que.es |
Por Informe Pastrán
La vieja guardia opositora del país lamenta que Nicaragua tenga hoy, lo que ellos estiman, la peor oposición política de la historia, tras ir de derrota en derrota desde el año dos mil, cuando los liberales comenzaron a perder los gobiernos municipales ante el sandinismo y el liderazgo de Daniel Ortega, aun estando ellos en el poder.
En el 2012 y tras la barrida sandinista en las urnas, el PLC se redujo todavía más, mientras que el PLI perdió importantes aliados como el diario La Prensa, el Movimiento Renovador Sandinista, la Iglesia Católica, organismos de la sociedad civil y hasta congresistas y senadores norteamericanos y al Departamento de Estado de Estados Unidos.
Editoriales y caricaturas de La Prensa se han convertido en un verdadero azote de la oposición, en donde abundan toda clase de análisis, severas y devastadoras críticas por su actuación, que los más radicales consideran sumisa y exigen lanzarse a las calles a provocar una nueva revolución, liderada por hombres que ya pasan de los 50 años de edad.
La oposición no se reponía de los dramáticos resultados de las elecciones generales del 2011, cuando el Frente Sandinista no solo logró por mayoría la relección del Presidente Daniel Ortega, sino el control absoluto del Parlamento, cuando se enfrascaron en un intenso debate acerca de si participar o no en las elecciones municipales, con carencia de candidatos y bajo las reglas del mismo Consejo Supremo Electoral por el cual juraron jamás volverían a otro ejercicio electoral.
Sobre la decisión de jugárselas, apostando a ganar al menos 40 de los 153 gobiernos locales, cayó un tremendo aguacero de reproches, provocando que el MRS y organismos no gubernamentales hicieran campaña en contra del PLI, incentivando la abstención, reprochando al liderazgo del PLI un contra ataque al FSLN, tomándose las calles, denunciando la carestía de la vida, falta de institucionalidad y gobernabilidad, represión y autoritarismo, denuncia que sí fue asumida por la jerarquía de la Iglesia Católica, que al final tuvo poco eco, a juzgar por los resultados de las municipales a favor del FSLN y por el contrario fue contraproducente para el PLI.
Puertas afuera, el PLI mantiene la apariencia de unidad. Pero la procesión va por dentro, y los cuchillos se lanzan desde medios de comunicación y el Facebook, atacando al actual liderazgo de ese partido, llamando a relevos jóvenes y promoviendo como alternativa al ex Presidente de Hagamos Democracia, Roberto Bendaña, quien no desaprovechó la Navidad para repartir juguetes a familias pobres y proyectarse entre las bases liberales. Para los empresarios sin embargo, Eduardo Montealegre sigue siendo el líder de la oposición y la figura más visible y potable para el 2016.
Para la ex dirigente de la Resistencia Nicaragüense y ex diputada democristiana, Azucena Ferrey, la oposición política, en su afán de confrontarse al FSLN, se aisló del pueblo. “La oposición estuvo sumida en extrema pobreza. No sabe interpretar las demandas cotidianas de las mayorías en cuanto cómo resolver necesidades básicas del presente y del mañana próximo, no ha sabido ser en esto rival de los programas gubernamentales que llevan alivio inmediato a diversas carencias de la población adulta, niñez, juventud”, dijo a INFORME PASTRAN.
Ferrey cuestiona que llenos de críticas indiscriminadas y faltos de propuestas viables para el mediano y largo plazo, la oposición “consume su tiempo en la práctica de hacer lo contrario de lo que dicen, profundizando con ello la falta de credibilidad y confianza en el actuar político, buscando con sus actuaciones su bienestar particular”. “Por ello, creo ni siquiera han tenido capacidad para ser una minoría beligerante que merezca respeto y reconocimiento”, opina.
Sobre la decisión de jugárselas, apostando a ganar al menos 40 de los 153 gobiernos locales, cayó un tremendo aguacero de reproches, provocando que el MRS y organismos no gubernamentales hicieran campaña en contra del PLI, incentivando la abstención, reprochando al liderazgo del PLI un contra ataque al FSLN, tomándose las calles, denunciando la carestía de la vida, falta de institucionalidad y gobernabilidad, represión y autoritarismo, denuncia que sí fue asumida por la jerarquía de la Iglesia Católica, que al final tuvo poco eco, a juzgar por los resultados de las municipales a favor del FSLN y por el contrario fue contraproducente para el PLI.
Puertas afuera, el PLI mantiene la apariencia de unidad. Pero la procesión va por dentro, y los cuchillos se lanzan desde medios de comunicación y el Facebook, atacando al actual liderazgo de ese partido, llamando a relevos jóvenes y promoviendo como alternativa al ex Presidente de Hagamos Democracia, Roberto Bendaña, quien no desaprovechó la Navidad para repartir juguetes a familias pobres y proyectarse entre las bases liberales. Para los empresarios sin embargo, Eduardo Montealegre sigue siendo el líder de la oposición y la figura más visible y potable para el 2016.
Para la ex dirigente de la Resistencia Nicaragüense y ex diputada democristiana, Azucena Ferrey, la oposición política, en su afán de confrontarse al FSLN, se aisló del pueblo. “La oposición estuvo sumida en extrema pobreza. No sabe interpretar las demandas cotidianas de las mayorías en cuanto cómo resolver necesidades básicas del presente y del mañana próximo, no ha sabido ser en esto rival de los programas gubernamentales que llevan alivio inmediato a diversas carencias de la población adulta, niñez, juventud”, dijo a INFORME PASTRAN.
Ferrey cuestiona que llenos de críticas indiscriminadas y faltos de propuestas viables para el mediano y largo plazo, la oposición “consume su tiempo en la práctica de hacer lo contrario de lo que dicen, profundizando con ello la falta de credibilidad y confianza en el actuar político, buscando con sus actuaciones su bienestar particular”. “Por ello, creo ni siquiera han tenido capacidad para ser una minoría beligerante que merezca respeto y reconocimiento”, opina.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Se eliminarán los comentarios que contienen vulgaridades o elementos de violencia verbal