Foto G. Trucchi | Rel-UITA |
Certificadoras y empresas la corrompieron, la adaptaron a sus exigencias y la vaciaron de contenido
Por Giorgio Trucchi | Rel-UITA
Didier Leitón Valverde es secretario general del Sindicato de Trabajadores de Plantaciones Agrícolas (SITRAP) y subcoordinador de la Federación Nacional de Trabajadores de la Agroindustria y Afines (FENTRAG).
Didier Leitón Valverde es secretario general del Sindicato de Trabajadores de Plantaciones Agrícolas (SITRAP) y subcoordinador de la Federación Nacional de Trabajadores de la Agroindustria y Afines (FENTRAG).
En conversación con La Rel, el dirigente sindical costarricense criticó ásperamente el comportamiento de las certificadoras, por haber desvirtuado y corrompido la idea originaria que dio vida al Comercio Justo.
-¿Cuál es el eje central del Comercio Justo y cómo se ha venido desarrollando en Costa Rica?
-El Comercio Justo nació como un movimiento y un proyecto de desarrollo al servicio de los pequeños productores y productoras y de los trabajadores.
En Costa Rica lo veíamos como una alternativa para salir de la pobreza, mejorando los salarios y las condiciones socioeconómicas de la gente que trabajaba en las plantaciones de bananos y piñas.
Junto con la Coordinadora Latinoamericana de Sindicatos Bananeros (COLSIBA) hemos venido apoyado e impulsado esa idea y trabajando para que los pequeños, medianos y grandes productores respetasen los derechos humanos, laborales, sindicales, ambientales y las convenciones colectivas.
Hasta hemos incentivado a las organizaciones europeas y estadounidenses de consumidores para que apoyaran esta iniciativa y pagaran un sobreprecio por cada caja de banano o piña exportada, y que el mismo fuera usado para mejorar las condiciones de vida de las personas.
Desafortunadamente, todo esto está quedando en el pasado y la idea originaria de Comercio Justo ha sido vaciada de contenido, convirtiéndose en algo puramente comercial. Las agencias certificadoras han tenido mucha responsabilidad en esto.
-¿Qué es lo que ocurrió exactamente?
-Vendieron la idea en el mundo de que estas certificaciones representan un cambio importante de la responsabilidad social en las plantaciones, pero esto es completamente falso.
Todo lo han convertido en algo meramente comercial para mejorar la imagen de una empresa o de un rubro, mientras las condiciones de los trabajadores bananeros y piñeros no han cambiado.
Estas agencias certificadoras, como Fairtrade International (FLO), SA 8000, Rainforest Alliance, dieron un giro hacia una visión empresarial y competitiva. Se han convertido en organizaciones que viven del dinero que les pagan las empresas para las certificaciones, y ese dinero sale de los salarios de hambre que les pagan a sus trabajadores.
Lamentablemente, estas normas de responsabilidad social lo que vienen es a legitimar las malas condiciones laborales y sindicales en la agroindustria.
-¿Algún caso concreto que se pueda mencionar?
-Las empresas piñeras El Bosque, propiedad de Standard Fruit Company de Costa Rica S.A. (Dole) y Finca Saint Peter, propiedad de Del Monte, han obtenido varias certificaciones, sin embargo el nivel de persecución laboral y sindical es muy elevado.
Hemos presentado mucha documentación sobre lo que ocurre en estas fincas, sin embargo los auditores de las agencias certificadoras no nos hicieron caso y las certificaron.
Pero, más allá de esos casos, en Costa Rica es difícil encontrar a empresas que de verdad respeten la legislación laboral y los convenios internacionales, garantizando así el derecho a la libertad sindical y a la negociación colectiva.
Muchas de ellas están certificadas y siguen gozando de ese sobreprecio, o premio, por cada caja de banano o pina exportada a Europa o Estados Unidos, que, por cierto, casi nunca se invierte para mejorar las condiciones de vida de las personas trabajadoras y los demás derechos.
-¿Cuál es la posición de la FENTRAG respecto al Comercio Justo?
-El Comercio Justo es importante y no debe eliminarse, antes bien debe fortalecerse e seguir impulsándose, pero rescatándolo de las garras de las agencias certificadoras y las compañías e empresas fruteras nacionales e internacionales.
Con COLSIBA y la Rel-UITA debemos movilizarnos para que podamos rescatar la idea originaria y el sentido más profundo que lo originó.
-El Comercio Justo nació como un movimiento y un proyecto de desarrollo al servicio de los pequeños productores y productoras y de los trabajadores.
En Costa Rica lo veíamos como una alternativa para salir de la pobreza, mejorando los salarios y las condiciones socioeconómicas de la gente que trabajaba en las plantaciones de bananos y piñas.
Junto con la Coordinadora Latinoamericana de Sindicatos Bananeros (COLSIBA) hemos venido apoyado e impulsado esa idea y trabajando para que los pequeños, medianos y grandes productores respetasen los derechos humanos, laborales, sindicales, ambientales y las convenciones colectivas.
Hasta hemos incentivado a las organizaciones europeas y estadounidenses de consumidores para que apoyaran esta iniciativa y pagaran un sobreprecio por cada caja de banano o piña exportada, y que el mismo fuera usado para mejorar las condiciones de vida de las personas.
Desafortunadamente, todo esto está quedando en el pasado y la idea originaria de Comercio Justo ha sido vaciada de contenido, convirtiéndose en algo puramente comercial. Las agencias certificadoras han tenido mucha responsabilidad en esto.
-¿Qué es lo que ocurrió exactamente?
-Vendieron la idea en el mundo de que estas certificaciones representan un cambio importante de la responsabilidad social en las plantaciones, pero esto es completamente falso.
Todo lo han convertido en algo meramente comercial para mejorar la imagen de una empresa o de un rubro, mientras las condiciones de los trabajadores bananeros y piñeros no han cambiado.
Estas agencias certificadoras, como Fairtrade International (FLO), SA 8000, Rainforest Alliance, dieron un giro hacia una visión empresarial y competitiva. Se han convertido en organizaciones que viven del dinero que les pagan las empresas para las certificaciones, y ese dinero sale de los salarios de hambre que les pagan a sus trabajadores.
Lamentablemente, estas normas de responsabilidad social lo que vienen es a legitimar las malas condiciones laborales y sindicales en la agroindustria.
-¿Algún caso concreto que se pueda mencionar?
-Las empresas piñeras El Bosque, propiedad de Standard Fruit Company de Costa Rica S.A. (Dole) y Finca Saint Peter, propiedad de Del Monte, han obtenido varias certificaciones, sin embargo el nivel de persecución laboral y sindical es muy elevado.
Hemos presentado mucha documentación sobre lo que ocurre en estas fincas, sin embargo los auditores de las agencias certificadoras no nos hicieron caso y las certificaron.
Pero, más allá de esos casos, en Costa Rica es difícil encontrar a empresas que de verdad respeten la legislación laboral y los convenios internacionales, garantizando así el derecho a la libertad sindical y a la negociación colectiva.
Muchas de ellas están certificadas y siguen gozando de ese sobreprecio, o premio, por cada caja de banano o pina exportada a Europa o Estados Unidos, que, por cierto, casi nunca se invierte para mejorar las condiciones de vida de las personas trabajadoras y los demás derechos.
-¿Cuál es la posición de la FENTRAG respecto al Comercio Justo?
-El Comercio Justo es importante y no debe eliminarse, antes bien debe fortalecerse e seguir impulsándose, pero rescatándolo de las garras de las agencias certificadoras y las compañías e empresas fruteras nacionales e internacionales.
Con COLSIBA y la Rel-UITA debemos movilizarnos para que podamos rescatar la idea originaria y el sentido más profundo que lo originó.
Fuente: Rel-UITA
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