Foto G. Trucchi | Rel-UITA |
Protesta de corteros del Ingenio Risaralda obtuvo el respaldo de una amplia base social
Por Giorgio Trucchi | Rel-UITA
El acuerdo firmado entre la seccional Sintrainagro La Virginia y el Ingenio Risaralda, en el que se establece, entre otros puntos, la formalización laboral de los corteros de caña a través de la contratación directa e indefinida, no es solamente el resultado de la huelga iniciada el 2 de marzo, brutalmente reprimida por las fuerzas represivas del Estado, sino también de la gran movilización popular y del respaldo de una amplia base social.
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“Pasamos más de un año pidiendo al Ingenio Risaralda que nos reuniéramos y dialogáramos para buscar una solución a la grave situación que estábamos enfrentando. La persecución sindical estaba en lo fino y la merma en los salarios nos estaba agobiando”, recuerda Arley Bonilla, presidente de la seccional Sintrainagro La Virginia.
“La gente estaba desesperada y ya no aguantaba más. Ante la intransigencia de la empresa y su firme rechazo a sentarse con corteros decidimos pasar a la acción”.
Fue así que los corteros comenzaron a visitar comunidades, pueblos y ciudades situadas en la zona de influencia del Ingenio Risaralda.
Comenzaron a repartir volantes, ir puerta a puerta, organizaron asambleas, plantones, marchas. Hasta visitaron a las autoridades municipales para plantear la necesidad de iniciar un diálogo con la empresa.
El objetivo era informar y sensibilizar a la gente ante las graves problemáticas que enfrentaban los corteros de caña, contrarrestando la campaña mediática de la patronal, que los presentaba como sujetos agresivos y violentos.
En fin, debían ser capaces de explicar que estaban pidiendo nada más que sus derechos: un trabajo y un salario digno, una contratación directa e indefinida.
“Cuando se va a hacer algo tan serio como una huelga hay que tener un fuerte respaldo social. Es fundamental que la gente supiera el porqué de la protesta. No fue algo improvisado, sino el resultado de un largo proceso que duró más de un año y medio”, explicó Bonilla.
“La gente estaba desesperada y ya no aguantaba más. Ante la intransigencia de la empresa y su firme rechazo a sentarse con corteros decidimos pasar a la acción”.
Fue así que los corteros comenzaron a visitar comunidades, pueblos y ciudades situadas en la zona de influencia del Ingenio Risaralda.
Comenzaron a repartir volantes, ir puerta a puerta, organizaron asambleas, plantones, marchas. Hasta visitaron a las autoridades municipales para plantear la necesidad de iniciar un diálogo con la empresa.
El objetivo era informar y sensibilizar a la gente ante las graves problemáticas que enfrentaban los corteros de caña, contrarrestando la campaña mediática de la patronal, que los presentaba como sujetos agresivos y violentos.
En fin, debían ser capaces de explicar que estaban pidiendo nada más que sus derechos: un trabajo y un salario digno, una contratación directa e indefinida.
“Cuando se va a hacer algo tan serio como una huelga hay que tener un fuerte respaldo social. Es fundamental que la gente supiera el porqué de la protesta. No fue algo improvisado, sino el resultado de un largo proceso que duró más de un año y medio”, explicó Bonilla.
La importancia del apoyo internacional
“Nuestra lucha trascendió Colombia”
Para Arnobio Estrada, vicepresidente de la seccional Sintrainagro La Virginia, el apoyo nacional e internacional a la lucha de los corteros de caña fue trascendental, y ayudó a que la empresa sintiera más presión y se viera obligada a sentarse a negociar.
“La cosa que más me indignó fue la represión brutal de las fuerzas públicas, que arremetieron contra los trabajadores con actitud asesina. Nuestro compañero Carlos Ossa Trejos todavía está luchando contra la muerte”, dijo Estrada.
“Esto generó una gran reacción popular. Comenzaron las marchas de protesta en varios pueblos, y hasta las esposas de los corteros salieron a las calles con mantas y pancartas, exigiendo el fin de la represión y un alto a la impunidad”.
Lo que estaba ocurriendo en el Ingenio Risaralda superó las fronteras de Colombia. La página web de la Rel-UITA fue clave en este trabajo de información y divulgación internacional.
“Fue impresionante ver cómo las noticias circulaban internacionalmente, afectando la imagen de una empresa que se ufana de ser respetuosa de los derechos laborales y que usa una cortina de humo para ocultar su actitud explotadora, antiobrera y antisindical”, agregó el dirigente.
“El apoyo nacional e internacional fue un elemento decisivo en esta lucha, y contribuyó de forma determinante a poner a la empresa contra la pared, hasta que no tuvo otra salida que sentarse a negociar”, coincidió Manuel Salvador Soto, fiscal de la seccional La Virginia.
Ante los retos futuros y la inminente negociación colectiva, los directivos de esta seccional del Sintrainagro aseguran que se trata ahora de seguir fortaleciendo y profundizando este vínculo con la base social.
“Lo que hemos logrado hasta el momento es solamente el inicio de un camino que se perfila largo y difícil. Estamos preparados y conscientes de que no estamos solos”, concluyó Bonilla.
Fuente: Rel-UITA
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