Por FNRP/LIBRE
Al
cumplirse dos años de la gestión de Porfirio Lobo, se hace obligatorio
evaluar el cumplimiento de los objetivos del “Gobierno de Transición”,
según los cuales, después del cruento golpe de estado debía
estabilizarse la situación política, menguarse la crisis económica y
social, así como legitimarse las instituciones públicas.
El
momento es propicio, pues se empieza a vivir el país un intenso
ambiente político de cara a las próximas elecciones de 2012 y 2013, que
de acuerdo a los voceros de la élite empresarial que controla el Estado,
traerá el anhelado fin de la crisis que vive la sociedad hondureña.
Veinte
años de aplicación de políticas de libre comercio y desregulación del
mercado, interrumpidas sólo durante la gestión del Presidente Manuel
Zelaya Rosales, han configurado una situación económica alarmante, que
se ve empeorada por el impacto del golpe de Estado y la pésima gestión
del Partido Nacional.
El
derrumbe del Producto Interno Bruto en 2009 (-2.1%), la consecuente
reducción de los ingresos del Estado (-13%), así como una disminución
importante de la inversión, la contracción del consumo y el aumento del
desempleo, son problemas que no ha podido superar la administración
actual a cargo del Partido Nacional.
A
esto debe sumarse las consecuencias de la ineficiente gestión
gubernamental y el escandaloso latrocinio de los bienes públicos, que
hacen que el gobierno se vea en serios aprietos para cubrir su gasto
corriente y abandone la inversión social.
Como
resultado de todos estos factores, Honduras es unos de los 2 países en
Latinoamérica donde en los últimos 3 años (2009 al 2011) ha aumentado la
pobreza. Con la juventud siendo la más afectada, que se ve obligada
emigrar a los EEUU donde en muchos estados son tratados como esclavos.
Sin
embargo, la crisis no afecta a todos por igual. Como es natural en el
sistema capitalista, y sobre todo en su fase mas despótica, la
neoliberal, mientras las capas medias y pobres de la población ven
empeoradas sus niveles de vida, la oligarquía continúa acumulando
capital.
Las
políticas económicas aplicadas por el Estado al servicio de la élite
empresarial garantizan la transferencia de las riquezas desde los más
pobres hacia los más ricos. “Si originalmente las sociedades mercantiles
captaban el 31 por ciento del ingreso nacional, la aplicación de las
acciones de política económica del Estado empresarial y la actuación
misma de la élite en el contexto creado por esa política, posibilitaron
que su participación ascendiera al 52 por ciento. En contraste, los
asalariados y las empresas familiares vieron disminuida su participación
dramáticamente.
Destruyendo los derechos sociales y las conquistas populares
Una
parte esencial del paquete de medidas neoliberales recomendadas por el
FMI y aplicadas por Porfirio Lobo, es el sistemático desmontaje de
derechos adquiridos por la clase trabajadora conseguidos después de
décadas de lucha.
Cada
vez más, el Estado se distancia de su obligación de proveer los
derechos básicos como salud y educación, obligando a las personas a
recurrir a servicios privados o simplemente a abstenerse de usarlos.
La
eliminación del Estatuto del Docente, la intervención del INPREMA, la
aprobación de la Ley de empleo Temporal, la derogación del decreto
agrario 18-2008, la amenaza de continuar con la privatización de la
salud y la administración de las aduanas y los puertos, el potencial
asalto a los fondos de pensiones de los empleados públicos, son todas
medidas que se llevan a cabo para “atender las necesidades que dictan
los mercados”, eufemismo usado para ocultar el despojo acelerado a las y
los ciudadanos de bienes, servicios y derechos adquiridos.
Como
resultado, en estos últimos dos años Honduras estancó su Índice de
Desarrollo Humano y empeoró sus posibilidades de cumplir con los
objetivos del milenio para el 2015.
Ilegitimidad total de las instituciones públicas
La
característica principal de este período es la ingobernabilidad;
expresada en el desprestigio de las instituciones públicas, el mínimo
nivel del control del Gobierno Central y la constante contradicción
entre funcionarios de alto rango.
La
supuesta integración de un “Gobierno de Unidad Nacional”, que hoy se
sabe fue un mandato de la Embajada Norteamericana, resultó en un fiasco,
pues se incluyeron en el gabinete los mismos sectores coludidos con el
golpe de Estado y marginalmente, otros serviles políticos de partidos
parasitarios.
En
teoría, el Partido Nacional debía mantener control férreo dentro de los
poderes del Estado, con los cuales realizar una gestión ordenada y con
suficiente margen político como para llevar a cabo un programa de
Gobierno de acuerdo al interés de renovar la imagen de las instituciones
de gobierno, convirtiéndose en un factor de estabilización social.
Sin
embargo, la verdad termina siempre por emerger, y muy pronto se
hicieron notar la inconsistencia ideológica y la bancarrota moral de la
oligarquía que dirige el partido nacional al no haber en los dirigentes
ninguna intención o acuerdo mínimo por lograr el bien común de la
sociedad, el régimen se descompuso en una serie de proyectos mezquinos
que buscan sólo una buena plataforma política para la siguiente
contienda electoral o un puesto para llenar sus bolsillos a costa de los
bienes públicos.
El
propio Porfirio Lobo, en su mensaje a la nación de Este año, aceptó su
impotencia de controlar esta situación, limitándose a pedir a sus
ministros y miembros de otros poderes del Estado, discreción al momento
de entrar en campaña.
No
existe institución pública o poder del Estado en el que el pueblo tenga
credibilidad: la Corte Suprema de Justicia, el Congreso, el Ministerio
Público, el Comisionado Nacional de los Derechos Humanos, las fuerzas de
seguridad y defensa; todos son identificados por la población como
cómplices del crimen del golpe de Estado de 2009 y como instrumentos de
la elite dominante cuyos intereses están contrapuestos a los de las
mayorías.
Sucede
lo mismo con otras instituciones no estatales, como las grandes
empresas religiosas o las corporaciones mediáticas, que solían validar y
prestigiar el sistema económico, social y político, pero con su descaro
de encubrir y apoyar el crimen ven reducido drásticamente su nivel de
incidencia en el pueblo.
¿Trabajo y Seguridad?
A
pesar de que la crisis es generalizada en todos los órdenes de la vida
nacional, son paradójicamente las promesas de campaña de Porfirio Lobo -
Trabajo y Seguridad - dos de los factores principales de descrédito de
su administración.
En
cuanto al trabajo, las estadísticas indican el aumento creciente del
desempleo abierto y el subempleo visible, con el agravante de la pérdida
de calidad de los puestos de trabajo como consecuencia de leyes que
permiten y hasta promueven la precarización y la tercerización laboral.
Los
pronósticos no son más halagüeños, se espera al empeoramiento de esta
situación debido a la disminución de la inversión, la tendencia a la
reducción del aparato de gobierno y, sobre todo, la continuación por dos
años más de políticas enmarcadas dentro del modelo neoliberal ya
fracasado .
Violencia; violación a los derechos humanos, Inseguridad y miedo
El
problema de la vilipendia e inseguridad ciudadana el más sentido por el
pueblo, que se encuentra en completa indefensión ante la incompetencia
del Estado para brindarle protección. Honduras esta calificado hoy como
uno de los países más peligrosos del mundo, penosa situación a la que
llegamos por el rompimiento del orden constitucional y ha ido empeorando
a pesar de la instalación de la administración de Lobo Sosa.
Asesinatos,
narcotráfico, robos y extorción son parte de la cotidianeidad de las y
los hondureños. La percepción generalizada es que esos problemas no
podrán ser resueltos por autoridades coludidas con el crimen organizado.
Por
el contrario, la constantes violaciones a los derechos humanos y la
impunidad de que gozan los autores del golpe y los crímenes de lesa
humanidad dejan claro la farsa de la “reconciliación nacional”, tan
cantada por la élite gobernante.
La coyuntura internacional desfavorable a la oligarquía
Acudimos
a un momento histórico de cambio signado por el declive de la hegemonía
de Estado Unidos como poder unipolar, que da paso a un mundo con
múltiples actores económicos y geopolíticos.
En
ese contexto la situación de Honduras es particularmente complicada,
pues los niveles de dependencia con la economía norteamericana son muy
altos ( 40% del comercio es con ese país, y 18% del PIB lo representan
las remesas desde EEUU). Es decir, que nuestro país, está sujeto a los
vaivenes de una economía con pronósticos negativos.
La
respuesta obvia ante esta situación sería la diversificación de los
mercados y el comercio hacia otros lugares del mundo, sobre todo a
Latinoamérica, que en medio de una crisis económica mundial, destaca por
su crecimiento continuo y buenas perspectivas hacia el futuro.
Sin
embargo, más allá de la tímida petición de ser incluida en Petrocaribe,
y el temor de acceder al ALBA, la administración Lobo, persiste en una
relación de sumisión ante los intereses económicos y por extensión,
políticos del imperialismos norteamericano.
Como
resultado de esta actitud, Honduras sigue siendo señalada como un país
de alto riesgo para la vida y por tanto con muy pocas posibilidades de
ser parte de importantes foros y mercados que ayudarían a aliviar la
difícil situación económica que vive.
Aunado
a esto, los altos índices de narcotráfico desde el régimen golpista y
la inestabilidad política, así como las constantes violaciones a los
derechos humanos y los asesinatos de periodistas y amenazas a la
libertad de prensa, hace del país un destino poco deseado para la
comunidad internacional y la inversión extranjera.
El Plan de Nación y Visión de País de la élite
La
matriz rectora de la ideología y las acciones de la administración del
partido nacional está plasmada en el Plan de Nación – Visión de País,
ley aprobada de manera ilegal e ilegítima, con la que se pretende
sentenciar el destino de las y los hondureños para los próximos 25 años.
En
ese documento se resume la quintaescencia del pensamiento fascista
neoliberal, que en Hondura, fue resucitado después del golpe de Estado.
En el marco de esa “ley de la República”, se prevé la total entrega de
los bienes públicos, los recursos naturales y la soberanía nacional.
Este
Plan de Nación – Visión de País de la Oligarquía aprobado por los
representantes del bipartidismo y sus comparsas, constituyen la máxima
prueba de los propósitos comunes a largo plazo de la élites gobernante
que, incapaces de proponer un modelo de desarrollo nacional, se resignan
una vez más a ser comparsas de los poderes económicos transnacionales.
La paciencia del pueblo se agotó
El
pueblo Hondureño vive desde hace dos décadas un paulatino pero continuo
camino de organización y toma de conciencia, que floreció gracias a las
esperanzas de transformación trazadas en el gobierno constitucional del
Presidente Jose Manuel Zelaya Rosales, y vive un proceso acelerado de
crecimiento espiritual después del Golpe de Estado.
Más
allá de reaccionar ante los constantes atropellos y retrocesos
impuestos por la fuerza de las armas y el control del Estado, la
organización de nuevo tipo que construye el pueblo alrededor del Frente
Nacional de Resistencia Popular, Partido Libertad y Refundación (Libre),
propone cambios estructurales en las relaciones sociales, la cultura y
el marco jurídico del Estado.
La
combinación de las luchas social y política como elementos
complementarios, son el factor decisivo y característica principal en la
construcción de una nueva sociedad.
Libertad
y Refundación (Libre) participará en el próximo proceso electoral con
la certeza de que el camino de la victoria es el plan revolucionario de
un socialismo democrático que respete la libertad de todos los actores,
pero en procura de la igualdad a que todos tenemos derecho sin perder de
vista que se debe lograr la transformación estructural del sistema
La Constituyente es la única salida
En
la raíz de los históricos problemas estructurales de nuestra sociedad, y
la necesidad imperativa de dar al pueblo participación en la definición
del Estado, crear las políticas públicas y el control de la gestión
gubernamental; consideramos que la constituyente y la democracia directa
y participativa son las soluciones que demanda el pueblo para terminar
con la crisis, por lo que procederemos a su construcción y
perfeccionamiento.
Convocar
al poder originario del pueblo, para que éste formule los nuevos pactos
que comprometan a las diferentes clases y sectores sociales en la
Refundación del Estado, ha sido desde el principio el objetivo principal
de la Resistencia Popular hondureña.
La
Refundación de nuestra sociedad, es la promesa irrenunciable de las
organizaciones populares, revolucionarias y democráticas, para realizar
los cambios profundos que requieren estos difíciles tiempos.
El
Frente Nacional de Resistencia Popular, el Partido Libertad y
Refundación (Libre) considera que la verdadera reconciliación del pueblo
hondureño y su única oportunidad de lograr bienestar y paz, pasan por
el reconocimiento de esta necesidad histórica, de respeto a la soberanía
popular, por lo que habremos de crear cuanto antes los mecanismos de
consulta, organización e instalación de Asamblea Nacional Constituyente
Cabe
aclarar que ante la reiterada negativa del gobierno de la oligarquía de
impedir este proyecto constitucional originario, demandamos la urgente
convocatoria a elecciones internas y generales con el fin de cambiar
este gobierno de la " unidad" nacionalista, con el fin de convocar la
próxima asamblea nacional constituyente como el primer acto del gobierno
de LIBRE.
Tegucigalpa M.D.C 30 de enero de 2012
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