¿Quiénes matan?, ¿ por qué? y ¿para qué?
Por Ernesto Carmona* | Question Digital
Con 3 asesinatos en diciembre (en Honduras, Colombia y Brasil) el
2014 cerró un balance de 31 periodistas y trabajadores de prensa
asesinados en América Latina y el Caribe para silenciar su trabajo
informativo, según los registros de la Comisión Investigadora de
Atentados a Periodistas (Ciap), de la Federación Latinoamericana de
Periodistas (Felap). Al final se ofrecen los nombres de estas 31 víctimas
porque ciertas fuentes y grandes medios estiman que la muerte de un
periodista ya no hace noticia y reportan cifras muy inferiores.
Por
ejemplo, la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP), que agrupa a los
dueños de grandes periódicos de EEUU y América Latina, reportó sólo 19
asesinatos en la región y 60 a escala mundial, mientras duplican esa
cantidad los números globales ofrecidos por diferentes entidades
gremiales y centros de estudios internacionales con sede en Europa.
¿Quién mata a los periodistas de la región [y de otros países del
resto del mundo]? Los verdugos generalmente son sicarios pagados por
fuerzas fácticas ocultas, ligadas al poder político local y/o nacional y
a la vasta corporación del delito: narcotráfico, contrabando, tráfico
humano, terrófagos o afines. Pocos se atreven a señalar a los autores
intelectuales en la sombra, precisamente porque les puede costar la
vida.
La escasez de noticias y la impunidad son el denominador común.
Cuando la víctima trabaja en alguno de los grande medios, la “justicia¨”
es capaz encontrar uno que otro sicario contratado, pero cae preso
algún del crimen y/o la corrupción política. En Colombia han llegado a
tribunales ciertos altos cargos políticos, pero al fin de cuentas los
verdugos de cuello y corbata siempre resultan indemnes.
Los asesinatos de 2014 ocurrieron en Brasil (5 muertes), Colombia (3
casos), El Salvador (2 asesinatos), Honduras (7 homicidios), México (9
asesinatos), Panamá (1 asesinato), Paraguay (3 homicidios) y Perú (1
caso), de acuerdo al orden alfabético del nombre de los países. México
acumula 21 desapariciones forzadas de comunicadores sin resolver.
Los países más golpeados siguen siendo México, Centro América, Brasil
y Paraguay. Se escribe mucho sobre el comportamiento de la gran prensa a
la hora de informar sobre asesinatos de sus trabajadores, pero se
explayan en banales detalles macabros, o el prontuario de los sicarios
si resultan aprehendidos. Nunca hay nada sobre los autores intelectuales
en la obscuridad.
El Estado tampoco hace su trabajo. Por ejemplo, Gregorio Jiménez de la
Cruz fue criminalizado por las autoridades encargadas de investigar su
secuestro y homicidio en Veracruz, México. Cuando aparecieron, las
noticias de estos 27 asesinatos fueron relegadas a la crónica roja.
Tampoco las difundieron bien los medios de los lugares de los
asesinatos. A las mafias no les gusta que las señalen. Al fin y al cabo,
el objetivo de tanto crimen es la censura, el silencio y el miedo.
Los nombres de estos colegas tampoco pueden quedar impunemente en el olvido:
Brasil: Santiago Andrade, 49 años, camarógrafo; Pedro Palma, 47,
dueño de un periódico; José Lacerda da Silva, 50, camarógrafo; Geolino
Lopes Xavier, 44, Bahía; Marcos de Barros Leopoldo Guerra, 51,
periodista y abogado; Colombia: Yonni Steven Caicedo, 21, camarógrafo;
Luis Carlos Cervantes Solano, director de radio; Mónica Andrea Rocha,
42, periodista de la universidad de Bucaramanga; El Salvador: Mélida
Antonia Amaya, 29, y su bebé de 6 meses; Carlos José Orellana, 23,
camarógrafo; Honduras: Carlos Mejía Orellana, 35, Radio Progreso; Luis
Alonso Fúnez Duarte, 47, conductor de noticias; Hernán Cruz, 52,
comunicador de radio rural; Herlyn Iván Espinal Martínez, 32,
coordinador de noticiario; Nery Francisco Soto Torres, 32, TV local;
Dagoberto Díaz Suárez, dueño de Canal 20, Yoro; Reynaldo Paz Mayes, 48,
director, propietario y conductor de la estación regional RPM TV Canal
28; México: Miguel Ángel Guzmán Garduño, 55, estado Guerrero; Gregorio
Jiménez de la Cruz, 42, de Veracruz; Omar Fabián Reyes, 35, de Oaxaca;
Jorge Torres Palacio, Guerrero; Nolberto Herrera Rodríguez, camarógrafo,
Zacatecas; Octavio Rojas Hernández, 35, Oaxaca; Raúl López Mendoza,
fotoperiodista de Cambio, Michoacán; Atilano Román Tirado, conductor de
radio, Sinaloa; Jesús Antonio Gamboa Urías, director de revista “Nueva
Prensa” de Ahome, Sinaloa, desaparecido el 10/10 fue hallado muerto el
22; Panamá: Ramón “Monchi” Cano, 80, hombre de radio; Paraguay: Fausto
Gabriel Alcaraz, 28, Pedro Juan Caballero; Edgar Pantaleón Fernández
Fleitas, 42, periodista, Concepción; Pablo Medina, diario ABC Color;
Perú: Donny Buchelli Cueva, conductor de radio, Pacasmayo.
En Colombia se reportaron en el año ido 20 casos de violaciones
contra 31 comunicadores y 56 amenazas. En esa nación 172 periodistas han
sido asesinados desde 1977 y en muchos casos las investigaciones
prescribieron o están a punto de hacerlo, informa la FLIP (Fundación
para la Libertad de Prensa).
Desde México, Teodoro Rentería, líder de la Federación de
Asociaciones de Periodistas Mexicanos (Fapermex) describe como “hecho
alentador que por primera vez, desde que se agudizaron los atentados
contra los periodistas, el Gobierno federal reconoce en un comunicado el
grave fenómeno que sobre todo atenta contra la sociedad, y que ubica a
México como el país más peligroso en el mundo para ejercer el
periodismo”.
Honduras, en atención a su tamaño y población, no se queda atrás en
esta estadística macabra por el recrudecimiento de los asesinatos de
periodistas y trabajadores de prensa, junto con las restricciones a la
libertad de informar desatadas desde el golpe patrocinado por EEUU el 28
de junio de 2009, que arroja un balance de tres decenas de homicidios
de informadores.
*Presidente de la Comisión Investigadora de Atentados a Periodistas
(Ciap) de la Federación Latinoamericana de Periodistas (Felap).
Fuente: Question Digital
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