Micaela Ayala V./Andes |
Por Andes
El sol implacable que caracteriza al Ecuador, sus páramos fríos y nublados, y el calor abrasador del litoral acompañaron al candidato presidente Rafael Correa en el primer día de su campaña electoral. El actual mandatario busca su relección en los comicios del próximo 17 de febrero.
El lanzamiento oficial del proyecto de campaña –llamado “Patria para siempre”- se realizó en el estadio Reales Tamarindos de la ciudad de Portoviejo, donde miles de personas coreaban la consigna repetida por los militantes de Alianza PAIS: “Ya tenemos presidente, tenemos a Rafael”.
El lanzamiento oficial del proyecto de campaña –llamado “Patria para siempre”- se realizó en el estadio Reales Tamarindos de la ciudad de Portoviejo, donde miles de personas coreaban la consigna repetida por los militantes de Alianza PAIS: “Ya tenemos presidente, tenemos a Rafael”.
El binomio Correa-Glass iniciaron oficialmente el proyecto de campaña desde el estadio Reales Tamarindos de la ciudad de Portoviejo.
El camino para llegar hasta el estadio inició muy temprano en el mercado Mayorista de la capital ecuatoriana, donde el frío obligaba a los simpatizantes a cubrirse con bufandas y chompas, todas de verde limón, color que caracteriza al movimiento que auspicia a Correa.
Los más de 330 kilómetros que separan a Quito de Portoviejo, Correa los cubrió acompañado de una nutrida caravana vehicular que paraba de pueblo en pueblo mientras Correa saludaba, abrazaba y conversaba con el pueblo que ya lo eligió una vez y que ahora, tras seis años de gobierno, pondrá a prueba nuevamente al actual habitante de Carondelet.
Al llegar al recinto llamado Alluriquín, los niños abrazaron a Rafael Correa. Él, dueño de su propio sentido del humor, preguntó quiénes eran más fuertes, hombres o mujeres, y les tendió su mano. Los pequeños, sin distinguir entre mano y brazo, empezaron a apretar al candidato. Ante los apretones de los niños, Correa no se inmutaba; pero había que verlo cuando lo apretaba una niña, el hombre disimulaba retorcerse del dolor, lo que sacaba más de una sonrisa a infantes y personas mayores por igual.
La caravana continuaba con el mismo ritmo vertiginoso con el que había empezado, las anécdotas iban y venían entre los acompañantes, ministros algunos, candidatos los más. Al llegar a Santo Domingo, los alumnos del colegio del mismo nombre de la ciudad salieron a saludar a Correa. Con la picardía propia de su edad, uno de ellos le gritó: “Presi, quite los exámenes supletorios”. La frase sacó sonrisas hasta a la guardia presidencial, tan afecta al mal humor y las caras largas.
El recorrido se hizo más interrumpido en Manabí pues los pobladores de esa provincia se juntaron cada 500 metros. En El Carmen, donde Correa tuvo una tarima para dirigirse al pueblo, Gladys de Ulloa lo esperaba. Ella, visiblemente emocionada por su presencia decía: “Gracias, gracias, gracias por acordarse de este pueblo. No ahora en campaña sino desde antes”.
En horas de la noche, finalmente Correa llegó hasta el estadio Reales Tamarindos. Le precedieron artistas como Jorge Luis del Hierro y grupos de música tradicional ecuatoriana. La cancha –cubierto el césped con una tela negra- nuevamente se pintó de verde, esta vez de los militantes de AP, que incoaron su carrera de 42 días con 350 kilómetros de impulso.
Fuente: http://andes.info.ec/node/11017
El camino para llegar hasta el estadio inició muy temprano en el mercado Mayorista de la capital ecuatoriana, donde el frío obligaba a los simpatizantes a cubrirse con bufandas y chompas, todas de verde limón, color que caracteriza al movimiento que auspicia a Correa.
Los más de 330 kilómetros que separan a Quito de Portoviejo, Correa los cubrió acompañado de una nutrida caravana vehicular que paraba de pueblo en pueblo mientras Correa saludaba, abrazaba y conversaba con el pueblo que ya lo eligió una vez y que ahora, tras seis años de gobierno, pondrá a prueba nuevamente al actual habitante de Carondelet.
Al llegar al recinto llamado Alluriquín, los niños abrazaron a Rafael Correa. Él, dueño de su propio sentido del humor, preguntó quiénes eran más fuertes, hombres o mujeres, y les tendió su mano. Los pequeños, sin distinguir entre mano y brazo, empezaron a apretar al candidato. Ante los apretones de los niños, Correa no se inmutaba; pero había que verlo cuando lo apretaba una niña, el hombre disimulaba retorcerse del dolor, lo que sacaba más de una sonrisa a infantes y personas mayores por igual.
La caravana continuaba con el mismo ritmo vertiginoso con el que había empezado, las anécdotas iban y venían entre los acompañantes, ministros algunos, candidatos los más. Al llegar a Santo Domingo, los alumnos del colegio del mismo nombre de la ciudad salieron a saludar a Correa. Con la picardía propia de su edad, uno de ellos le gritó: “Presi, quite los exámenes supletorios”. La frase sacó sonrisas hasta a la guardia presidencial, tan afecta al mal humor y las caras largas.
El recorrido se hizo más interrumpido en Manabí pues los pobladores de esa provincia se juntaron cada 500 metros. En El Carmen, donde Correa tuvo una tarima para dirigirse al pueblo, Gladys de Ulloa lo esperaba. Ella, visiblemente emocionada por su presencia decía: “Gracias, gracias, gracias por acordarse de este pueblo. No ahora en campaña sino desde antes”.
En horas de la noche, finalmente Correa llegó hasta el estadio Reales Tamarindos. Le precedieron artistas como Jorge Luis del Hierro y grupos de música tradicional ecuatoriana. La cancha –cubierto el césped con una tela negra- nuevamente se pintó de verde, esta vez de los militantes de AP, que incoaron su carrera de 42 días con 350 kilómetros de impulso.
Fuente: http://andes.info.ec/node/11017
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