sábado, 11 de octubre de 2014

Brasil: ¡Derrotar a la derecha no admite vacilación!

Brasil de Fato | ALAI

Concluimos la primera vuelta de las elecciones generales con un Congreso Nacional más conservador.  La onda reaccionaria fortaleció a las bancadas ligadas a grupos evangélicos fundamentalistas,  a los líderes contrarios a la ampliación de los derechos y a la llamada "bancada da bala", defensora de la intensificación de medidas represivas. Pero principalmente fortaleció a las bancadas patronales vinculadas a los grandes grupos empresariales.

Los votos nulos, en blanco y la abstención mostraron un crecimiento significativo, lo que permite concluir que canalizaron también la insatisfacción de los votantes.

La conjunción entre un cuadro recesivo en la economía y la época electoral siempre debilita la situación y fortalece el discurso oposicionista.  En este contexto, las fuerzas neoliberales perciben la posibilidad de la victoria y jugarán todas sus fichas en los próximos días.  El enfrentamiento entre Dilma Rousseff y Aecio Neves será una batalla decisiva, dura, que exigirá la más amplia movilización de todos los sectores populares y la izquierda en nuestro país.

En estos momentos, hemos sido testigos de los esfuerzos de la candidatura de Aecio Neves para disputar la franja electoral de Marina Silva, en especial los sectores más reaccionarios que habían engendrado una posibilidad de victoria a través de la candidata del Partido Socialista Brasileño (PSB). Para ello, cuenta con el apoyo incondicional de los grandes medios de comunicación que también se preparan para usar toda su artillería de denuncias en las próximas semanas.

Más que en otras elecciones en las que la candidatura del Partido de los Trabajadores (PT) se enfrentó a la del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), la victoria de Dilma Rousseff dependerá de la movilización militante. Una elección que se decidirá en el trabajo voluntario, de casa en casa, en las calles, como en los mejores momentos de la historia del PT. Y dependerá mucho más de la osadía para profundizar el programa de cambios, dejando claro para la juventud trabajadora y la militancia popular su compromiso y voluntad concreta para hacer frente a los complejos desafíos de los cambios sociales.

La segunda ronda favorecerá  el debate político entre dos proyectos diferentes.  Por un lado, el significado del regreso del neoliberalismo, con sus privatizaciones, alineamiento con Estados Unidos y reducción de las inversiones sociales, y del otro, la necesidad de,  frente al neodesarrollismo, avanzar en la lucha contra los problemas estructurales que fueron relegados en  nombre de mantener la unidad con sectores burgueses.

La propuesta de una Plataforma de los Movimientos Sociales, elaborada por 60 organizaciones sociales de todo el país es una alternativa concreta, posible e inmediata de la necesaria radicalización que debe ser acogida por la candidatura de Dilma para enfrentar la ofensiva neoliberal en esta segunda ronda.

El momento histórico no permite vacilaciones.  Es preciso derrotar al neoliberalismo.  El silencio en un momento tan decisivo o esconderse con el pretexto de la coherencia en un discurso sectario es cometer un grave error político.

Permitir una derrota por el proyecto del neoliberalismo significa una tragedia no sólo para las fuerzas populares en nuestro país, sino para todos los gobiernos progresistas de nuestro continente, fortaleciendo el imperialismo con implicaciones geopolíticas globales.

Sin embargo, aún con una victoria, Dilma gobernará con una correlación de fuerzas desfavorable en el Congreso Nacional, con las clases medias, también llamada "clase media alta" extremadamente resentida y una parte del electorado muy desconfiado de sus reales compromisos en profundizar los cambios.

Este escenario, refuerza aún más la necesidad de luchar por una Constituyente Exclusiva y Soberana del sistema político.  Sin enfrentar el actual sistema político estamos condenados a ver el cierre de un verdadero cerco político reaccionario.

Es esencial enfrentar la ofensiva neoliberal y apoyar la candidatura de Dilma, pero no de manera subordinada, solamente reproduciendo las consignas y frases de campaña.  Levantar con fuerza la bandera de 'Constituyente Ya', exigir que sea Exclusiva y Soberana, trabajar la "Plataforma de los Movimientos Sociales", aprovechar el momento electoral para el debate político con el pueblo, son los caminos de un apoyo político que entiende que no basta ganar, es preciso ser audaz para exigir cambios políticos que no han sido realizados permitiendo que se cierre el cerco conservador.

Fuente: http://www.brasildefato.com.br/node/30072


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