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Sergio Ferrari | Rebelión
La sociedad civil europea comienza a movilizar sus fuerzas en solidaridad con Guatemala. Incluso más rápidamente que los gobierno y las organizaciones internacionales que esperan todavía una señal el Gobierno chapino para responder.
El terremoto de magnitud 7.2 en la escala de Ritcher afectó el miércoles pasado principalmente la región nor-occidental, aunque fue percibido en toda la superficie nacional. Sus ondas llegaron también al sur de México y a El Salvador, donde registró otro movimiento telúrico, de 4 grados, un día más tarde.
Las primeras cifras oficiales en Guatemala, tendencialmente en aumento con el correr de las horas, indican un medio centenar de muertos, centenas de heridos, miles de damnificados y daños de infraestructura que podrían, de una u otra manera, afectar a centenas de miles de personas.
Pocas horas después del sismo, la portavoz del Departamento Federal de Asuntos Exteriores suizo informó que hasta ese momento el Gobierno guatemalteco no había comunicado un pedido de ayuda internacional en el marco de las Naciones Unidas.
Y que por lo tanto, Suiza no enviará equipos de socorro. Los responsables tanto de COSUDE (Agencia Suiza para el Desarrollo y la Cooperación), como de las principales organizaciones no-gubernamentales con proyectos en Guatemala se mantienen pendientes del desarrollo de los acontecimientos, informó la Cancillería.
El presidente de Guatemala Otto Pérez Molina, declaró el jueves 8 d enoviembre el “Estado de Calamidad” por 30 días en las zonas más afectadas: San Marcos, Quetzaltenango, el sur del Quiché y Huehuetenango. Según fuentes oficiales, con esta medida se busca identificar y reconocer el daño; priorizar acciones de emergencia y cumplir con el protocolo necesario para recibir ayuda internacional.
ONG en acción
En el terreno de los hechos, de inmediato, se estableció una coordinación entre la Embajada suiza en Guatemala, el sector de Ayuda Humanitaria de COSUDE y la organización no gubernamental Helvetas Swiss Cooperation, muy activa en la zona afectada por la tragedia.
Georg Weber, responsable de dicha ONG en el país centroamericano, confirmó “que en la zona más afectada por el cataclismo se implementan tres proyectos de Helvetas Swiss Cooperation, en los cuales trabajan 20 colaboradores, y que incluyen relaciones estrechas con varias organizaciones locales”.
Un factor favorable, a pesar de la magnitud de la tragedia, “fue que se produjo en la mañana. Muchas personas no estaba en sus viviendas o pudieron reaccionar rápidamente y abandonarlas, lo que redujo costos humanos”, explica.
La respuesta de la organización suiza fue inmediata: “una hora después del seísmo nuestro personal estaba prestando apoyo de emergencia en su vecindad”.
Rápidamente, “con apoyo de nuestros ingenieros se inició la evaluación del estado de casas y edificios para analizar los riesgos”, explica Weber. Quien subraya que el Gobierno guatemalteco mostró “bastante agilidad para reaccionar y coordinar, lo que facilita nuestro apoyo en forma efectiva”.
El coordinador de dicha ONG informó también “que desde el jueves se fortaleció la coordinación entre las diversas organizaciones a través de las administraciones municipales, iniciativa que es muy importante”. Weber anticipa “daños significativos en la infraestructura…La evaluación de los daños indicará la gran necesidad de contribuir a reparar o reconstruir escuelas, centros de salud y dar apoyo a la reconstrucción de las viviendas familiares”.
“No quedarse en la emergencia…reforzar a los de abajo”
“Me he comunicado con mis colaboradores locales en Guatemala en las últimas horas y ellos me han confirmado la gravedad y el impacto del seísmo, especialmente en la zona de San Marcos, donde trabajamos con varias contrapartes locales”, señala Karl Heuberger, responsable en la sede central de HEKS -organización de cooperación protestante- de los proyectos en ese país centroamericano.
Y enfatiza la importancia de sostener activamente a la población de esa región afectada. “Trabajamos allí con la diócesis dirigida por el Obispo Alvaro Ramazzini; con organizaciones de base; de defensa jurídica y protección del medio ambiente; y con actores indígenas”, explica.
“Es una población muy organizada y al mismo tiempo muy vulnerable”, analiza Heuberger, analista experto de la realidad centroamericana. Y concluye con una reflexión de fondo: “no solo debemos responder con ayuda de emergencia en situaciones dramáticas como la actual, sino reforzar la cooperación de fondo, a largo plazo, para consolidar los grandes esfuerzos que realiza la población local en su combate contra la pobreza y a favor de su viabilidad social, humana, ecológica y ciudadana”, concluye.
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