Foto G. Trucchi | Rel-UITA |
Por Giorgio Trucchi | Rel-UITA
Durante mis reiterados
viajes a Honduras para cubrir la crisis originada por el golpe cívico-militar
de 2009, y tratar de dar rostro y voz a la capacidad de resistencia,
organización y movilización del pueblo hondureño, he podido compenetrarme más
con el incansable trabajo del Comité de Familiares de Detenidos Desaparecidos
en Honduras (Cofadeh), en cuanto a la
defensa de los derechos humanos, la búsqueda de la verdad y la justicia, la
recuperación de la memoria histórica y el
combate contra la impunidad.
El pasado
30 de noviembre, el Cofadeh cumplió
30 años y Sirel conversó con su
coordinadora general Bertha Oliva.
-Sin
proponérnoslo, nacimos, aprendimos a caminar, crecimos y luchamos tenazmente.
Después de 30 años tenemos un balance de victorias y derrotas. Venimos de las
calles, con nuestros gritos que nadie podía controlar, reclamando el paradero
de nuestros seres queridos.
El pueblo
hondureño se empoderó de nuestro slogan “Vivos los llevaron, vivos los
queremos”, y fuimos tan tercas que, con un esfuerzo regional, logramos que Honduras fuera el primer Estado
condenado por desaparición forzada por la Corte Interamericana de Derechos
Humanos (1988-1989).
En los 90,
juntas con el Comisionado Nacional de Derechos Humanos, logramos oficializar la
práctica de la desaparición forzada a nivel interno. Además, teníamos mucha
información sobre cárceles y cementerios clandestinos. Nos preparamos
sicológica y emocionalmente, pero también militantemente, para la exhumación de
nuestros seres queridos.
Fue una
experiencia dolorosa y liberatoria al mismo tiempo, porque la vida de los
familiares de las víctimas cambió. Ya tenían un lugar donde depositar sus
lágrimas.
-Y continuó la búsqueda y la demanda de
justicia...
-Nuestro
fin era el “NUNCA MÁS” y sabíamos que lo podíamos lograr solamente
fortaleciendo el estado de derecho. Durante todos los 80 nos habían negado la
posibilidad de hacer acciones legales en procura de justicia. Ahora habíamos
identificado a nuestros desaparecidos e íbamos por la justicia.
Exigimos
que se impulsaran juicios en contra de los culpables y logramos órdenes de captura,
pero también chocamos contra lo duro que es la implementación de la justicia en
Honduras. Finalmente, logramos que
los más de 300 desaparecidos no pasaran al olvido y los situamos en el pedestal
que les corresponde.
-¿Cómo continuó el trabajo del Cofadeh en el
nuevo siglo?
-Entramos a
la etapa de educar a favor de la memoria, con el testimonio y la propia
vivencia, haciéndoles un reconocimiento permanente a nuestros seres queridos e
impulsando sus mismo valores. Cuando acompañamos a las víctimas de hoy, siempre
pensamos en las víctimas de ayer. Ellos y ellas siempre trabajan con nosotros.
Nos ha
tocado vivir cosas muy difíciles, sorteando nuestra libertad y nuestra vida,
pero hemos sabido salir adelante. A este 30 aniversario estamos llegando con la
frente en alto, porque no nos hemos apartado del camino y hemos golpeado a los
represores, sin temor.
-Y después vino el golpe de 2009
-Es un
contexto que tiene muchas similitudes con el pasado, y que reafirma el hecho de
que la lucha por los derechos humanos es una lucha de clase. Ahí tenemos que
estar, dándonos a la tarea no sólo de comprender la dimensión del dolor, sino
también las dimensiones históricas y políticas.
-La desaparición forzada es una práctica cuya
dimensión es muy difícil percibir para quienes no la han sufrido...
-Ni las
propias familias podemos lograr describir la magnitud del impacto. Todavía
estamos sufriendo y no sólo por la ausencia de nuestros seres queridos, sino
también por la indignación ante la corta memoria que le han querido imponer al
pueblo.
Quieren que
nos olvidemos para así poder repetir el pasado. Pero no podemos vivir sin
memoria. Recordar es un derecho y educar en la memoria es una responsabilidad
ética.
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