sábado, 15 de enero de 2011

Honduras: “Han asaltado las instituciones y ocultado las violaciones con mentiras”


Entrevista con Bertha Oliva del COFADEH 

Por Andrea Isabel Trucchi – Asociación ¡No más!
 
Bertha Oliva fue insignida recientemente del premio Tulipan de los Derechos Humanos 2010, reconocimiento creado en 2008 por el gobierno holandés para premiar a personas que, a nivel internacional, se hayan distinguido en este importante ámbito. El premio le fue entregado el pasado 10 de diciembre durante una ceremonia en la ciudad de La Haya. 

La historia de Bertha inicia en los años '80. Años de dura lucha revolucionaria en toda Centroamérica contra las dictaduras y las “pseudo-democracias” financiadas por Estados Unidos. Honduras fue parte de esta historia de violencia. 
 
En aquellos años, Bertha, con tres meses de embarazo, sufrió la desaparición de su esposo Tomás Nativí. Su cuerpo nunca volvió a aparecer. Fundó el COFADEH (Comité de Familiares de Detenidos Desaparecidos en Honduras) y empezó a trabajar por el respeto de los derechos humanos, defendiendo a las víctimas de la violencia y el terror. 
 
Después del golpe de Estado del 28 de junio de 2009, el COFADEH y otras organizaciones nacionales dieron vida a la Plataforma de los Derechos Humanos, con el objetivo de documentar y denunciar los muchos casos de violaciones contra el pueblo honduregno. En ocasión del primer aniversario del golpe, la Plataforma instaló la Comisión del Verdad (CdV), instancia que tendrá la tarea de esclarecer lo que ocurrió antes, durante y después del golpe, denunciando los responsables de ese crimen. 
 
La Asociación ¡NO MÁS! tuvo la oportunidad de entrevistar a Bertha Oliva sobre la situación de los derechos humanos en el país.
 
-¿Cuál es la situación de los derechos humanos en Honduras después del golpe? 
-Quisiera ser optimista y siempre lo seré, pero ese optimismo no me permite afirmar que la situación ha mejorado. Más bien, después del golpe militar de Estado hubo un claro retroceso. Las autoridades han tomado la decisión de asaltar las instituciones públicas y ocultar las violaciones con mentiras. 

¿Cómo podemos pensar que la situación pueda cambiar si las personas que planearon y legalizaron el golpe aún están en el poder? ¿Cómo podemos confiar en que los culpables sean condenados y que cese la violación a los derechos humanos si la Fiscalía, la Corte Suprema de Justicia, el mismo Congreso Nacional están en manos de los mismos que apoyaron a los golpistas y legalizaron el golpe? ¿Cómo hacer, por lo tanto, para reequilibrar la situación?

Nuestra tarea es devolver al país a la institucionalidad y debemos mantener el optimismo, creer que sea posible. Sin optimismo nos quedaría solamente la derrota y aquí en el COFADEH no permitimos sentirnos dettotados. ¡Derrotados nunca!
        
-¿Cómo está trabajando el COFADEH para reequilibrar la situación? 
-Es importante iniciar una trabajo de capacitación y apoyo al FNRP (Frente Nacional de Resistencia Popular) para brindar mayor seguridad a sus integrantes. 
        
-¿De qué manera? 
-Por ejemplo aprendiendo a identificar a los infiltrados, a no ser un blanco fácil para las fuerzas represivas del Estado, a elaborar documentación e informes, saber reconocer cuándo estamos ante un caso de violación a los derechos humanos. Las instituciones tienen toda una estrategia para borrar evidencias. Falsifican las pruebas y presentan los asesinatos políticos como delitos comúnes.

Además, estamos denunciando muchos casos ante el Sistema Internacional de Protección de los Derechos Humanos. Debemos bombardear de informaciones a las estructuras que se encargan de defender los derechos humanos a nivel internacional.

Tenemos que involucrarlas y superar las trabas que nos impone el gobierno, como por ejemplo la reciente aprobación de la Ley Antiterrorista, que pretende desacreditar y reprimir a los miembros de organizaciones sociales y populares que no comparten la política gubernamental.

El COFADEH es una de estas organizaciones que están en peligro, aunque lo único que hacemos es oponernos a un gobierno y a un sistema que le roba la vida a la gente. Sufrimos amenazas, persecuciones, campañas de desprestigio. 

Pedimos a la CIDH (Comisión Interamericana de Derechos Humanas) medidas cautelares para muchas personas, pero el Estado nunca las aplica, nunca las respeta. Y esto nos indica que ya no hay respeto para nadie. Más bien hay una actitud de desafío hacia estas instancias internacionales como nunca hubo en el pasado.

Ahora la CIDH pasó estos casos a la Corte Interamericana de Derechos Humanos con sede en Costa Rica. 
        
-¿Cómo ha reaccionado la Corte Interamericana? 
-Las sanciones de la Corte Interamericana están dirigidas a los Estados y no a los particulares, por lo tanto somos siempre nosotros los ciudadanos que pagamos las consecuencias. De alguna manera, estas instancias contribuyen a reforzar ese sistema injusto.
        
-¿Cómo sigue el trabajo de la Comisión de Verdad? 
-El pasado 23 de noviembre 2010 informamos al Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos de lo que está pasando en Honduras. Hay una clara estrategia que apunta a detenernos. 

El coordinador y los miembros de la Comisión fueron amenazados. Familiares de miembros de la Comisión tuvieron que esconderse y los padres de algunos colaboradores fueron asaltados y amenazados. Tuvieron que abandonar sus casas.

Desconocidos penetraron en las casas de otros colaboradores, sustrajeron documentos importantes y ensuciaron las paredes con sangre. Hicieron disparos frente a sus casas, los acosan para atemorizarlos. Algunos de ellos fueron agredidos y golpeados. 

Llegamos a un punto en que les dije que ya no podíamos continuar, pero me pidieron seguir adelante y lo vamos a hacer, porque tenemos fe en nuestra lucha. 
        
-¿Cuál es la relación entre el COFADEH y el FNRP? 
-Estaba presente cuándo surgió el FNRP después del golpe y participé en las reuniones iniciales. Después, como coordinadora del COFADEH, pensé que no era conveniente quedarme en la estructura de la Resistencia porque podía perder de objetividad en mi trabajo. 

Ya no participamos en las reuniones, pero brindamos todo el apoyo posible a sus miembros en el ámbito en que trabajamos. Si me preguntas dónde está mi corazón, te contesto que está con el FNRP. Pero si me preguntas dónde está mi deber, te contesto que está con el COFADEH. 
        
-Además del optimismo del que me habló ¿Qué es lo que la motiva a seguir adelante? ¿No tiene temor a ser asesinada?
-Ya perdí el miedo. Tengo una fe inquebrantable en lo que hago y no miento. Mi fuerza es la verdad. Podría vivir tranquila. Tengo una familia que me quiere y que me necesita, pero saben que estoy haciendo lo correcto. Nunca me voy a detener y sé que la verdad es justamente lo que falta en mi país. Tarde o temprano va a brotar nuevamente y ese día volverá el equilibrio en Honduras.
 
Hasta que no cese la manipulación de la verdad el COFADEH estará acá. Somos fuertes y ellos no se lo esperaban. No esperaban que pudiéramos desenmascararlos. Que la memoria histórica, el recuerdo de las heridas y las pérdidas humanas del pasado nos hicieran aún más fuertes. Ellos tienen el poder de los armas y del dinero. Nosotros tenemos la verdad y es por eso que no han podido derrotarnos. 
     
Ya ocurrió en los años 80, cuando el único poder que teníamos era el de la verdad. Cuando nos decían que no había personas desaparecidas, que nuestros maridos estaban en Cuba o en Nicaragua.
A mí me dijeron que mi marido estaba en Unión Soviética y que ya tenía otra familia. Les pedí que me dieran un boleto de avión para ir a averiguar. Sólo de esa manera logré que dejaran de llenarme de mentiras. Fue una situación terrible. 
        
-¿Peor que la de ahora? 
-Fue más difícil. En los años 80 casi no se hablaba de derechos humanos. Tuvimos que multiplicar la información, combatiendo la política norteamericana que contribuyó a la desaparición de nuestros seres queridos. Es por eso que el pueblo quiere una refundación del país, una nueva Constitución. El pueblo ya no cree en este Estado, en estas instituciones que se han ganado y merecen el desprecio de la gente.



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