Foto G.Trucchi | Opera Mundi |
Para analistas, el escenario futuro es difícil para el partido de izquierda, pero muy lejos de las previsiones catastróficas y de ingobernabilidad
Por Giorgio Trucchi | Opera Mundi
Después de una largo proceso electoral, que concluyó este jueves (13/03) con la proclamación de Salvador Sánchez Cerén, del izquierdista FMLN (Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional), como presidente electo de El Salvador, analistas consultados por Opera Mundi prefieren no sumarse a la tesis de que, debido al estrecho margen de votos entre los dos partidos, el país estaría expuesto a fuertes tensiones. Poco más de seis mil votos separaron Sánchez Cerén de Norman Quijano, del partido de derecha Arena.
Para los especialistas, los próximos años serán marcados por la división, con un gobierno que tendrá dificultad a desarrollar su programa, pero muy lejos de previsiones catastróficas. “Hay que comenzar a desmitificar estas previsiones y analizar con seriedad lo que ha ocurrido durante el proceso electoral”, dijo el economista y analista político César Villalona. Para él, lo que aconteció el domingo (09/03) no se trata solamente de una victoria del FMLN sobre Arena y su aparato propagandístico, sino una conquista con un “candidato propio, que viene de las mismas entrañas de la guerrilla y del partido”.
De acuerdo con el analista dominicano, radicado en El Salvador, ese hecho demuestra que el voto del FMLN es “más comprometido, de desafío a la derecha y masivo”. Conforme con los resultados publicados por el TSE (Tribunal Supremo Electoral), Sánchez Cerén obtuvo casi 1.5 millones de sufragios - la votación más alta de toda la historia de El Salvador. Además, evidencia, se trata de un voto que supera al de Arena hasta en calidad. Arena remontó una desventaja del 10% sumando casi 450 mil votos nuevos, sin embargo, “una parte significativa de ellos son el resultado de la campaña del miedo, de la compra y coacción del voto, de personas que no necesariamente son de derecha”, explicó.
Campaña
Carlos Molina Velásquez, filósofo y catedrático de la UCA (Universidad Centroamericana), afirmó que “después de la derrota del 2 de febrero, Quijano enrumbó su campaña sucia hacia el tema de Venezuela y esto impactó en varios sectores de la sociedad salvadoreña, que todavía están proclives al engaño y a la mentira”. Agregó que “se metió a escarbar en lo más primario y visceral de las personas y le funcionó. Es una advertencia para el futuro gobierno”.
En este contexto de manipulación mediática y uso de los rumores y las mentiras, la victoria del FMLN asume más valor, dijeron los analistas. “La votación se incrementó en todo el país y el FMLN, no sólo logró defenderse de esta campaña, sino que ganó con plena legitimidad y con un caudal de votos nunca antes visto”, resaltó Molina.
Para él, estos elementos son suficientes para contrarrestar la estrategia actual de Arena, que pretende presentar al mundo la imagen de un país partido en dos, donde la mitad de la población no reconoce la legitimidad de Sánchez Cerén, ni de su futuro gobierno. “Usan la palabra ‘dividido’ como sinónimo de ‘ingobernable’ y difunden la idea de que el FMLN dividió al país, y no es así. Lo que cuenta de verdad es la fortaleza institucional (del país), y estas elecciones demostraron que El Salvador tiene instituciones fuertes”, continuó Molina.
En cuanto a Villalona, él está convencido que en El Salvador se está dando “un quiebre histórico”, donde “por un lado la mayoría votó por un proyecto de izquierda y, por el otro, la derecha tiene menos respaldo de lo que aparenta en el voto”. Según él, en estas elecciones hay “un avance del pensamiento de izquierda y progresista”, al tiempo que hay un retroceso de la ultraderecha. “Esto podría ser el inicio de un cambio que es necesario y urgente”, agregó.
Gobierno de todos
Salvador Sánchez y su vice, Oscar Ortiz, no han escatimado ocasión para enviar mensajes de apertura y diálogo a los sectores de la oposición con los cuales es posible elaborar una agenda común. Además, han tratado de sedimentar, en el imaginario colectivo, la idea de un gobierno de unidad, con un modelo propio de país y que gobernarán para todos, independientemente de la ideología partidaria o por quién votaron en las elecciones pasadas.
“No será fácil, porque Arena hará de todo para desgastar el gobierno de Sánchez Cerén, en vista de las elecciones legislativas y municipales del próximo año. Sin embargo, el FMLN es muy hábil y continuará enviando señales a los sectores productivos, a la derecha menos recalcitrante y a la población en general, para generar confianza e impulsar un proyecto de país incluyente y de unidad”, dijo Molina.
Después del segunda turno, Arena ha promovido una campaña de desprestigio de las autoridades electorales, acusándolas de parcializarse a favor del FMLN y hasta de haber fraguado un fraude. La estrategia dilatoria y la campaña mediática han creado un clima de zozobra, atrasando el proceso de escrutinio definitivo. “Ellos saben que perdieron y su objetivo real es que el gobierno que surja sea lo más ilegítimo posible ante la población. Una gran alianza contribuirá a la gobernabilidad y profundizará los cambios que iniciaron durante el actual gobierno”, concluyó Villalona.
Fuente original: Opera Mundi
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