domingo, 11 de octubre de 2015

FMLN: Un acuerdo entre asperezas

Por Laura Bernal | ContraPunto

El partido oficialista cumple este 10 de octubre 35 años de fundación, luego que quince de sus líderes se encargaron de sentar su rumbo inicial

Atilio, quien fuera conocido como Salvador Guerra, apenas creía en lo que se había convertido aquel encuentro en Cuba. Había viajado desde Vietnam, tras un entrenamiento militar, para empezar el esperado proceso que daría pie a la creación del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN). Hace 35 años aquella "sopa de siglas" que eran las cinco organizaciones guerrilleras, se unieron en cuatro letras.

Eran los primeros meses de 1980, cuando quince dirigentes de organizaciones político militares decidieron crear la Dirección Revolucionaria Unificada para discutir, de una vez por todas, los lineamientos que guiaría a la nueva estructura político militar.

Atilio Montalvo, uno de los fundadores de las Fuerzas Populares de Liberación (FPL), guardaba silencio mientras escuchaba la justificación del asesinato del poeta salvadoreño Roque Dalton por parte de dirigente del Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP). Era uno de los requisitos para proceder con el encuentro. Había que dirimir asperezas, cuenta.

"Todo fue parte de errores que cometimos antes de crear el ERP, tenemos que pasar la página y hacer una sola integración", fue lo que explicaron en aquel entonces, Joaquín Villalobos y Jorge Meléndez, recuerda Montalvo.

Era mayo de 1980, el encargado de relaciones internacionales para América Latina del Partido Comunista Cubano (PCC), Manuel Piñeiro -conocido también como Barba Roja- era el mediador entre los quince guerrilleros que estaban reunidos entre aquellas cuatro paredes de la isla caribeña.

Eduardo Sancho, Carlos Asencio, Alberto Ramos, de la Resistencia Nacional RN); Cayetano Carpio y Melida Anaya Montes, de las FPL; Ana Guadalupe Martínez, Villalobos y Meléndez, del ERP; Shafick Handal, Américo Araujo y Mario Aguiñada Carranza, del Partido Comunista (PCS), junto a  Francisco Jovel del Partido Revolucionario de los Trabajadores Centroamericanos (PRTC), entre otros, habían viajado clandestinamente desde El Salvador hasta Cuba para discutir el nuevo rumbo de la lucha armada.

Mientras el ERP aclaraba la situación del asesinato de Roque, por otra parte el Partido Comunista proponía esclarecer el asesinato de Mario Aguiñada Carranza(presuntamente asesinado por el ERP), pero la RN se oponía también a que  el PC se alineara al nuevo agrupamiento por considerarlos ortodoxos y ajenos a la realidad salvadoreña.

Entre esos ires y venires, las primeras discusiones que daban apenas un bosquejo de lo que sería el FMLN se prolongaron dos semanas, detalla sonriente Montalvo, al aclarar que afortunadamente las discusiones no pasaron a más que simplemente gritos “jamás hubiesen pasado a golpes”, dice.

Para la década previa a 1980, la idea de unificar las fuerzas político-militares de la izquierda salvadoreña bajo una sola bandera, había sido impulsada  por la aguda lucha militar desde 1975, además de un fraude electoral en 1977 y la previa creación de una coordinadora político militar y otra revolucionaria de masas.

 “La idea de crear el FMLN surge en el afán de obtener un frente pluralista amplio que nos permitiera actuar mejor ante el conflicto armado que se avecinaba”, explica Montalvo, al recordar también su preparación armada en la guerra de Vietnam.

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-¿Qué hacía un salvadoreño participando en Vietnam?

-En 1974 como parte de las FPL me fui a un intercambio en Vietnam y luego me quedé allá viviendo la experiencia de la revolución vietnamita. Regresé en los primero meses de 1975 cuando ellos ganaban allá la lucha contra Estados Unidos. Hice amigos, comenta emocionado el ex guerrillero al recordar aquellos años.

-¿Esta amistad trajo beneficios para ustedes?

-Cuando yo regresé yo le planteé a Cayetano Carpio la necesidad de establecer relaciones con Vietnam. Entonces antes de la reunión de 1980, él y yo fuimos a Nicaragua donde los vietnamitas habían mandado un embajador provisional por la revolución sandinista. Yo lo conocía y le dije a Carpio que era estratégico relacionarnos con ellos. Era la experiencia que más se parecía a la de El Salvador.

En septiembre de 1979, Montalvo regresa a Vietnam para vivir más intensamente su experiencia armada. Es ahí donde se capacita para la lucha irregular, el armamento popular, tatús, trampas de bambú y el frente político que meses después se pondría en marcha en El Salvador, asegura.

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Mientras tanto, en el clandestino  encuentro en Cuba una nueva discusión se avecinó. Villalobos, Meléndez y Martínez, del ERP, guardaban  hasta el cansancio su propuesta de la estrella blanca para la bandera del FMLN, y FPL insistía en mantener a Farabundo Martí como el nombre que los identificara.  Pero ajeno a esto, todos coincidieron en un solo aspecto: el color de la bandera debía ser el rojo.

“Había un resentimiento histórico, pero fue más fuerte el deseo de hacer un frente común que eliminamos las asperezas”, explica Montalvo, ahora uno de los personajes más históricos en la trayectoria del FMLN.

Antes de Cuba, los quince delegados  ya se habían reunido en Nicaragua, ahí donde la revolución sandinista empezaba a dar sus primeros frutos de victoria;  y aunque pudo convertirse en el escenario perfecto, Montalvo aclara que prefirieron alejarse de la situación para no mezclar futuros intereses.

El mismo presidente cubano Fidel Castro fue el encargado de reunirse posteriormente con los quince salvadoreños que habían llegado a los últimos acuerdos tras definir, entre otras cosas, su dirigencia, su bandera y su eterna consigna de lucha.

“Unidos para combatir, hasta la victoria siempre, fue nuestro llamado”, rememora Montalvo.

El FMLN cumple 35 años desde aquel entonces y tras la firma de los Acuerdos de Paz, en 1992,  que dio fín a un conflicto armado de doce años en El Salvador, la izquierda salvadoreña continuó con su llamado a un diálogo por la amplia participación. Convertirse oficialmente en partido político fue uno de sus mayores logros, por no decir el principal.

Pero Montalvo no deja pasar el momento y se mantiene al margen de un análisis actual. Sin embargo, toma un cigarrillo, respira profundo y dice: “al FMLN lo que le ha costado entender es cómo funcionar como partido político después de estar en un frente de guerra”.

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