jueves, 1 de mayo de 2014

Colombia: “Lo más duro del paro será en mayo”, cuentan los líderes de la protesta campesina

Archivo Eltiempo.com/EFE
Esta es la realidad de un movimiento social subterraneo con una fuerza que ni el propio gobierno ha dimensionado. Nuevos liderazgos que pueden sorprender al país cambiando la dinámica política

Por Jorge Enrique Botero | Las 2 Orillas


Dicen los líderes de la Colombia rural y profunda que nunca antes en la historia nacional el movimiento campesino y social había logrado los niveles de unidad y organización que existen hoy. Un poco más del 80 por ciento de las organizaciones agrarias y populares se agrupan en lo que se conoce como la Cumbre Agraria, mientras que las restantes conforman las llamadas Dignidades Agropecuarias, cuya fuerza principal se expresa en Boyacá, el Eje Cafetero y algunas regiones de Cundinamarca.

Estos dos grandes bloques impulsan en la actualidad, aunque por separado, un paro agrario que tiene en vilo al gobierno, no solo porque se teme que las protestas alcancen los niveles de agosto y septiembre del año pasado, sino porque éstas se darán en plena recta final de la campaña electoral, donde está en juego la reelección del presidente Juan Manuel Santos.

Buscamos a los dirigentes de la protesta rural y los encontramos en una casona de estilo inglés, en el corazón del tradicional barrio bogotano de Teusaquillo, que sirve por estos días como “cuartel general” de la movilización social.

Esta enorme y laberíntica casa de ladrillos rojos es la sede nacional de Marcha Patriótica y a ella van llegando, poco a poco, decenas de líderes agrarios de toda Colombia, mujeres y hombres curtidos en centenares de batallas; caudillos indígenas que representan a casi un millón de aborígenes; fundadores de la Anuc de los años 70 que no ocultan su asombro ante el tamaño que tiene hoy el movimiento campesino y popular; líderes del Catatumbo, del Magdalena Medio, el Cauca y el Caquetá, Putumayo, Cundinamarca, Tolima, Huila y la Costa Atlántica; jóvenes universitarios de varias capitales.

Muchos de ellos dicen que “el paro ya estalló” y ninguno evade el debate sobre la pertinencia de paralizar una buena parte del país justo en el mes que precede las elecciones presidenciales del 25 de mayo. El ambiente está caldeado, tanto por las declaraciones oficiales de siempre, que asocian las protestas con órdenes de la guerrilla, como por la carta que emitió Piedad Córdoba llamando a aplazar las protestas para no afectar el proceso de paz.

“Nuestra convocatoria al paro no tiene por qué afectar el proceso de paz de La Habana, el que afecta ese proceso es el gobierno que no muestra voluntad de solucionar los problemas del campo”, dice Marylen Serna, oriunda de Cajibío (Cauca), vocera de un movimiento llamado Congreso de los Pueblos, con presencia en prácticamente toda la geografía nacional.

Marylen agrega que la Cumbre Agraria, étnica, campesina y popular es “un espacio de unidad y de articulación de las más importantes plataformas del sector agrario, con influencia también en las grandes y pequeñas ciudades, que hemos decidido juntar nuestras apuestas y nuestras agendas en un ejercicio cuyo primer gran resultado ha sido la elaboración de un pliego unitario, que presentamos al presidente Santos, así como la convocatoria al paro nacional agrario y la conformación de una mesa única de negociación con el gobierno nacional”.

Según esta dirigente del Congreso de los Pueblos, la movilización campesina que se ha iniciado responde al mandato de una cumbre realizada en Bogotá a mediados de marzo, donde más de 4 mil líderes rurales de todo el país decidieron que la mejor forma para que el gobierno le pare bolas a su pliego único es mediante la presión, es decir la movilización de enormes masas de campesinos a las carreteras del país. “En lo que tiene que ver con el Congreso de los Pueblos, nuestra gente ya comenzó la movilización. En este momento el nororiente colombiano, Casanare y Arauca ya está con personal en las carreteras, así como el sur de Bolívar, el Bajo Cauca y la región del Catatumbo”.

Relata Marylen Serna que el 30 de marzo radicaron en la Presidencia el pliego único de los campesinos y que el 11 de abril el gobierno los llamó para una primera reunión que tuvo lugar en la Casa de Nariño: “Allí le contamos al señor presidente qué era la Cumbre Agraria, quiénes la componíamos; le explicamos los puntos de nuestro pliego unitario y le solicitamos que convocara a la Mesa Única de Negociación mediante la expedición de un decreto presidencial”.

Santos aceptó la creación de la Mesa Única que comenzó a reunirse unos días después, presidida por el Ministro de Agricultura, Rubén Darío Lizarralde.

Sin embargo, los campesinos continuaron los preparativos del paro. ¿Por qué? La respuesta corre por cuenta de Andrés Gil, vocero de Marcha Patriótica, dirigente agrario de las ardientes riberas del Magdalena Medio: “Cuando nos reunimos con Santos, encontramos un Presidente preocupado por el paro, encontramos un Presidente subrayando que está buscando soluciones. Nosotros le reiteramos que nada de lo acordado cuando se levantaron las protestas del año pasado se había cumplido. Le dijimos que no estamos interesados en afectar las elecciones ni el proceso de paz. Es más, le propusimos que los acuerdos logrados en La Habana debían comenzar a aplicarse acá, con medidas que impacten positivamente el sector agrario para que se genere confianza de que la paz se está pensando en serio. ¿Qué confianza puede haber en la paz, si el gobierno no es capaz de lograr acuerdos con el movimiento campesino aquí en Colombia?”

Según Gil, “la decisión de llamar al paro tomada durante la Cumbre de marzo se desprendió de los múltiples incumplimientos por parte del gobierno nacional y de los gobiernos departamentales y locales luego de que el campesinado levantara las protestas del año pasado. Durante los alzamientos agrarios del 2013, el gobierno hizo compromisos que no ha cumplido y por eso las bases campesinas, reunidas democráticamente a lo largo y ancho del territorio nacional decidieron retomar las protestas, de manera escalonada durante todo el mes de mayo hasta concluir en un gran paro nacional agrario a fin de mes. Lo que estamos haciendo los voceros del campesinado es acatar su decisión mayoritaria”

Es por eso que hace un par de días, cuando el ministro Lizarralde les pidió que detuvieran la protesta, los dirigentes de la Cumbre Agraria le respondieron: “Usted, señor Ministro, no puede parar este paro y nosotros menos”.

Gil asegura que la Cumbre Agraria se está cumpliendo un anhelo de unidad acariciado durante muchos años y sostiene que en este espacio no solo se agrupan las plataformas más importantes del país sino que habitan las más diversas formas organizativas sociales y populares: “Están prácticamente todos los procesos de comunidades negras de Colombia; tenemos a los campesinos del Magdalena Medio y del Catatumbo; el Congreso Nacional Agrario, el Congreso de los Pueblos, mineros del nordeste antioqueño, del Chocó y del Putumayo; raizales de San Andrés; la ONIC que tiene un millón 600 mil afiliados. Súmele a eso más de 4 millones de campesinos y 3 millones de afrodescendientes que están en la Cumbre Agraria, étnica, campesina y popular. Sin embargo, cada vez se suman más fuerzas, lo cual nos indica que todavía no hemos terminado de crecer”.

Este fenómeno de crecimiento de la fuerza campesina, inédito en décadas, le genera una mezcla de asombro y emoción a Carlos Ancízar Rico Álvarez, quien fuera, entre 1968 y 1972, el primer presidente de la legendaria Asociación Nacional de Usuarios Campesinos (ANUC). Con más de 40 años vinculado a las luchas agrarias, este hombre de abundante cabellera blanca preside en la actualidad la Federación Acción Campesina Colombiana, que hace parte de la Mesa Nacional de Unidad Agraria.

“A comienzos de los 70, la ANUC lideró la ocupación de 368 mil hectáreas de tierra, especialmente en el norte del país, hasta que el gobierno de Misael Pastrana logró dividirnos y se inició un repliegue del movimiento campesino que duró muchos años”, recuerda Rico.

Según este curtido hombre del campo, que hoy vive en una parcela de las laderas de la cordillera oriental, en el municipio cundinamarqués de Silvania, “el movimiento campesino de hoy no solo está crecido y unido, sino que ha pasado de las luchas meramente reivindicativas a exigir un cambio a fondo en el modelo de desarrollo rural. Sin este cambio es imposible encontrarle solución a los problemas del campo”, dice.

Rico resta importancia a eventuales diferencias que pueda haber entre las organizaciones agrupadas en la Cumbre Agraria y las Dignidades, al tiempo que subraya que “lo más importante es que la inmensa mayoría de los sectores organizados del mundo rural colombiano tienen un pliego unificado que fue presentado al gobierno”.

Ángel Torres, dirigente de la Asociación Nacional de Zonas de Reserva Campesina (ANZORC), señala que “a partir de mayo nuestras organizaciones comenzarán a movilizarse (hay unas que están demasiado lejos) de tal forma que cada día el paro va a crecer. Es decir, lo que nos proponemos es negociar en caliente, pues hemos comprobado hasta el cansancio que de otra manera el gobierno no atenderá nuestras peticiones”.

Asegura Torres que el año pasado, los campesinos decretaron un receso en las protestas, desbloquearon las vías, asistieron a varias mesas de negociación con el gobierno “y en ocho meses no hubo ni siquiera un acuerdo”

Con apenas 25 años de edad, pero con un largo kilometraje en las luchas campesinas de la región del Catatumbo, Juan Carlos Quintero despunta como uno de los más aguerridos líderes agrarios del momento en el país. Él y su hermana, Olga Quintero, han sido objeto de amenazas y atentados en los últimos meses, no obstante lo cual siguen empeñados en sacar adelante el pliego que presentaron al gobierno tras el alzamiento de su región, ocurrido en junio del año pasado.

Sostiene Quintero que hoy en día “el 90 por ciento de las organizaciones rurales del país confluye en la Cumbre Agraria, mientras que otro importante sector está agrupado en las Dignidades Agropecuarias”.

El joven líder define la Cumbre Agraria como “la casa de la Colombia profunda” y dice que “este es un fenómeno histórico contemporáneo generado por el avance del neoliberalismo. Las políticas extractivistas impulsadas por las élites, han hecho el milagro de que juntemos nuestras voces”.

Justifica Quintero la realización de un paro agrario no solo en el incumplimiento de los compromisos gubernamentales, sino también en la necesidad de que las fuerzas sociales y populares emergentes tengan un espacio en el escenario político nacional: “El régimen mafioso y las élites del país se enquistaron y se atornillaron aún más con los resultados de las elecciones del pasado 9 de marzo. Así que el único escenario que nos queda es la movilización social. Nuestro único escenario de acción política son las carreteras y las calles de Colombia. En la primera semana del mes de mayo bajaremos a las veredas y a los resguardos a conformar los comités y los comandos de paro. A partir del 5 de mayo escalaremos las acciones de protesta y movilización en todo el país”.

- A menos de un mes de que se elija el nuevo presidente de Colombia o se reelija al actual…

- Nosotros rechazamos versiones de algunas personas que dicen que si la reelección fracasa, la responsabilidad de la continuación de los diálogos de La Habana será del movimiento campesino. También rechazamos la versión de que si no se profundiza el paro es porque la Cumbre Agraria es santista. Ninguna de esas lecturas es correcta. Lo único cierto es que acompañamos a nuestra gente en su sentimiento de inconformidad hacia un gobierno que en 10 meses de diálogos no solo no ha cumplido sino que ha saboteado las mesas de interlocución.

Un piso abajo del lugar donde han transcurrido estas entrevistas, alrededor de una mesa enorme, los delegados de las organizaciones que conforman la cumbre agraria completan ya más de 8 horas de reunión. Coordinan cada uno de los pasos que darán a lo largo de un mes de mayo que pinta bien movido: el primero, día de los trabajadores, por las calles citadinas desfilaran marchas obreras y populares…de allí en adelante, el mes de las elecciones se llenará de campesinos y carreteras.


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