Desde fundación del Partido Libertad y Refundación sabíamos bien que la institucionalidad partidaria dentro del régimen oligárquico de Honduras sería un gran problema, estando nuestro país invadido literalmente por los gringos y controlado absolutamente por una pequeña élite económica. Democracia tiene muchas acepciones pero en Honduras luego del golpe, democracia es Dictadura.
Tampoco calculamos que el Partido substituyera la participación popular, en nuestras ideas el modelo de organización debería haberse superado en miles de asambleas populares que continuaran cuestionando el poder desde la calle y con una nueva trama en que el movimiento popular hondureño seguiría creciendo. Se cometieron errores y aciertos que valdrá la pena debatir y continuar analizando.
Un partido político de izquierda bien organizado en esta coyuntura tendría grande posibilidades de éxito, aún sin estar cerca un proceso electoral, pero también pondría más violenta a la oligarquía -camino inevitable-, como se ha demostrado en otros momentos, por eso Libre ha tenido que ser cauteloso cada vez que toma una posición, a la vez preocupa ante todo mantener la unidad y la coherencia. Autocríticamente esto nos ha hecho lentos y poco eficaces. Como partido que surgido del pueblo en medio de una dictadura, nos sobran las fuerzas y también las capacidades, pero hace falta lograr más acuerdos, por los momentos atravesamos por un pequeño problema de orden interno, lo que ha aprovechado hasta el absurdo la derecha en su conjunto la última semana.
Pero claramente es un problema sacado de todo enfoque racional por esos medios de comunicación. La derecha con todas sus fuerzas ha bloqueado la facción obtenida en el Congreso Nacional por el Partido Libre. Desde el inicio se denunció la negación de recursos para contratar asesores, asistentes de cámara, secretarias, choferes, etc., el personal que como segunda fuerza en el Congreso necesita para funcionar correctamente. El Presidente impuesto de este poder del Estado Mauricio Oliva, se encarga de bloquear toda iniciativa de nuestros representantes en el hemiciclo.
Llegando al cansancio la bancada se organizó para denunciar los atropellos constantes y al reclamar lo que obtuvo fue una tremenda demostración de autoritarismo el 13 de mayo; militarizaron el centro de la Ciudad de Tegucigalpa para reprimir a nuestros diputados, diputadas y al pueblo que se había dado cita a inmediaciones del Congreso para apoyarles. Incluso estuvo presente la Compañera Xiomara Castro, que también fue agredida.
A un ritmo acelerado ha continuado el proyecto de militarización del país. Los niveles de inseguridad, pobreza, miseria, impunidad, violencia, migración, acceso salud y educación públicas -por mencionar los más destacados- se han visto muy afectados por la continuación de las políticas neoliberales que impulsan los sectores más conservadores.
Mientras tanto la campaña Presidencial de Juan Orlando no se detuvo nunca y muestra cada día su latente aspiración de mantenerse en la Presidencia de la República por la vía que pueda. Siendo esta su única dedicación, se han acrecentado los problemas históricos de Honduras y han surgido otros que no podrá y tampoco le interesa resolver. A esto sí le podemos llamar una verdadera crisis.
La preocupación del régimen es que la conciencia social después del golpe de estado gracia a la acción, en aquel momento, del Frente Nacional de Resistencia Popular, cambió radicalmente la conciencia de un sector importante del pueblo que podría convertir a la mayoría en oposición no solo del régimen, sino también del modelo neoliberal y hasta del sistema capitalista, como constantemente lo expresan muchos de sus componentes.
Libre, a pesar de ser un partido sin recursos económicos, tiene una importante base social a la que le hace falta mucha organización y formación política, pero que en términos generales no le falta voluntad para seguir participando y liderando procesos de cambio. Es por eso que es necesario volver a modelos organizativos de carácter popular, amplios y democráticos.
Por algunas diferencias naturales internas -pocas por cierto- surgidas la última semanas en el partido Libre, los medios oligárquicos al unísono comenzaron a culpar al Coordinador Manuel Zelaya Rosales de todos los problemas, como si un partido de más de un millón de adeptos pudiera tener un solo liderazgo y este a su vez fuera el culpable de los errores que todos dentro de esa institución pudiéramos cometer.
Es obvio que la gestión interna del Partido puede mejorar y seguramente lo hará para poder ponerse a la altura de los problemas del país, también estamos seguros que el compañero Manuel Zelaya jugará un papel protagónico en este momento y en el futuro de nuestra institución, pero más importante es aclarar a propios y a extraños que los reclamos que han trascendidos tienen un claro impulso de la derecha y otros son de diferencias fácilmente superables.
Libre nació para transformar la sociedad hondureña en una que ofrezca oportunidades para todos y todas, que encuentre la armonía entre desarrollo, justicia, paz, dignidad humana y libertad. Libre nació de un pueblo que se organizó contra un golpe de estado militar y seguramente Libre no será destruido por traidores al servicio de la rancia oligarquía en decadencia. Por los momentos Libre está bajo ataque, pero sabemos resistirá... así es desde que nació.
Un partido político de izquierda bien organizado en esta coyuntura tendría grande posibilidades de éxito, aún sin estar cerca un proceso electoral, pero también pondría más violenta a la oligarquía -camino inevitable-, como se ha demostrado en otros momentos, por eso Libre ha tenido que ser cauteloso cada vez que toma una posición, a la vez preocupa ante todo mantener la unidad y la coherencia. Autocríticamente esto nos ha hecho lentos y poco eficaces. Como partido que surgido del pueblo en medio de una dictadura, nos sobran las fuerzas y también las capacidades, pero hace falta lograr más acuerdos, por los momentos atravesamos por un pequeño problema de orden interno, lo que ha aprovechado hasta el absurdo la derecha en su conjunto la última semana.
Pero claramente es un problema sacado de todo enfoque racional por esos medios de comunicación. La derecha con todas sus fuerzas ha bloqueado la facción obtenida en el Congreso Nacional por el Partido Libre. Desde el inicio se denunció la negación de recursos para contratar asesores, asistentes de cámara, secretarias, choferes, etc., el personal que como segunda fuerza en el Congreso necesita para funcionar correctamente. El Presidente impuesto de este poder del Estado Mauricio Oliva, se encarga de bloquear toda iniciativa de nuestros representantes en el hemiciclo.
Llegando al cansancio la bancada se organizó para denunciar los atropellos constantes y al reclamar lo que obtuvo fue una tremenda demostración de autoritarismo el 13 de mayo; militarizaron el centro de la Ciudad de Tegucigalpa para reprimir a nuestros diputados, diputadas y al pueblo que se había dado cita a inmediaciones del Congreso para apoyarles. Incluso estuvo presente la Compañera Xiomara Castro, que también fue agredida.
A un ritmo acelerado ha continuado el proyecto de militarización del país. Los niveles de inseguridad, pobreza, miseria, impunidad, violencia, migración, acceso salud y educación públicas -por mencionar los más destacados- se han visto muy afectados por la continuación de las políticas neoliberales que impulsan los sectores más conservadores.
Mientras tanto la campaña Presidencial de Juan Orlando no se detuvo nunca y muestra cada día su latente aspiración de mantenerse en la Presidencia de la República por la vía que pueda. Siendo esta su única dedicación, se han acrecentado los problemas históricos de Honduras y han surgido otros que no podrá y tampoco le interesa resolver. A esto sí le podemos llamar una verdadera crisis.
La preocupación del régimen es que la conciencia social después del golpe de estado gracia a la acción, en aquel momento, del Frente Nacional de Resistencia Popular, cambió radicalmente la conciencia de un sector importante del pueblo que podría convertir a la mayoría en oposición no solo del régimen, sino también del modelo neoliberal y hasta del sistema capitalista, como constantemente lo expresan muchos de sus componentes.
Libre, a pesar de ser un partido sin recursos económicos, tiene una importante base social a la que le hace falta mucha organización y formación política, pero que en términos generales no le falta voluntad para seguir participando y liderando procesos de cambio. Es por eso que es necesario volver a modelos organizativos de carácter popular, amplios y democráticos.
Por algunas diferencias naturales internas -pocas por cierto- surgidas la última semanas en el partido Libre, los medios oligárquicos al unísono comenzaron a culpar al Coordinador Manuel Zelaya Rosales de todos los problemas, como si un partido de más de un millón de adeptos pudiera tener un solo liderazgo y este a su vez fuera el culpable de los errores que todos dentro de esa institución pudiéramos cometer.
Es obvio que la gestión interna del Partido puede mejorar y seguramente lo hará para poder ponerse a la altura de los problemas del país, también estamos seguros que el compañero Manuel Zelaya jugará un papel protagónico en este momento y en el futuro de nuestra institución, pero más importante es aclarar a propios y a extraños que los reclamos que han trascendidos tienen un claro impulso de la derecha y otros son de diferencias fácilmente superables.
Libre nació para transformar la sociedad hondureña en una que ofrezca oportunidades para todos y todas, que encuentre la armonía entre desarrollo, justicia, paz, dignidad humana y libertad. Libre nació de un pueblo que se organizó contra un golpe de estado militar y seguramente Libre no será destruido por traidores al servicio de la rancia oligarquía en decadencia. Por los momentos Libre está bajo ataque, pero sabemos resistirá... así es desde que nació.
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