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En su cuarto mensaje ante la Asamblea de las Naciones Unidas, la
presidenta Cristina Kirchner dio muestras de su inclinación por mantener
vigentes algunos puntos fuertes de su discurso, pero siempre dando un
pasito más allá.
El eje esta vez pasó por la crisis financiera y la
necesidad de reforma de los organismos multilaterales, pero desde allí
disparó hacia distintas direcciones. Así, dio un contundente respaldo al
reconocimiento al Estado Palestino porque “vamos a contribuir a vivir
en un mundo no solamente más seguro, sino también en un mundo más
justo”.
También instó al Reino Unido a iniciar de una vez una
negociación por la soberanía de las islas Malvinas advirtiendo que, de
lo contrario, evalúa la posibilidad de anular el acuerdo que permite una
escala en Río Gallegos del vuelo de LAN que va a las islas. Por último,
anunció que aceptaba la propuesta de Irán de abrir un canal de diálogo
por el atentado a la AMIA, pero insistió en que debe permitir que los
acusados por el ataque se sometan a la Justicia argentina.
Lo estipulado es que cada presidente hable quince minutos, pero casi
nadie lo cumple. Cristina Kirchner se extendió durante media hora. En
los usos diplomáticos, a la Presidenta le tocó esta vez un buen momento
para intervenir: el primer tramo de la sesión, cuando la mayoría de las
bancas están todavía ocupadas y aún se presta atención a lo que sucede
sobre el estrado dorado. Ya había pasado la brasileña Dilma Rousseff,
quien autocalificó su discurso como “un momento histórico”, porque era
la primera vez que una mujer estaba a cargo de la apertura. Cristina
Kirchner fue la segunda mujer de la jornada. No fue la única
coincidencia entre ambas.
La Presidenta fue la séptima oradora, le tocó después del francés
Nicolas Sarkozy. No tuvo la desenvoltura de otras veces, incluso pareció
que su voz cargaba cierto tono emotivo. Una respuesta posible la dio a
segundos de arrancar, cuando recordó que Néstor Kirchner ya en su primer
discurso ante la Asamblea planteó la reforma de los organismos
multilaterales, tanto los financieros como los políticos. “Esta es mi
cuarta intervención como Presidenta de la República, hemos realizado las
mismas apelaciones en un mundo que ha cambiado sustancialmente desde
aquel 2003, en que la Argentina parecía ser una oveja negra, alguien
díscolo y descarriado que había incurrido en el default por una conducta
de incumplidores seriales. En realidad habíamos sido víctimas de lo que
yo denomino ser conejillo de Indias de las experiencias de los años
noventa de las políticas neoliberales”, continuó.
La Presidenta se refirió en varios momentos a la experiencia
argentina, siempre haciendo la salvedad de que no pretendía erigirse en
modelo de nada. Pero indicó que era urgente poner controles a la
especulación financiera y frenar los movimientos de capitales “de un
lugar a otro, de una moneda a otra, que producen una volatilidad como
nunca se ha visto”. En la volteada de los organismos financieros también
cayeron las calificadoras de riesgo. “Son grandes responsables”,
consideró.
Palestina
Cristina Kirchner fue interrumpida sólo una vez por aplausos, algo
no habitual en la Asamblea. Fue cuando mencionó que el año pasado había
concluido su discurso con la esperanza de que el Estado Palestino se
convirtiera en el miembro 194 de las Naciones Unidas. “Creo sinceramente
que impedir el ingreso de Palestina puede ser visto tal vez por algunos
como algo beneficioso para el Estado de Israel, pero déjenme decirles,
desde la autoridad que nos da ser un país que ha sufrido el flagelo del
terrorismo internacional, que impedir que Palestina forme parte de esta
Asamblea es seguir dándoles coartadas a los que ejercen el terrorismo”,
lanzó. Los aplausos llegaron de los asientos de varios países árabes
ubicados adelante, cerca de los argentinos. La escuchaban el secretario
de Legal y Técnica, Carlos Zannini; el canciller Héctor Timerman y el
embajador argentino en la ONU, Jorge Argüello.
Fue uno de los puntos de coincidencia con Rousseff, quien también
fue enérgica en el reclamo al reconocimiento del Estado Palestino. La
Presidenta pidió “que Dios ilumine a quienes tienen que tomar esta
trascendental y estructural decisión en el mundo para lograr mayor
equilibrio y que Palestina pueda tener este año su asiento número 194;
estoy segura de que así vamos a contribuir a vivir en un mundo no
solamente más seguro, sino también en un mundo más justo”. Un par de
horas antes, desde el mismo atril, Barack Obama había subrayado “el
compromiso inquebrantable de Estados Unidos con la seguridad de Israel”.
Lo de CFK fue una respuesta a ese argumento con el que Estados Unidos
ya adelantó que hará uso de su poder de veto en el Consejo de Seguridad
para abortar la movida palestina.
Malvinas
“Concatenando” –CFK dixit– una cosa con la otra, del Estado
Palestino y el Consejo de Seguridad, la Presidenta saltó al tema
Malvinas. “Es una prueba de fuego para este cuerpo”, definió. Una vez
más hizo referencia a la paradoja de que sea un integrante del Consejo
de Seguridad con derecho a veto quien se resista a cumplir las
periódicas resoluciones de distintos órganos de la ONU que instan al
Reino Unido y a Argentina a sentarse a conversar. “Creo que no hace
falta recalcar que nadie puede alegar dominio territorial a más de 14
mil kilómetros de ultramar, está claro que es una ocupación ilegítima.
Pero igual convocamos una vez más al Reino Unido a cumplir con las
resoluciones de Naciones Unidas; en estos días se han producido
verdaderas provocaciones, ensayos misilísticos en mayo y julio”,
destacó.
Pero ella también tiró su misil. Dijo que Argentina ya había
esperado mucho tiempo y que podría revocar el entendimiento de julio de
1999 que dispuso la reanudación de un vuelo regular semanal operado por
la empresa LAN Chile entre Punta Arenas-Islas Malvinas con dos escalas
mensuales, una en cada dirección, en Río Gallegos. Como es habitual, en
ese momento el Reino Unido estaba representado en el recinto por tres
funcionarios de segunda línea que tipeaban a toda velocidad en sus
notebooks. “Argentina no tiene intenciones de agravar la situación de
nadie, pero también es justo que esta Asamblea y que el Reino Unido
tomen conciencia de que es necesario dar cumplimiento a las
resoluciones. No podemos estar 180 años, 30 años, como no puede estar
Palestina peregrinando durante décadas para tener un lugar en el mundo, y
menos aún los argentinos para reclamar este territorio que
legítimamente nos corresponde”, evaluó ayer Cristina Kirchner. Los 180
años eran en referencia a la ocupación británica de las islas, los 30 al
conflicto bélico.
Irán
Entonces Palestina “concatenó” con Irán por aquel asunto del
terrorismo internacional. Cristina Kirchner destacó como “un cambio de
actitud” de Irán la nota que envió su Cancillería el 16 de julio pasado
para cooperar en el esclarecimiento del atentado a la AMIA. Razonó: si
acababa de reclamarle diálogo al Reino Unido, no podía cerrar la puerta a
dialogar que abría Irán. No hubo mayores especificaciones. Pero aclaró
que el diálogo debía ser “creíble” para que no se transformara en una
maniobra dilatoria y que de ninguna manera significaba que el país
abandonara “los requerimientos emanados de la Justicia nacional”, en
referencia a los ocho sospechosos iraníes que se encuentran con pedido
de captura de Interpol.
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