por Sergio Ferrari
Porfirio Lobo, la nueva cara del mismo golpe”. El Frente Popular de Resistencia: la “fuerza política más grande”. “Contra la criminalización del movimiento popular”. Los retos actuales de la solidaridad internacional.
Desde mediados de 2009 Honduras vive una situación política extremadamente frágil. El golpe de Estado del 28 de junio contra el ex presidente Manuel Zelaya desembocó en elecciones consideradas como “ilegítimas” por un amplio sector de la ciudadanía. El presidente Porfirio Lobo que asumió su mandato el 27 de enero del año en curso no logró frenar la resistencia popular pacífica que estalló como respuesta al golpe, se generalizó en todo el país y continúa activa.
Síntesis radiográfica de la lectura de la realidad que hace Carlos Humberto Reyes, presidente del Sindicato de Trabajadores de la Industria de Bebidas y Similares (STIBYS), uno de los principales representantes del Frente Nacional de la Resistencia Popular (FNRP) y ex candidato presidencial “independiente”. Reyes realiza desde la última semana de abril una gira europea que se inició en España. En Suiza está invitado por la organización SOLIFONDS (Fondo de Solidaridad para las Luchas de Liberación Social en el Tercer Mundo) y participará como principal orador internacional en varias actividades del 1 de mayo.
P: La comunidad internacional parece muy dividida con respecto al actual Gobierno hondureño. Una parte no lo reconoce. Otra sí. ¿Cómo lo interpreta el FNRP?
Carlos Reyes: Para nosotros es un gobierno ilegítimo, producto directo del golpe de Estado del año pasado. El presidente actual es una nueva cara del mismo golpe. No obtuvo ni el 30% de los votos y se registró una muy alta abstención. Lo que se pretende aplicar es el guión del Gobierno de los Estados Unidos, quien apostó a la hipótesis que toda la situación se resolvería con las elecciones. Pero éste no es el caso. Especialmente para muchos gobiernos latinoamericanos quienes ven lo que sucedió en Honduras como un nuevo proceso de agresión contra el continente y su institucionalidad democrática. Hay señales preocupantes: la instalación de una nueva base militar estadounidense, la segunda en mi país; las nuevas bases estadounidenses en Colombia; la continuidad de la base en Guantánamo... Signos de una militarización que hace recordar épocas pasadas.
Un golpe con trasfondo geopolítico
P: Es decir, según la resistencia, ¿la causa del golpe de junio pasado es esencialmente geopolítica?
C.R: Sí. El proyecto estadounidense de rearmar dos gendarmes en la región. Honduras en Centroamérica y Colombia en Sudamérica. Con el precepto claro de que “si no controlan América Latina, es decir su patio trasero, no podrán dominar el mundo”
P: ¿Cómo evalúa el programa del presidente Porfirio Lobo en sus primeros tres meses de nuevo Gobierno?
C.R: No existe un tal “nuevo” Gobierno. Para nosotros es, como lo dije antes, la nueva cara de la misma dictadura. Lo han querido presentar como un Gobierno de unidad nacional, de integración, abierto a una supuesta amnistía y que impulsaría la instalación de una Comisión de Verdad. Pero todo esto es falso. No puede haber unidad ni integración nacional a partir de elecciones adulteradas. Su visión de amnistía es para limpiar a los militares golpistas. ¿Para qué puede servir una Comisión de Verdad si ya ellos mismos se autoamnistiaron? Toda una política descarada. Y esto sin analizar lo que sucede en el plano económico y social. Una vuelta atrás de las conquistas que sindicatos, trabajadores, y otros sectores habían logrado durante el período del Presidente Zelaya.
P: Pero las autoridades hablan de una situación política institucionalizada...
C.R: La principal realidad es la de una resistencia que aumenta su fuerza, fortaleciendo la organización y movilización. Próximo gran desafío: recolectar hasta el 28 de junio próximo 1.150.000 firmas, exigiendo una consulta popular, una asamblea constituyente, reivindicación que constituyó el detonante para justificar el golpe del año pasado. La gente está entusiasmada con esta iniciativa.
La movilización, la resistencia, continúa activa. Organizamos seis grandes manifestaciones en ciudades importantes para el 1 de mayo.
LEER TODA LA ENTREVISTA:
http://www.rebelion.org/noticia.php?id=104970
Porfirio Lobo, la nueva cara del mismo golpe”. El Frente Popular de Resistencia: la “fuerza política más grande”. “Contra la criminalización del movimiento popular”. Los retos actuales de la solidaridad internacional.
Desde mediados de 2009 Honduras vive una situación política extremadamente frágil. El golpe de Estado del 28 de junio contra el ex presidente Manuel Zelaya desembocó en elecciones consideradas como “ilegítimas” por un amplio sector de la ciudadanía. El presidente Porfirio Lobo que asumió su mandato el 27 de enero del año en curso no logró frenar la resistencia popular pacífica que estalló como respuesta al golpe, se generalizó en todo el país y continúa activa.
Síntesis radiográfica de la lectura de la realidad que hace Carlos Humberto Reyes, presidente del Sindicato de Trabajadores de la Industria de Bebidas y Similares (STIBYS), uno de los principales representantes del Frente Nacional de la Resistencia Popular (FNRP) y ex candidato presidencial “independiente”. Reyes realiza desde la última semana de abril una gira europea que se inició en España. En Suiza está invitado por la organización SOLIFONDS (Fondo de Solidaridad para las Luchas de Liberación Social en el Tercer Mundo) y participará como principal orador internacional en varias actividades del 1 de mayo.
P: La comunidad internacional parece muy dividida con respecto al actual Gobierno hondureño. Una parte no lo reconoce. Otra sí. ¿Cómo lo interpreta el FNRP?
Carlos Reyes: Para nosotros es un gobierno ilegítimo, producto directo del golpe de Estado del año pasado. El presidente actual es una nueva cara del mismo golpe. No obtuvo ni el 30% de los votos y se registró una muy alta abstención. Lo que se pretende aplicar es el guión del Gobierno de los Estados Unidos, quien apostó a la hipótesis que toda la situación se resolvería con las elecciones. Pero éste no es el caso. Especialmente para muchos gobiernos latinoamericanos quienes ven lo que sucedió en Honduras como un nuevo proceso de agresión contra el continente y su institucionalidad democrática. Hay señales preocupantes: la instalación de una nueva base militar estadounidense, la segunda en mi país; las nuevas bases estadounidenses en Colombia; la continuidad de la base en Guantánamo... Signos de una militarización que hace recordar épocas pasadas.
Un golpe con trasfondo geopolítico
P: Es decir, según la resistencia, ¿la causa del golpe de junio pasado es esencialmente geopolítica?
C.R: Sí. El proyecto estadounidense de rearmar dos gendarmes en la región. Honduras en Centroamérica y Colombia en Sudamérica. Con el precepto claro de que “si no controlan América Latina, es decir su patio trasero, no podrán dominar el mundo”
P: ¿Cómo evalúa el programa del presidente Porfirio Lobo en sus primeros tres meses de nuevo Gobierno?
C.R: No existe un tal “nuevo” Gobierno. Para nosotros es, como lo dije antes, la nueva cara de la misma dictadura. Lo han querido presentar como un Gobierno de unidad nacional, de integración, abierto a una supuesta amnistía y que impulsaría la instalación de una Comisión de Verdad. Pero todo esto es falso. No puede haber unidad ni integración nacional a partir de elecciones adulteradas. Su visión de amnistía es para limpiar a los militares golpistas. ¿Para qué puede servir una Comisión de Verdad si ya ellos mismos se autoamnistiaron? Toda una política descarada. Y esto sin analizar lo que sucede en el plano económico y social. Una vuelta atrás de las conquistas que sindicatos, trabajadores, y otros sectores habían logrado durante el período del Presidente Zelaya.
P: Pero las autoridades hablan de una situación política institucionalizada...
C.R: La principal realidad es la de una resistencia que aumenta su fuerza, fortaleciendo la organización y movilización. Próximo gran desafío: recolectar hasta el 28 de junio próximo 1.150.000 firmas, exigiendo una consulta popular, una asamblea constituyente, reivindicación que constituyó el detonante para justificar el golpe del año pasado. La gente está entusiasmada con esta iniciativa.
La movilización, la resistencia, continúa activa. Organizamos seis grandes manifestaciones en ciudades importantes para el 1 de mayo.
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