Desde la obviología y la demagogia de turno, podríamos decir que la última Asamblea de las Naciones Unidas fue "histórica" pero nos mentiríamos por pensar que lo histórico es un "cambio” netamente en positivo, cuando los pelos y señales nos indican que los discursos de los presidentes más influyentes del globo plantean como eje a la "Segunda Guerra Mundial”, como espejo del peligro actual. Van aquí los cinco datos a tener en cuenta.
1. Lo obvio: la inoperancia de la ONU
No es sólo lo que dice Rafael Correa sobre que se "dan muchos discursos, pero nadie escucha", ni que la tecnocracia global se ponga nuevas metas para el desarrollo para reducir la pobreza, sin que la mayoría haya cumplido las Metas del Milenio (excepto Venezuela, por ejemplo), como tampoco que se hagan promesas irrealizables para reducir el calentamiento global, ni que las potencias equiparen las emisiones de carbono de sus industrias con los eructos de una vaca de un país en desarrollo para trampear, como siempre han hecho, al fin y al cabo.
Sino que toda esta hipocresía está sintetizada en un fragmento del discurso del secretario de la ONU, Ban Ki-Moon, en el inicio de la Asamblea General de la ONU, cuando sostuvo que el sistema de ayuda humanitaria tiene la mitad de dinero suficiente para ayudar a la gente de Irak, Sudán del Sur y Yemén, el 39% para Ucrania y sólo un tercio para Siria, lo que explica, en parte, la huida masiva de los campos de refugiados de la ONU en Turquía.
Es más, el secretario de las Naciones Unidas remarcó que el sistema de ayuda humanitaria "no está quebrado, está en bancarrota", y en una sola pregunta encerró lo continuo y crónico de la muerte por goteo del actual sistema-mundo del capitalismo: "¿Por qué es más fácil encontrar dinero para destruir a la gente y al planeta que para protegerlos?".
Para un lector promedio de Misión Verdad podría sonar hasta medio cursi la falsa retórica de los secretarios generales de la ONU, pero no es una persona, es la institución más importante del globo denunciando a boca de jarro que, simplemente, funciona para ponerle curitas a la gangrena. Y que ni siquiera con eso puede.
2. Lo difuso: la incapacidad de dialogar
Podemos decir que en la ONU se escenificó la incapacidad de dialogar entre un relato único y uno múltiple, porque si bien el tema del peligro de guerra general y mundial, llamada "Tercera Guerra Mundial" hasta por el mismo Papa, tiene un gran consenso. El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, pidió encontrar puntos de unión, terminar con las guerras, pero paralelamente argumentó a favor de intervenir "cuando los valores fundamentales de la ONU estén en riesgo", y sus "aliados también lo estén".
Otra vez, Obama invocó el "excepcionalismo" estadounidense para hacer guerra cuando lo necesite, y declaró que la "Asociación Transpacífica, un tratado de comercio que abarca a casi el 40 por ciento del globo, abrirá mercados, a la vez que protegerá los derechos de los trabajadores y protegerá el medio ambiente que permitirá un desarrollo sostenido". El que tendrá sólo un ganador: las corporaciones de Estados Unidos y Occidente.
Y no sólo que esta soberbia e incapacidad de dialogar con la realidad de más de la mitad del globo de a pie es sintomática, sino que también va en contra "del mundo de equilibrios, un mundo de justicia, un mundo de paz" definido por el presidente Nicolás Maduro, y la siguiente sentencia del presidente chino Xi Jiping: "Debemos comprometernos con el multilateralismo y rechazar el unilateralismo. Encontrar resultados en los que todos ganen y rechazar la manera de pensar obsoleta de que el que gane se lo lleve todo".
Y en el fondo, por más acercamientos con Irán y Cuba y diplomacia de reunionitis que haya, lo que continúa predominando en el discurso de la principal potencia mundial en decadencia es la negación de la realidad inmediata, como la de un paciente internado en un psiquiátrico. Pero si se lo mira racionalmente y de una forma bastante coño de madre, "el que gana se lo lleva todo" es la esencia máxima del actual capitalismo especulativo y financiero que rige Washington adentro.
3. Lo evidente: la bipolaridad económica y la guerra fría
Cuando el presidente ruso Vladimir Putin afirmó que las sanciones estadounidenses por el conflicto en Ucrania son una medida que en realidad "sirve de instrumento para eliminar la competencia en el mercado", encerró en una sola frase la actual escalada directa no sólo contra Rusia sino contra todo polo de poder que vaya en contra de que Estados Unidos "sea el centro neurálgico mundial en la gestión del comercio Este-Oeste", la "isla del mundo" que conecte el Atlántico con el Pacífico, y con eso "devuelva a Washington a su posición anterior como la economía más importante del mundo", según describe el analista geopolítico ruso-estadounidense Andrew Korybko.
Porque, siguiendo el análisis de Korybko, lo que Xi Jiping quiso decir cuando resaltó que "el mundo atraviesa un proceso histórico de evolución acelerada" que conduce a "un mundo multipolar, una tendencia irresistible de la historia" es que, si se mantiene esta "tendencia, se podría proporcionar un sustituto adecuado y oportuno para la estructura existente con una transición pacífica que podría ofrecer un sustituto adecuado".
La evidente negación de Obama de dejar de morder en su discurso con el unilateralismo, la excepción de intervenir "allá donde sea necesario", sea Ucrania, Libia, Siria o Venezuela, es el choque de frente en esta bipolaridad económica que tiene a Estados Unidos trabajando incansablemente para promover el libre comercio en el 40% de los mercados, queriendo hacer en cinco años lo que no hizo en dos décadas.
Y si en la ONU China ofrece 2 mil millones de dólares a los países en desarrollo, como si pusiera para la vaca de un refresco, y Estados Unidos apenas presenta unos pocos millones sin bombo ni platillos, podemos ver cómo va esta bipolaridad económica y la guerra fría. Más aún si regionalizamos el monto ofrecido por China a la Celac, 250 mil millones en los próximos años, y lo ofertado por Estados Unidos a Caricom y la Alianza para el Pacífico este 2015, 2 mil millones de dólares.
4. Lo paradójico: el uso de la ONU contra Estados Unidos
La era del sheriff mundial de Estados Unidos inició con la guerra del Golfo de 1991, pero se consolidó jurídicamente a nivel internacional con la "coalición humanitaria" para desmembrar Yugoslavia bajo la figura de la Responsabilidad para Proteger o doctrina R2P. Por lo que no es cualquier cosa que la mayoría de los presidentes soberanos hayan criticado la política estadounidense con base al uso y abuso de la Carta de la ONU, ni que se invoque a ésta como defensa ante el intervencionismo estadounidense, como sostuvo el presidente Maduro, y principio para las reformas del Consejo de Seguridad de la ONU.
Pero, pese al empate técnico, crónico y el fin de los consensos puertas adentro de la ONU, escenificado a gran escala en el Consejo de Seguridad, lo paradójico es que Rusia no sólo ha usado la Responsabilidad para Proteger para intervenir en Crimea, sino que en el tema clímax de la Asamblea, Siria, usa todos los principios jurídicos de la ONU inventados por Washington para formar una coalición estabilizadora y de orden en Siria y el mundo árabe-musulmán.
No es casual que Estados Unidos haya bloqueado dos resoluciones en el Consejo de Seguridad: una para sancionar de manera independiente al Estado Islámico, hoy considerado como parte de Al-Qaeda, ni que intente sancionar un marco jurídico para la coalición en Siria que actúe bajo el respeto a la soberanía de los países, a contramano de Estados Unidos que inició sus bombardeos sin recibir un pedido de Damasco ni recibir la aprobación del Consejo de Seguridad, como lo establece el derecho internacional.
La incomodidad de Barack Obama para rechazar de forma vehemente la propuesta de Putin por carecer de argumentos "moralemente vendibles" demuestran lo profundo y adentro que caló esta inesperada jugada del Kremlin, destinada a ser una de las fórmulas para apagar los próximos incendios que Washington pretenda iniciar y buscar una solución negociada en Siria que cambie la ecuación de poder en un área estratégica para controlar los flujos energéticos mundiales.
5. Lo feo: la inoperancia no significa rendición
La exitosa gira diplomática del presidente Nicolás Maduro y el también exitoso mes de ofensiva regional para desarmar la "Operación Tenaza", que en sus palabras en la ONU quiere llenar de conflicto las fronteras con Colombia y Guyana, tuvo su visibilización en el aplauso general cuando exigió que se derogue la orden ejecutiva que declara "una amenaza" a Venezuela y "es una espada" encima del pueblo venezolano, otra vez según sus mismas palabras.
Y nuevamente hay que reafirmar y recontra repetir: la Asamblea General de la ONU volvió a mostrar a una Venezuela que no está para nada aislada, que está cien por ciento comprometida en construir un mundo multipolar, un Maduro con altura y peso con reuniones de alto nivel y alta exposición, muy a contraposición de, por ejemplo, el presidente títere de Ucrania, Petro Porosckenko que está en el lado inverso de la historia y en la realidad parece ser más un paria, por su irrelevancia, que el principal dirigente de uno de los tres puntos focales del mundo de hoy.
Porque aún cuando las dos políticas exitosas de Obama, Cuba e Irán, no fueron la noticia, ni tampoco lo fue la demonización de Rusia, ni el libreto "Al-Assad debe irse", lo realmente cierto es que Siria, Ucrania y Venezuela siguen hoy en pleno movimiento, y son la síntesis total de los cuatro puntos anteriores, por lo que no extraña que el presidente Maduro le haya dicho lo obvio a un mundo que no escucha ni ve, y es sordo, mudo y tarado, cuando pidió "estar muy atento a cualquier intento de violentar la vida política de Venezuela".
Y lo van a intentar hacer porque aún cuando la guerra se intenta desarmar, el excepcionalismo global parece necesitarla cada vez que ve amenazado su poder, por lo que esa es la verdadera orden ejecutiva de la Casa Blanca contra más de la mitad del globo.
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