Miles de campesinos y campesinas desfilan en la capital pidiendo una Reforma Agraria integral
por Giorgio Trucchi Rel-UITA
Después de la firma del Acta de Compromiso entre el Movimiento Unificado Campesino del Aguán (MUCA) y el gobierno, miles de campesinos y campesinas de todo el país se reunieron y desfilaron por las calles de Tegucigalpa coreando consignas y levantando sus sombreros. La movilización fue una muestra de solidaridad con la lucha de las organizaciones campesinas en el Aguán, y exigiendo el retiro del Ejército, la liberación de los detenidos y una Reforma Agraria integral.
En Honduras, 300 mil familias -aproximadamente 1,5 millones de personas- no tienen acceso a la tierra, mientras que otras 200 mil poseen apenas entre 1 y 3,5 hectáreas.
Esta dramática situación ha aumentado los niveles de pobreza y pobreza extrema de un país enormemente rico en recursos naturales.
Según el informe del Instituto de Pesquisa Económica Aplicada de la Pobreza Rural, la población rural hondureña vive en promedio con un dólar por persona al día, y menos del 30 por ciento vive en hogares cuyos ingresos superan esa cantidad.
Casi la mitad de la población rural vive con ingresos inferiores a 0,5 dólares diarios y cerca del 25 por ciento tiene ingresos inferiores a 0,25 dólares diarios. El ingreso medio del 20 por ciento más rico de la población en las áreas rurales es casi 30 veces más elevado que el ingreso del 20 por ciento más pobre.
2,8 millones de hondureños del área rural viven con un nivel de ingreso inferior a la línea de pobreza. Este grupo representa más del 75 por ciento de la población rural y más del 70 por ciento de los pobres de todo el país.
Actualmente, Honduras ha pasado de ser uno de los principales productores de granos básicos de Centroamérica, a producir la mitad de sus necesidades.
Cada año hay un déficit de más de 10 millones de quintales de maíz, y tiene que importar 200 mil quintales de frijoles y 500 mil quintales de arroz.
Esta situación ha generado una alarmante falta de seguridad alimentaria para gran parte de la población, profundizada por la implementación del monocultivo de la palma africana.
La devoradora palma africana
Según la Organización Fraternal Negra Hondureña (OFRANEH), “La palma africana ha generado una rapiña de las tierras en los países más pobres del mundo. En la República Democrática del Congo, los chinos firmaron un contrato para la siembra de 2,8 millones de hectáreas de palma destinadas a los biocombustibles.
La Unión Europea ha adquirido en África 3,9 millones de hectáreas de las 17,5 millones que necesita para satisfacer su meta de biocombustibles en el 2015.
La voracidad de los países industrializados en cuanto a recursos energéticos -continúa la nota de OFRANEH- ha puesto en jaque a los segmentos poblacionales más pobres del planeta.
La crisis del Bajo Aguán forma parte de la campaña de neocolonización que se viene dando en el planeta, secundando el auge de los agrocombustibles y el desplazamiento poblacional que los países industrializados pretenden aplicar en sus colonias”.
Reforma Agraria Integral
Esta grave situación y las medidas urgentes a adoptar para que haya un cambio radical en el agro, fueron analizadas en un foro al que participaron centenares de campesinos y campesinas de todo el país.
Según Agustín Ramos de la Central Nacional de Trabajadores del Campo (CNTC), “Es urgente y necesario iniciar un proceso que conduzca el país hacia una Reforma Agraria integral. Para hacer eso, hay que realizar un censo nacional sobre la ocupación de las tierras incultas.
Posteriormente -continuó Ramos-, hay que establecer políticas y estrategias para garantizar el acceso de estas tierras a los campesinos, para garantizar la soberanía alimentaria”.
El integrante de la CNTC evidenció la urgente necesidad de impulsar en el Congreso una Ley de Reforma Agraria Integral “que no otorgue sólo el acceso a la tierra, sino también a la tecnología, al crédito, la educación y la capacitación para producir.
Eso permitiría que la tierra no se transforme en una mercancía, porque la falta de estos elementos obliga a los campesinos a vender su propiedad, implementando la concentración de la tierra en pocas manos”, explicó Ramos.
Finalmente, el líder campesino abogó por la unidad del sector campesino para alcanzar estos objetivos estratégicos.
Mujer rural
En el foro se abordó también el tema de la mujer rural y la necesidad de que una Reforma Agraria integral incluya aspectos específicos de género.
Según Leoncia Solórzano del Consejo para el Desarrollo Integral de la Mujer Campesina (CODIMCA), “Necesitamos una Reforma Agraria en la cual las mujeres sean visibles. Una reforma con equidad de género que nos beneficie, donde tengamos derechos sobre la tierra, porque la soberanía alimentaria depende de las mujeres.
Actualmente -continuó Solórzano- los grandes propietarios se han adueñado de la mayoría de las tierras y para revertir esta situación nuestra lucha debe ser incansable, con la participación directa y activa de las mujeres campesinas.
Ya no podemos seguir siendo invisibles”, aseveró entre los aplausos de centenares de mujeres.
Al terminar la actividad, los miembros de las organizaciones campesinas se juntaron con la base de la Resistencia y se movilizaron hacia el centro de la capital, dando vida a la que llamaron “La marcha de los sombreros”.
Centenares de sombreros se mezclaron con banderas, mantas y consignas, que pedían la Reforma Agraria, la liberación de todos los campesinos detenidos en el Aguán, la desmilitarización de esa región y la refundación de Honduras, a través de una Asamblea Nacional Constituyente democrática, participativa y popular.
La marcha terminó frente al Congreso Nacional, fuertemente custodiado por el Ejército y la Policía.
por Giorgio Trucchi Rel-UITA
Después de la firma del Acta de Compromiso entre el Movimiento Unificado Campesino del Aguán (MUCA) y el gobierno, miles de campesinos y campesinas de todo el país se reunieron y desfilaron por las calles de Tegucigalpa coreando consignas y levantando sus sombreros. La movilización fue una muestra de solidaridad con la lucha de las organizaciones campesinas en el Aguán, y exigiendo el retiro del Ejército, la liberación de los detenidos y una Reforma Agraria integral.
En Honduras, 300 mil familias -aproximadamente 1,5 millones de personas- no tienen acceso a la tierra, mientras que otras 200 mil poseen apenas entre 1 y 3,5 hectáreas.
Esta dramática situación ha aumentado los niveles de pobreza y pobreza extrema de un país enormemente rico en recursos naturales.
Según el informe del Instituto de Pesquisa Económica Aplicada de la Pobreza Rural, la población rural hondureña vive en promedio con un dólar por persona al día, y menos del 30 por ciento vive en hogares cuyos ingresos superan esa cantidad.
Casi la mitad de la población rural vive con ingresos inferiores a 0,5 dólares diarios y cerca del 25 por ciento tiene ingresos inferiores a 0,25 dólares diarios. El ingreso medio del 20 por ciento más rico de la población en las áreas rurales es casi 30 veces más elevado que el ingreso del 20 por ciento más pobre.
2,8 millones de hondureños del área rural viven con un nivel de ingreso inferior a la línea de pobreza. Este grupo representa más del 75 por ciento de la población rural y más del 70 por ciento de los pobres de todo el país.
Actualmente, Honduras ha pasado de ser uno de los principales productores de granos básicos de Centroamérica, a producir la mitad de sus necesidades.
Cada año hay un déficit de más de 10 millones de quintales de maíz, y tiene que importar 200 mil quintales de frijoles y 500 mil quintales de arroz.
Esta situación ha generado una alarmante falta de seguridad alimentaria para gran parte de la población, profundizada por la implementación del monocultivo de la palma africana.
La devoradora palma africana
Según la Organización Fraternal Negra Hondureña (OFRANEH), “La palma africana ha generado una rapiña de las tierras en los países más pobres del mundo. En la República Democrática del Congo, los chinos firmaron un contrato para la siembra de 2,8 millones de hectáreas de palma destinadas a los biocombustibles.
La Unión Europea ha adquirido en África 3,9 millones de hectáreas de las 17,5 millones que necesita para satisfacer su meta de biocombustibles en el 2015.
La voracidad de los países industrializados en cuanto a recursos energéticos -continúa la nota de OFRANEH- ha puesto en jaque a los segmentos poblacionales más pobres del planeta.
La crisis del Bajo Aguán forma parte de la campaña de neocolonización que se viene dando en el planeta, secundando el auge de los agrocombustibles y el desplazamiento poblacional que los países industrializados pretenden aplicar en sus colonias”.
Reforma Agraria Integral
Esta grave situación y las medidas urgentes a adoptar para que haya un cambio radical en el agro, fueron analizadas en un foro al que participaron centenares de campesinos y campesinas de todo el país.
Según Agustín Ramos de la Central Nacional de Trabajadores del Campo (CNTC), “Es urgente y necesario iniciar un proceso que conduzca el país hacia una Reforma Agraria integral. Para hacer eso, hay que realizar un censo nacional sobre la ocupación de las tierras incultas.
Posteriormente -continuó Ramos-, hay que establecer políticas y estrategias para garantizar el acceso de estas tierras a los campesinos, para garantizar la soberanía alimentaria”.
El integrante de la CNTC evidenció la urgente necesidad de impulsar en el Congreso una Ley de Reforma Agraria Integral “que no otorgue sólo el acceso a la tierra, sino también a la tecnología, al crédito, la educación y la capacitación para producir.
Eso permitiría que la tierra no se transforme en una mercancía, porque la falta de estos elementos obliga a los campesinos a vender su propiedad, implementando la concentración de la tierra en pocas manos”, explicó Ramos.
Finalmente, el líder campesino abogó por la unidad del sector campesino para alcanzar estos objetivos estratégicos.
Mujer rural
En el foro se abordó también el tema de la mujer rural y la necesidad de que una Reforma Agraria integral incluya aspectos específicos de género.
Según Leoncia Solórzano del Consejo para el Desarrollo Integral de la Mujer Campesina (CODIMCA), “Necesitamos una Reforma Agraria en la cual las mujeres sean visibles. Una reforma con equidad de género que nos beneficie, donde tengamos derechos sobre la tierra, porque la soberanía alimentaria depende de las mujeres.
Actualmente -continuó Solórzano- los grandes propietarios se han adueñado de la mayoría de las tierras y para revertir esta situación nuestra lucha debe ser incansable, con la participación directa y activa de las mujeres campesinas.
Ya no podemos seguir siendo invisibles”, aseveró entre los aplausos de centenares de mujeres.
Al terminar la actividad, los miembros de las organizaciones campesinas se juntaron con la base de la Resistencia y se movilizaron hacia el centro de la capital, dando vida a la que llamaron “La marcha de los sombreros”.
Centenares de sombreros se mezclaron con banderas, mantas y consignas, que pedían la Reforma Agraria, la liberación de todos los campesinos detenidos en el Aguán, la desmilitarización de esa región y la refundación de Honduras, a través de una Asamblea Nacional Constituyente democrática, participativa y popular.
La marcha terminó frente al Congreso Nacional, fuertemente custodiado por el Ejército y la Policía.
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