Con la presión –incluso desde sus propias huestes– de un inminente cambio de gabinete planeando sobre las cabezas de varios ministros, el gobierno de Sebastián Piñera vivió una nueva jornada de movilizaciones estudiantiles.
La del jueves es la tercera protesta masiva desde que comenzaron las tomas y movilizaciones en los colegios y universidades hace cuatro semanas en reclamo de cambios sustantivos al sistema educativo chileno.
Es innegable que la manifestación del jueves no fue tan masiva como las anteriores. Las explicaciones apuntan a la negativa de la Intendencia Metropolitana –la principal autoridad regional– que no autorizó esta nueva marcha.
Es innegable que la manifestación del jueves no fue tan masiva como las anteriores. Las explicaciones apuntan a la negativa de la Intendencia Metropolitana –la principal autoridad regional– que no autorizó esta nueva marcha.
Sin embargo, el respaldo transversal a las demandas estudiantiles pudo más, y miles de jóvenes, acompañados de políticos, alcaldes comunales, trabajadores y gente común y corriente se plegaron a la convocatoria de la Confederación Nacional de Federaciones de Estudiantes (Confech) y del Colegio de Profesores.
El lucro en la educación, la relación de miembros del gobierno con la educación privada, los onerosos intereses de los alumnos que estudian con becas y la desigualdad e inequidad en el acceso y calidad de la educación son temas que han calado hondo en la ciudadanía que ve como un derecho básico que no se está recibiendo como corresponde. Ni los cuatro mil millones de dólares o las 200 mil becas extras ofrecidas por el gobierno han logrado poner tablas a un puente cortado hace rato entre La Moneda y los dirigentes estudiantiles.
El Ministerio de Educación había apostado a un debilitamiento de los estudiantes dado el tiempo que llevan movilizados. No obstante, la gente comenzó a llegar antes del mediodía a plaza Italia. Según cifras oficiales, fueron más de 60 mil los chilenos que el jueves volvieron a reclamar por una educación justa. Como ha sido la tónica de las últimas protestas en Santiago, el grupo se desplazó en forma ordenada y pacífica por la Alameda, la principal arteria capitalina. Llamaban la atención las numerosas pancartas, alusivas principalmente en contra de Piñera y su ministro de Educación, Joaquín Lavín. Algunas chicas con poca ropa ironizaban porque la educación “las dejó desnuda” y hasta un doble del presidente Salvador Allende se animaba a reclamar cerquita de La Moneda. Los pacos, apertrechados por toda la calle, miraban de reojo.
Antes del acto central en la plaza Los Héroes, hubo un altercado entre el intendente regional, Fernando Echeverría, y el alcalde de Santiago, Pablo Zalaquett; discutieron por la conveniencia o no de autorizar la marcha dada la cantidad de gente que se sumó.
Tal situación crispó los ánimos de los uniformados, dos de los cuales fueron atacados con bombas molotov. Aun así, la opinión generalizada es que los carabineros actuaron con extremada violencia para repeler a los manifestantes que comenzaron a provocar desmanes.
A los carros lanzaaguas y gases lacrimógenos, se sumaron una gran cantidad de palos a cualquier estudiante que estuviera a mano.
Hugo Gutiérrez, uno de los tres diputados comunistas del Congreso chileno, reclamaba a viva voz mientras el presidente de la Universidad de Santiago, Camilo Ballesteros, dijo que “fue totalmente desmedido que carabineros con caballos intentaran ingresar al escenario y dispusieran piquetes a su alrededor. Que una manifestación pacífica termine con fuerte represión de carabineros no tiene justificación”.
Por su parte, “el presidente del Colegio de Profesores, Jaime Gajardo, calificó la movilización como gloriosa, apoteósica y extraordinaria”, apuntó los dardos a Joaquín Lavín.
“Hoy día hay un gran derrotado. Lavín ya está derrotado. A Lavín no le ha resultado ninguna de las maniobras. Adelantó las vacaciones y los colegios igual siguen tomados”, sostuvo.
Por su parte, el presidente de la Federación de Estudiantes de la Universidad Católica, Giorgio Jackson, resaltó “la convocatoria excelente.
Por el lado de los pingüinos, Laura Ortiz, presidenta de la Asamblea Coordinadora de Estudiantes Secundarios, señaló que “fue una marcha absolutamente exitosa porque, como hemos dicho, se trata de un descontento social y a medida que ha pasado el tiempo, hemos seguido movilizados”.
Daniela Isla, presidenta del Centro de Alumnos del Liceo Confederación Suiza, agregó que el encuentro convocó además a padres, niños pequeños y mucha gente que llegó con batucadas, convirtiendo esto en un carnaval”.
Desde el gobierno, el ministro del Interior, Rodrigo Ubilla, defendió el accionar de carabineros. A su vez, el propio Sebastián Piñera llamó a los estudiantes a retomar el diálogo.
“Llegó el momento de terminar con la violencia, las tomas, los paros y reencontrarnos con el camino del diálogo, los acuerdos y la acción. La calidad, el acceso, el financiamiento de la educación en nuestro país está en el corazón de las prioridades de nuestro gobierno y está también en el corazón de las prioridades de nuestra sociedad”, sostuvo el mandatario, mientras decenas de manifestantes seguían enfrentados a los policías dando cuenta de que, por ahora, el tema está más lejos que cerca de resolverse.
El Ministerio de Educación había apostado a un debilitamiento de los estudiantes dado el tiempo que llevan movilizados. No obstante, la gente comenzó a llegar antes del mediodía a plaza Italia. Según cifras oficiales, fueron más de 60 mil los chilenos que el jueves volvieron a reclamar por una educación justa. Como ha sido la tónica de las últimas protestas en Santiago, el grupo se desplazó en forma ordenada y pacífica por la Alameda, la principal arteria capitalina. Llamaban la atención las numerosas pancartas, alusivas principalmente en contra de Piñera y su ministro de Educación, Joaquín Lavín. Algunas chicas con poca ropa ironizaban porque la educación “las dejó desnuda” y hasta un doble del presidente Salvador Allende se animaba a reclamar cerquita de La Moneda. Los pacos, apertrechados por toda la calle, miraban de reojo.
Antes del acto central en la plaza Los Héroes, hubo un altercado entre el intendente regional, Fernando Echeverría, y el alcalde de Santiago, Pablo Zalaquett; discutieron por la conveniencia o no de autorizar la marcha dada la cantidad de gente que se sumó.
Tal situación crispó los ánimos de los uniformados, dos de los cuales fueron atacados con bombas molotov. Aun así, la opinión generalizada es que los carabineros actuaron con extremada violencia para repeler a los manifestantes que comenzaron a provocar desmanes.
A los carros lanzaaguas y gases lacrimógenos, se sumaron una gran cantidad de palos a cualquier estudiante que estuviera a mano.
Hugo Gutiérrez, uno de los tres diputados comunistas del Congreso chileno, reclamaba a viva voz mientras el presidente de la Universidad de Santiago, Camilo Ballesteros, dijo que “fue totalmente desmedido que carabineros con caballos intentaran ingresar al escenario y dispusieran piquetes a su alrededor. Que una manifestación pacífica termine con fuerte represión de carabineros no tiene justificación”.
Por su parte, “el presidente del Colegio de Profesores, Jaime Gajardo, calificó la movilización como gloriosa, apoteósica y extraordinaria”, apuntó los dardos a Joaquín Lavín.
“Hoy día hay un gran derrotado. Lavín ya está derrotado. A Lavín no le ha resultado ninguna de las maniobras. Adelantó las vacaciones y los colegios igual siguen tomados”, sostuvo.
Por su parte, el presidente de la Federación de Estudiantes de la Universidad Católica, Giorgio Jackson, resaltó “la convocatoria excelente.
Por el lado de los pingüinos, Laura Ortiz, presidenta de la Asamblea Coordinadora de Estudiantes Secundarios, señaló que “fue una marcha absolutamente exitosa porque, como hemos dicho, se trata de un descontento social y a medida que ha pasado el tiempo, hemos seguido movilizados”.
Daniela Isla, presidenta del Centro de Alumnos del Liceo Confederación Suiza, agregó que el encuentro convocó además a padres, niños pequeños y mucha gente que llegó con batucadas, convirtiendo esto en un carnaval”.
Desde el gobierno, el ministro del Interior, Rodrigo Ubilla, defendió el accionar de carabineros. A su vez, el propio Sebastián Piñera llamó a los estudiantes a retomar el diálogo.
“Llegó el momento de terminar con la violencia, las tomas, los paros y reencontrarnos con el camino del diálogo, los acuerdos y la acción. La calidad, el acceso, el financiamiento de la educación en nuestro país está en el corazón de las prioridades de nuestro gobierno y está también en el corazón de las prioridades de nuestra sociedad”, sostuvo el mandatario, mientras decenas de manifestantes seguían enfrentados a los policías dando cuenta de que, por ahora, el tema está más lejos que cerca de resolverse.
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