Misiones y La Rioja, entre otras.
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