Ante la muerte cotidiana, producto de la violencia de Estado y que está marcando nuestro presente, ante el asesinato de nuestra hermana Bety Cariño, nos hacemos múltiples cuestionamientos que seguirán marcando nuestro camino.
En esta confusión que se vive, difícil es encontrar respuestas si no sentimos y compartimos el dolor del otro y de la otra. Si no vemos y entendemos quién está muriendo y por qué está muriendo, no encontraremos nuevos horizontes y seguiremos preguntando la cifra y los números de esta guerra falsa contra el “crimen organizado”.
¿Hacia dónde caminar con tanta rabia? ¿Hacia dónde gritar con tanto dolor? En esta confusión que se vive, difícil es encontrar respuestas si no sentimos y compartimos el dolor del otro y de la otra. Si no vemos y entendemos quién está muriendo y por qué está muriendo, no encontraremos nuevos horizontes y seguiremos preguntando la cifra y los números de esta guerra falsa contra el “crimen organizado”.
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