jueves, 17 de enero de 2013

Turismo y desarrollo económico en el Caribe: el auge de las “industrias del pecado”

Emilio Pantoja
Por Ernest Cañada | Alba Sud

Conversamos con Emilio Pantojas, investigador de la Universidad de Puerto Rico, con motivo de la reciente publicación de un artículo donde analiza el papel de actividades como la prostitución, los juegos de azar y el “lavado” de dinero en la creciente especialización turística del Caribe.

El  proceso de reestructuración de la economía del Gran Caribe (Caribe insular y Centroamérica) que se ha producido en las tres últimas décadas ha derivado en una progresiva especialización turística. De la agroexportación tradicional, que caracterizó a la región por década, se empezó a visualizar un futuro como plataforma para la exportación de manufacturas a través de las maquilas. Sin embargo, en los últimos años el turismo ha ido adquiriendo mayor peso. Y vinculado a este sector han ido apareciendo diversas actividades en el limbo de la legalidad y la informalidad, denominadas como las “industrias del pecado”, básicamente la prostitución asociada al turismo, los juegos de azar y el “lavado de dinero”.


Puede acceder al artículo completo de la revista Investigaciones Turísticas aquí.


Sobre por qué y cómo se ha producido este proceso y sus implicaciones para el desarrollo de la región, hablamos con el autor de este artículo publicado en la revista de la Universidad de Alicante Investigaciones Turísticas (núm. 4, julio-diciembre 2012, págs.49-76). Emilio Pantojas es catedrático de sociología e investigador docente en el Centro de Investigaciones Sociales (CIS) de la Universidad de Puerto Rico (Recinto de Río Piedras).
ERNEST CAÑADA: En las últimas décadas, los países del Caribe insular y Centroamérica han vivido un proceso de transformación radical de sus economías y formas de integración en el mercado internacional. De la agroexportación tradicional (azúcar, café, tabaco, cacao y frutas) a un peso cada vez mayor de actividades de ocio y entretenimiento. ¿A qué responde este proceso y qué características adquiere?

EMILIO PANTOJAS: Se trata de una reestructuración de la economía global anclada en “la nueva economía” o la economía del conocimiento y su corolario político el neoliberalismo. Los “choques” petroleros de los setenta, la caída de los precios de los productos primarios (azúcar, banano, etc.) y el deterioro de los términos de intercambio hicieron necesaria una reestructuración de las economías de los países del Gran Caribe.

La reestructuración económica fue estimulada por medidas de trato preferente a importaciones de manufacturas y agroindustrias de la región. El crecimiento de las exportaciones de agroindustrias, maquiladoras de productos electrónicos, ropa, efectos deportivos y productos similares fue estimulado en los ochenta por medidas como la Iniciativa para la Cuenca del Caribe de Estados Unidos y el CARIBCAN de Canadá. Así, por ejemplo, la Coca Cola adquirió grandes extensiones de terreno en Belice para cultivar naranjas para su bebida Minute Maid. La compañía Mcgregor estableció operaciones en Honduras produciendo bolas y guantes de béisbol y softbol. Texas Instruments, por su parte estableció en El Salvador una planta para ensamblar calculadoras de mano y otros productos electrónicos al amparo de este trato preferente de importaciones de la región. Se proveyeron, además, cuotas preferentes para la importación de ropa y se establecieron zonas francas para la manufactura a través de la región que permitían la importación y reexportación de manufacturas ensambladas libre de aranceles.

Pero la prosperidad de las maquiladoras comenzó a declinar con la aprobación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN). Más tarde con la creación de la Organización Mundial del Comercio (OMC) en 1995 y la entrada de China a esta organización en 2001, las maquiladoras de todo tipo se fueron trasladando al Asia. Las economías del Caribe enfrentaron la necesidad de reposicionarse en la economía global.

En tanto que los salarios en el Caribe son más altos que en el Asia, y las restricciones arancelarias y no arancelarias se redujeron o abolieron, organizaciones como el Banco Mundial y el Fondo Monetario recomendaron el desarrollo de  industrias de servicio internacional como alternativa para el desarrollo del Gran Caribe. Fue entonces que se estimuló el crecimiento y desarrollo de sectores como el turismo, los servicios financieros y otros servicios internacionales como las apuestas por Internet (Antigua y Costa Rica) y los centros de telemercadeo (operaciones de ventas, reservas, líneas psíquicas, líneas de amistad, etc.)

En el siglo veintiuno, el Gran Caribe se ha convertido en un centro internacional de servicios con el turismo y el entretenimiento como industrias de punta.

- Usted habla del surgimiento de las "industrias del pecado" (el turismo sexual, los juegos de azar o el "lavado de dinero") como forma de incrementar la captura de ingresos para los países de la región. ¿Cuáles son las características de este fenómeno? ¿Y qué papel juegan en el proceso de reestructuración económica y social que antes nos explicaba?

- Es importante aclarar que cuando hablamos de “industrias del pecado” no es nuestra intención pasar juicio moral sobre éstas actividades y las personas envueltas en ella. Usamos un término acuñado en Estados Unidos desde el siglo diecinueve por el puritanismo norteamericano y que se ha convertido en vocablo común para describir actividades como éstas. De hecho, Las Vegas se conoce como Sin City, la ciudad del pecado.

En la medida en que el turismo y el entretenimiento son “industrias de exportación” en las cuales el bien o servicio “exportado” se consume en el territorio que lo “exporta”, circulan en la economía una gran cantidad de divisas como parte del gasto de turistas.  Esto crea una economía segmentada con un segmento “dolarizado” y otro de moneda doméstica. En el mercado dolarizado se adquieren productos que no están al alcance de las poblaciones trabajadoras y marginales. Así, por ejemplo, en países como Cuba un taxista o un mozo de un hotel tienen ingresos más altos que un profesional porque tienen acceso a dólares o euros y ello le da acceso a productos que sólo se venden en dólares (como la carne de res o los mariscos). Eso explica que un turista pueda toparse con un taxista que se entrenó como ingeniero, por ejemplo.

Las poblaciones marginales, concientes de esta dualidad, desarrollan estrategias para capturar una parte de estas divisas. La prostitución es la primera de las actividades desarrolladas por las poblaciones marginales en este proceso. Recientemente se publicó en la Internet un documental titulado Jamel Shariff Live "Pay for Play" Prostitution Uncovered In The Dominican Republic. En este se presentan las actividades de burdeles y prostitutas que operan en la economía informal, fuera de las áreas turísticas pero ligadas a esta actividad. También está la venta de todo tipo de contrabando y artículos pirateados (habanos, discos compactos con música o películas pirateadas, mercado negro de divisas, etc.).

Algunas de estas actividades incrementan el gasto de los turistas, el empleo y la retención de divisas en sectores locales de la economía. La sociedad se transforma, creando una economía informal o subterránea relativamente grande en la que el estado tiene mucha dificultad de intervenir—tributar, reglamentar, organizar.

- ¿Cuál es la relación entre estas "industrias del pecado" y el sector turístico "formal"? ¿A caso estamos hablando de "accidentes" o más bien hay vínculos más estrechos que los que habitualmente se identifica?

- El sector formal también desarrolla estrategias para diversificar su oferta e incrementar sus ingresos con estas actividades. Se establecen lazos semi-formales entre hoteles y proveedores de paquetes de turismo sexual, por ejemplo. En tanto que la identidad de los países se forja como centros de entretenimientos se añaden a la oferta juegos de azar y turística paquetes de turismo sexual y otras actividades de este tipo. Así, en un área gris entre lo legal y lo ilegal se “diversifica” la oferta turística y de entretenimiento de diversos países de la región. En una presentación que hice recientemente hablé de la evolución de la identidad del Caribe de una región turística que ofrecía sol, arena y  playa, a una región que, copiando a Las Vegas, ofrece sexo, juego y drogas, además de sol arena y playa. Una especie de sucursal de Las Vegas en el Sur (Las Vegas South).

El uso de casinos para lavar dinero es uno de los mecanismos utilizados por el sector formal de la economía. Otra forma es la venta de joyería en los “puertos libres” o zonas francas del Caribe. Hay islas en el Caribe como Sint Marteen y Santo Tomás que tienen distritos enteros dedicados a vender joyería a turistas de crucero. No es difícil para un turista comprar joyas caras con dinero en efectivo, no declararlas y así “lavar dinero” de actividades ilícitas o evadir impuestos de ingresos no declarados al fisco, que se convierten así en acervos tangibles legales en la forma de joyas caras. Al Estado se le hace muy difícil registrar las miles de transacciones que a diario se hacen en estas jurisdicciones.

- ¿Qué ha significado para los trabajadores y trabajadoras este proceso de reestructuración económica y qué implicaciones ha tenido en su proceso de inserción en el mercado de trabajo?


- Como expliqué anteriormente, la economía se ha segmentado de tal forma que coexisten un mercado transnacionalizado y uno doméstico. El segmento transnacionalizado funciona con precios y monedas internacionales (euros, dólares). El segmento doméstico funciona con moneda y precios domésticos. Así, por ejemplo, en la Cartagena colonial turística una cerveza local cuesta el equivalente de dos o tres dólares en moneda local. En el barrio Getsemaní, adyacente a la sección turística una cerveza cuesta menos de un dólar. Lo mismo pasa en Santo Domingo, San Juan de Puerto Rico (donde la moneda local es el dólar) y casi cualquier capital del Caribe.

Los trabajadores y trabajadoras no ligados al segmento dolarizado de la economía no tienen acceso a ciertos bienes y servicios que sólo se adquieren en dólares o a precios muy altos en moneda local. Un colega me decía que en Cuba había tres clases sociales. Los sectores ligados al estado, los que pueden adquirir divisas por su trabajo o por tener familias en el extranjero y los que no tenían acceso a divisas. Estos últimos cubanos son representados de una manera magistral en la película Suite Habana.

- ¿Qué balance haces de esto peso cada vez mayor de este tipo de actividades "pecaminosas" en los países de la región?

- Personalmente no paso juicio sobre las personas que se dedican a estas actividades. Mi problema es que de lo que se trata es de una reedición de la explotación de seres humanos condenados a la pobreza. En tanto que nuestros países no tienen recursos para ofrecer a la juventud alternativas de empleo que provean niveles de vida justos (acceso a la educación, la salud, hogar seguro, alimentación adecuada, etc.), nuestros jóvenes se ven en la necesidad de vender drogas, prostituirse, robar y otras actividades que menoscaban la dignidad y la autoestima del ser humano.

Hay varios libros que hablan de esta “reinvención” de la explotación de los cuerpos de “el otro”. La explotación no se trata  ya de la apropiación de plusvalía (plustrabajo) sino de la conversión de gente en mercancías de consumo. La obsesión de los europeos y europeas con “las mulatas” y “mulatos” del  Caribe, es un ejemplo de esto. De hecho, en 2006 se estrenó en Londres la obra “Sugar Mummies” escrita por una mujer de ascendencia india, donde se exploraban las contradicciones de la relación entre mujeres blancas y no blancas europeas y jóvenes trabajadores sexuales caribeños.  Ciertamente el trabajo sexual es la profesión más antigua del mundo, pero su legitimidad como opción de vida depende de que sea una decisión libre y voluntaria cuando se tiene otras opciones. Cuando “la pobreza obliga”, se trata de explotación. 

Documentos adjuntos:

Emilio Pantojas, Turismo y desarrollo económico en el Caribe: el auge de las “Industrias del Pecado”, en Investigaciones Turísticas, núm. 4, julio-diciembre 2012, págs.49-76. (PDF)

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