miércoles, 2 de noviembre de 2011

Elecciones Guatemala: La invasión de los narcos

periodismohumano.com
Por Andy Robinson - La Vanguardia

A principios de este mes, en una ciudad empapelada de propaganda electoral, la Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala (Cicig) convocó a la prensa a su sede en Ciudad Guatemala para presentar el balance del cuarto año de lucha contra los poderososcarteles de narcotráfico mexicanos.

"Con el apoyo de la Cicig (establecida en 2006 con el respaldo de la ONU) pudimos encarcelar a una cúpula policial vinculada al narcotráfico, destituir a dos ministros y resolver varios otros casos", dijo el presidente Álvaro Colom, que abandonará la presidencia tras la segunda vuelta de las elecciones, el próximo 6 de noviembre. "Hemos encontrado una luz en la cueva de los vampiros", añadió.

Pero la magnitud de la tarea de proteger las instituciones del Estado guatemalteco ante la invasión imparable de los narcos mexicanos quedó subrayada horas después, cuando la fiscalía emitió imágenes de un vídeo de sólo doce segundos de duración grabado en un teléfono móvil.

Mostró el degollamiento y descuartizamiento el pasado 24 de mayo del fiscal auxiliar Allan Stowlinsky, asesinado por participar en la interceptación de casi 500 kilos de cocaína en un municipio de Alta Verapaz, a 50 kilómetros de la frontera mexicana. "El asesinato resalta la vulnerabilidad de los funcionarios del sistema judicial", afirma Julie López, autora de un nuevo informe sobre el narcotráfico en Centroamérica del Centro Woodrow Wilson, en Washington.

Los asesinos de Stowlinsky eran sicarios de los zetas, el ultra violento cartel de narcotraficantes mexicanos que ha ido extendiendo su control en amplias áreas del territorio guatemalteco, principalmente el nordeste, cerca de las fronteras con México y Honduras. Mientras, el viejo cartel de Sinaloa, del poderoso narcotraficante Chapo Guzmán, controla el territorio del sur y la costa del Pacífico.

Tras el avance imparable de los narcos mexicanos en los últimos años, ya no queda muy claro qué segmento del territorio le va a quedar al Estado. "Hay preocupación de que acabemos convirtiéndose en un Estado fallido, que nos vayamos deslizando hacia una situación colombiana", dijo Anabela Sibrián, representante en Guatemala de la Plataforma Holandesa contra la Impunidad.

Y, a una semana de las elecciones presidenciales, crece el temor de que los verdaderos ganadores puedan ser los zetas. "Lo primero que le interesa al crimen organizado son territorios: alcaldías, corporaciones, municipios. Pero si hay más tolerancia a nivel más alto, habrá más posibilidades de que esa infiltración suba de nivel", explica Raquel Zelaya, directora del instituto Asies, que está ayudando a formar a nuevos jueces. 

Figura clave en el proceso de paz tras la salvaje guerra civil en Guatemala, Zelaya se muestra preocupada por el ascenso del candidato Manuel Baldizón, empresario y aliado del ex presidente Alfonso Portillo, que está "vinculado al crimen organizado, según se puede asumir", dice.

Según un nuevo informe de Plaza Pública, Baldizón mantiene relaciones estrechas con los peces gordos de la delincuencia organizada en el departamento de Petén, ahora territorio zeta.

Pero el pasado militar del otro candidato, el general Otto Pérez Molina, comandante de la guerra contra la insurgencia, en la que murieron un cuarto de millón de guatemaltecos, tampoco parece ideal para la lucha contra los zetas. El ejército se ha visto infiltrado por los narcos desde los años del dominio colombiano, en los ochenta. Según un ex director de la Cigic, "lo que antes era contrainsurgencia ahora es delincuencia organizada". 

Prueba de ello son los cientos de soldados formados en el centro de adiestramiento en Petén, una escuela militar fundada por el mismo Pérez Molina para entrenar a militares en actividades de combate contra el narcotráfico y el terrorismo, con la colaboración de oficiales de los boinas verdes estadounidenses.

El centro entrena a la división de élite, Grupo Especial de Interdicción y Rescate, los llamados kaibiles. Pero en muchos casos son los zetas los que se benefician de esta formación made in USA. Uno de los alumnos del centro, Álvaro Gomes Vásquez, se incorporó a los narcotraficantes mexicanos tras terminar su adiestramiento. Luego, en mayo, diez días antes del descuartizamiento de Stowlinsky, Gomes Vásquez ordenó la matanza de 27 campesinos en la finca de Libertad en Petén, en lo que se entiende que era un castigo al ranchero por desviar un envío de cocaína. 

Las víctimas fueron decapitadas y en algunos casos, sus brazos y piernas cortados se utilizaron como brochas para pintar mensajes amenazantes con sangre en las paredes de la finca.

"Los zetas en Guatemala son una franquicia y muchos de sus dirigentes son ex militares guatemaltecos", dijo Ivan Briscoe, de la unidad de investigación sobre conflictos del instituto Clingendael, en La Haya.

Los narcos no ocultan sus excelentes relaciones con los militares. En un vídeo entregado al canal de televisión estadounidense Univisión, que puede verse en YouTube, un militar bigotudo en uniforme de los kaibiles se divierte en una fiesta de los zetas celebrada impunemente en el aeropuerto de la ciudad de Cobán con carreras de caballos, mariachis y narcocorridos.

En realidad, la infiltración de los narcotraficantes es otra victoria del sector privado sobre el público. El mísero presupuesto estatal sólo permite pagar a un soldado formado en el centro de Petén unos 2.000 quetzales al mes (aproximadamente 210 euros). Un sicario de los zeta cobra 1.400 euros al mes.

La colonización de Guatemala por los narcos es otro ejemplo del efecto globo en el cual el narcotráfico –combatido violentamente primero en Colombia, ahora en el norte de México– aparece donde el Estado es más débil. 

Según el nuevo informe del Wilson Center, los países del llamada triángulo del norte –Guatemala, El Salvador y Honduras– han sido arrollados por la expansión de los zetas y sus estados corren peligro de verse engullidos. En Honduras, el golpe contra Manuel Zelaya en 2009 dio vía libre a los narcotraficantes. Según James Bosworth, del Wilson Center, "el número de vuelos ilícitos con cargas de cocaína se disparó" bajo el gobierno golpista de Roberto Micheletti.

Pero Guatemala es el objetivo número uno. "Para los zetas, Petén no es un departamento ni Guatemala es un país", escribe la periodista Paola Hurtado. Son "puntos a conquistar entre Belice y México, los países por los que la mayor parte de la cocaína entra en Estados Unidos". Según la Administración estadounidense, el 75% de las 400 toneladas de cocaína que llegan cada año a EE.UU. pasan por Guatemala, y los zetas controlan el 70% del territorio guatemalteco.

Tras las elecciones, con un presidente de pasado oscuro, carente de un mandato claro y con escasos apoyos en el Congreso, los zetas pueden ver perfectamente factible ir a por el 100%.


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