sábado, 30 de noviembre de 2013

El Salvador: Trabajadores del Hotel las Veraneras denuncian condiciones laborales

Foto CEAL
15 trabajadores fueron despedidos por haber participado en la formación de un sindicato

Por Ernest Cañada | Rel-UITA

A principios de septiembre del presente año 15 trabajadores del Hotel Las Veraneras, de capital salvadoreño y ubicado en la zona costera de Los Cóbanos, fueron despedidos por haber participado en la formación de un sindicato.

Junto con colegas del Hotel Decamerón, también emplazado en Los Cóbanos y perteneciente a un grupo empresarial colombiano, y el Hotel Siesta de la ciudad de San Salvador, los empleados de Las Veraneras fundaron el Sindicato de Trabajadores de Industria Gastronómica, Restaurantes, Hoteles, y Afines al Turismo (SITIGHRA), afiliado a la UITA.

En este mes de noviembre, acompañados de Gilberto García y Andrea García, miembros del Centro de Estudios y Apoyo Laboral (CEAL), quienes han estado apoyando este proceso de organización sindical, visitaron a los despedidos para conocer su situación.

Los trabajadores dijeron a La Rel que la situación laboral en el hotel se venía deteriorando desde mediados de 2012, cuando la administración de la empresa fue asumida por Larry Alberto Zedán, uno de los hijos del propietario y fundador, Jorge Zedán.

Miguel Antonio Monroy trabajó 14 años en la empresa. “Los primeros seis en jardinería. Después me pasaron al restaurante, como supervisor de meseros, por dos años. Y luego me trasladaron a la piscina, también como supervisor. Ahí estaba cuando me despidieron”.

En aquel momento se volvió común que los trabajadores tuvieran que hacer múltiples tareas. “Estábamos haciendo un trabajo y al mismo tiempo querían que hiciéramos otro. Por ejemplo, limpiar piscinas, lavar el mobiliario. Cualquier cosa. Y además no nos pagaban los días dobles. Por eso decidimos organizarnos, por tanto maltrato”, comentó Monroy.

José Agustín Sosa, que trabajó por siete años en el área de mantenimiento como albañil, describe un entorno similar: “También me ponían a pintar, a limpiar canales, a barrer, a botar basura, a hacer un montón de gestiones que no estaban en mi contrato de trabajo”, dice.

Sosa recuerda que cuando falleció el antiguo dueño, que les daba bonificaciones personalmente para felicitarles por su trabajo, las cosas cambiaron.

Amedrentamientos, inseguridad,
superexplotación


“Nos amenazaron con bajarnos el sueldo, querían pagarnos aún menos que el mínimo. Y también nos obligaban a hacer un turno de noche como mantenimiento, a velar por las instalaciones de la energía eléctrica. Y cuando algo no lo hacía bien, me querían dar un castigo y amenazaban con mandarme unos días a descansar sin goce de sueldo. No lo , nunca pero nos asustaban con ello”, agregó el trabajador.

La inseguridad era cada vez mayor.  “Yo trabajaba en el techo limpiando canales y me tocaba subirme con unas escaleras quebradas, añadidas, corriendo peligro, y ni tan siquiera tenía a otra persona para que me tuviera la escalera. A mi solito me enviaban. Y si era la albañilería no me ponían a alguien que me alcanzara ladrillos o que hiciera la mezcla. Tenía que hacerlo yo todo: hacía de auxiliar de albañil y de albañil. Y luego, si el trabajo no avanzaba, me amenazaban con despedirme”.

Con 30 años de edad, William Arnoldo Pérez trabajaba desde hacía 17 meses en Las Veraneras como guardavidas, aunque también tenía que ocuparse del mantenimiento de la piscina, repartir toallas o limpiar los árboles de coco.

“Me decían que era fijo eventual, o sea que no tenía derecho a nada, nomás a mi salario. Día trabajado, día pagado. Trabajaba igual que mis compañeros pero cobraba casi la mitad. Y no tenía derecho a seguro, al fondo de pensiones, y los horarios también eran exagerados.

Además recibíamos maltratos de parte del gerente, Luis Castillo. Nosotros hacíamos las cosas bien y él quería más rendimiento, que nos apuráramos, y nos gritaba. Por eso fue que tomé la decisión de integrarme al sindicato”.

Toda esta situación, relata Gilberto García, hizo que la gente estuviera “cansada y asqueada, y eso les llevó a organizarse y fundar el Sindicato”, algo nada fácil por la actitud abiertamente antisindical de la patronal.

Fuente: Rel-UITA


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