El presidente de Cuba, Raúl Castro, leyó la proclama que ratifica el
compromiso de los países miembros de la Celac con los propósitos y
principios consagrados en la Carta de Naciones Unidas y el derecho
internacional.
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"Conscientes de que la paz es un bien supremo y anhelo legítimo de
todos los pueblos y que su preservación es un elemento sustancial de la
integración de América Latina y el Caribe y un principio y valor común
de la Celac", expresa el documento.
El texto puntualiza la relevancia del Tratado de Tlatelolco para la
proscripción de las armas nucleares en América Latina y el Caribe, que
estableció la primera zona libre de armas nucleares, en un área
densamente poblada, siendo este una contribución a la paz y la seguridad
regional e internacional.
Reitera la urgente necesidad del desarme nuclear general y completo,
así como el compromiso con la agenda estratégica del Organismo para la
Proscripción de las Armas Nucleares en la América Latina y el Caribe,
adoptada por los miembros de la Celac.
Recuerda la decisión de las Jefas y Jefes de Estado de UNASUR de fortalecer a Suramérica como Zona de Paz y Cooperación.
La proclama reafirma "nuestro compromiso de que en América Latina y
el Caribe se consolide una zona de paz, en la cual las diferencias entre
las naciones se resuelvan de forma pacífica, por la vía del diálogo y
la negociación u otras formas de solución, y en plena consonancia con el
derecho internacional".
El mandatario cubano dio lectura a los puntos que declaran que la
zona de paz incluirá los instrumentos internacionales de los que los
Estados miembros son parte.
Agregan el compromiso permanente con la solución pacífica de
controversias a fin de desterrar para siempre el uso y la amenaza del
uso de la fuerza de la región, así como con el estricto cumplimiento de
su obligación de no intervenir, directa o indirectamente, en los asuntos
internos de cualquier otro Estado.
Asimismo llaman a observar los principios de soberanía nacional, la
igualdad de derechos y la libre determinación de los pueblos.
Reiteran la necesidad de fomentar las relaciones de amistad y de
cooperación entre sí y con otras naciones, independientemente de las
diferencias existentes entre sus sistemas políticos, económicos y
sociales o sus niveles de desarrollo.
El texto compromete e insta a los 33 estados miembros a guiarse por
la Declaración firmada en su comportamiento internacional y en sus
relaciones entre sí.
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