Unos 130 países tratarán en Bolivia diversas propuestas sobre el calentamiento global. Que no lo paguen los afectados, que los capitalistas transfieran tecnología gratuitamente, que se aprueben los Derechos de la Madre Tierra
Por Sebastián Ochoa
Según el Protocolo de Kioto, los países industrializados deben reducir sus emisiones de gases contaminantes en un cinco por ciento entre 2008 y 2012. Las organizaciones sociales de Bolivia plantearán que a partir de 2013 las naciones ricas bajen en un 50 por ciento la cantidad de dióxido de carbono arrojado a la atmósfera, entre otros componentes.
Que la crisis climática sea pagada por los capitalistas, que se transfiera gratuitamente tecnología a los países afectados, la aprobación de los Derechos de la Madre Tierra y la creación de un tribunal internacional que juzgue a estados y empresas responsables del calentamiento global serán algunas de las propuestas de los 20 mil participantes venidos de 130 países para la Conferencia Mundial de los Pueblos sobre Cambio Climático y Derechos de la Madre Tierra (CMPCC), que se realizará en Tiquipaya, Cochabamba, desde hoy y hasta el 22 de abril. “Aquí hay dos caminos. O muere el capitalismo o muere la Madre Tierra”, sostuvo el presidente Evo Morales.
Según el gobierno, estas exigencias serán presentadas en la 16ª Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP 16), que se realizará a fin de año en México. La COP 15, hecha en diciembre pasado, concluyó con un documento presentado por Estados Unidos, Brasil, India, China y Sudáfrica, que se habían reunido a solas para redactar el Entendimiento de Copenhague.
Este documento no es vinculante ni establece cuáles serían los compromisos de cada país para que la temperatura del planeta sólo crezca dos grados centígrados en este siglo. Se calcula que la temperatura promedio de la Tierra es de 15 grados. Si aumentara dos grados, decenas de científicos alertan que sería inevitable despedirse de cientos de ciudades costeras e islas casi al nivel del mar, como la República de Tuvalu, un atolón de corales en el sur del océano Pacífico. Sería por el derretimiento de los cascos polares y de varios glaciares.
Según el entendimiento, los países industrializados prometen entregar 30.000 millones de dólares para que los países empobrecidos se adapten al cambio climático entre 2010 y 2012. Además sugiere que se creará un fondo de 100.000 millones de dólares para 2020, aunque en ningún momento detalla de dónde saldrá este dinero.
“De acuerdo con los estudios realizados, para financiar los costos de adaptación, los países del Anexo 1 (los 42 más industrializados del mundo) deberían entregar el tres por ciento de su PBI (Producto Bruto Interno). Serían 1200 billones de dólares. No millones: billones”, dijo a Página/12 Gonzalo Lora, miembro del equipo negociador de la Cancillería boliviana. Advirtió que esta cifra no incluye los costos de la deuda climática, adquirida por los países con más máquinas desde 1750, cuando comenzaron a emitir millones de toneladas de carbono al cielo, entre otros gases.
La posición política de Bolivia fue elaborada en la Pre Conferencia de los Pueblos sobre Cambio Climático y Derechos de la Madre Tierra, realizada el 29 y 30 de marzo en Cochabamba, por las organizaciones indígenas y campesinas que integran el Pacto de Unidad: el Consejo Nacional de Ayllus y Markas del Qullasuyu (Conamaq), la Confederación Sindical Unica de Trabajadores Campesinos de Bolivia (Csutcb), la Confederación Nacional de Mujeres Campesinas Indígenas Originarias de Bolivia Bartolina Sisa (Cnmciob-BS), la Confederación Sindical de Comunidades Interculturales de Bolivia (Cscib) y la Confederación de Pueblos Indígenas de Bolivia (Cidob), más la Central Obrera Boliviana (COB). El encuentro fue preparado por el Ministerio de Medio Ambiente y Agua.
Para el pago de la deuda climática, las organizaciones exigen que los países del Anexo 1 den el seis por ciento de su PBI. Consideran que sólo así se lograría que la temperatura del mundo no subiera más que un grado en promedio durante los próximos cien años. Según la Cancillería, si se aplicara la blandura del Entendimiento de Copenhague, la Tierra tendría en promedio cuatro grados más de calor hasta fin de siglo.
Aunque el entendimiento fue elaborado por cinco países, ya son 110 los que se adhirieron. Según el embajador de Bolivia ante las Naciones Unidas, Pablo Solón, muchas naciones empobrecidas se sienten obligadas a plegarse porque tienen presiones económicas del Anexo 1. La conferencia contará con 17 mesas en las que se tratarán estos temas, entre otros. Se desarrollará en la Universidad del Valle (Univalle) de Tiquipaya.
Las contradicciones del gobierno de Morales entre lo que se dice y lo que se hace quedan de manifiesto en la mesa 18, armada por 20 organizaciones sociales al margen de la conferencia, a dos cuadras de la universidad. Conamaq lidera este espacio porque se opone a varios emprendimientos de extracción de recursos naturales que contaminan a comunidades indígenas y campesinas, según la organización. Lo que más reprochan es la aquiescencia del gobierno con las empresas acusadas.
El jueves pasado, el presidente se reunió con los dirigentes del Conamaq para persuadirlos de que dejaran la mesa 18 e introdujeran todas sus observaciones al “proceso de cambio” en las 17 mesas ya establecidas. Pero hace meses, cuando propusieron al gobierno la creación de otra mesa sobre “conflictos socioambientales”, les dijeron que ya no había espacio. Las organizaciones continúan con sus actividades en la 18, que incluyen presentaciones sobre los perjuicios ambientales que genera en Bolivia el funcionamiento de mineras, petroleras, forestales e hidroeléctricas.
Según la nueva Constitución, cuya sanción fue impulsada por el presidente, toda empresa que quisiera explotar recursos naturales en un territorio indígena debe tener el aval de las comunidades. Para el Conamaq y la Cidob esto no se cumple. “No se cumple el derecho a la consulta libre, previa, informada”, dijo a este diario el mallku de Industrias Extractivas de Conamaq, Rafael Quispe.
De acuerdo con el gobierno, la conferencia trabajará sobre cuestiones “internacionales” para redactar un acuerdo a tomar en cuenta por la COP 16. Solón aseguró que en un encuentro preparatorio a la cita de México, realizado días atrás en Alemania, se definió incluir en la discusión los textos salidos de Tiquipaya.
La conferencia seguirá sin que el gobierno reconozca a la mesa 18. Según Morales, ya confirmaron su participación los presidentes de Nicaragua, Daniel Ortega; de Ecuador, Rafael Correa; de Venezuela, Hugo Chávez; y de Paraguay, Fernando Lugo. En Cochabamba, que tiene capacidad para albergar a 1500 turistas, anoche se veía dónde acomodar a los miles de llegados.
Tiquipaya es famosa en Bolivia por la calidad de su chicha, una bebida emborrachadora hecha con maíz fermentado. Conocedora de la tentación, la alcadía dictó la prohibición de venta de alcohol para los días del encuentro. No vaya a ser que los participantes dejen la universidad para sucumbir a la bandera blanca que señala la presencia de una chichería.
Por Sebastián Ochoa
Según el Protocolo de Kioto, los países industrializados deben reducir sus emisiones de gases contaminantes en un cinco por ciento entre 2008 y 2012. Las organizaciones sociales de Bolivia plantearán que a partir de 2013 las naciones ricas bajen en un 50 por ciento la cantidad de dióxido de carbono arrojado a la atmósfera, entre otros componentes.
Que la crisis climática sea pagada por los capitalistas, que se transfiera gratuitamente tecnología a los países afectados, la aprobación de los Derechos de la Madre Tierra y la creación de un tribunal internacional que juzgue a estados y empresas responsables del calentamiento global serán algunas de las propuestas de los 20 mil participantes venidos de 130 países para la Conferencia Mundial de los Pueblos sobre Cambio Climático y Derechos de la Madre Tierra (CMPCC), que se realizará en Tiquipaya, Cochabamba, desde hoy y hasta el 22 de abril. “Aquí hay dos caminos. O muere el capitalismo o muere la Madre Tierra”, sostuvo el presidente Evo Morales.
Según el gobierno, estas exigencias serán presentadas en la 16ª Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP 16), que se realizará a fin de año en México. La COP 15, hecha en diciembre pasado, concluyó con un documento presentado por Estados Unidos, Brasil, India, China y Sudáfrica, que se habían reunido a solas para redactar el Entendimiento de Copenhague.
Este documento no es vinculante ni establece cuáles serían los compromisos de cada país para que la temperatura del planeta sólo crezca dos grados centígrados en este siglo. Se calcula que la temperatura promedio de la Tierra es de 15 grados. Si aumentara dos grados, decenas de científicos alertan que sería inevitable despedirse de cientos de ciudades costeras e islas casi al nivel del mar, como la República de Tuvalu, un atolón de corales en el sur del océano Pacífico. Sería por el derretimiento de los cascos polares y de varios glaciares.
Según el entendimiento, los países industrializados prometen entregar 30.000 millones de dólares para que los países empobrecidos se adapten al cambio climático entre 2010 y 2012. Además sugiere que se creará un fondo de 100.000 millones de dólares para 2020, aunque en ningún momento detalla de dónde saldrá este dinero.
“De acuerdo con los estudios realizados, para financiar los costos de adaptación, los países del Anexo 1 (los 42 más industrializados del mundo) deberían entregar el tres por ciento de su PBI (Producto Bruto Interno). Serían 1200 billones de dólares. No millones: billones”, dijo a Página/12 Gonzalo Lora, miembro del equipo negociador de la Cancillería boliviana. Advirtió que esta cifra no incluye los costos de la deuda climática, adquirida por los países con más máquinas desde 1750, cuando comenzaron a emitir millones de toneladas de carbono al cielo, entre otros gases.
La posición política de Bolivia fue elaborada en la Pre Conferencia de los Pueblos sobre Cambio Climático y Derechos de la Madre Tierra, realizada el 29 y 30 de marzo en Cochabamba, por las organizaciones indígenas y campesinas que integran el Pacto de Unidad: el Consejo Nacional de Ayllus y Markas del Qullasuyu (Conamaq), la Confederación Sindical Unica de Trabajadores Campesinos de Bolivia (Csutcb), la Confederación Nacional de Mujeres Campesinas Indígenas Originarias de Bolivia Bartolina Sisa (Cnmciob-BS), la Confederación Sindical de Comunidades Interculturales de Bolivia (Cscib) y la Confederación de Pueblos Indígenas de Bolivia (Cidob), más la Central Obrera Boliviana (COB). El encuentro fue preparado por el Ministerio de Medio Ambiente y Agua.
Para el pago de la deuda climática, las organizaciones exigen que los países del Anexo 1 den el seis por ciento de su PBI. Consideran que sólo así se lograría que la temperatura del mundo no subiera más que un grado en promedio durante los próximos cien años. Según la Cancillería, si se aplicara la blandura del Entendimiento de Copenhague, la Tierra tendría en promedio cuatro grados más de calor hasta fin de siglo.
Aunque el entendimiento fue elaborado por cinco países, ya son 110 los que se adhirieron. Según el embajador de Bolivia ante las Naciones Unidas, Pablo Solón, muchas naciones empobrecidas se sienten obligadas a plegarse porque tienen presiones económicas del Anexo 1. La conferencia contará con 17 mesas en las que se tratarán estos temas, entre otros. Se desarrollará en la Universidad del Valle (Univalle) de Tiquipaya.
Las contradicciones del gobierno de Morales entre lo que se dice y lo que se hace quedan de manifiesto en la mesa 18, armada por 20 organizaciones sociales al margen de la conferencia, a dos cuadras de la universidad. Conamaq lidera este espacio porque se opone a varios emprendimientos de extracción de recursos naturales que contaminan a comunidades indígenas y campesinas, según la organización. Lo que más reprochan es la aquiescencia del gobierno con las empresas acusadas.
El jueves pasado, el presidente se reunió con los dirigentes del Conamaq para persuadirlos de que dejaran la mesa 18 e introdujeran todas sus observaciones al “proceso de cambio” en las 17 mesas ya establecidas. Pero hace meses, cuando propusieron al gobierno la creación de otra mesa sobre “conflictos socioambientales”, les dijeron que ya no había espacio. Las organizaciones continúan con sus actividades en la 18, que incluyen presentaciones sobre los perjuicios ambientales que genera en Bolivia el funcionamiento de mineras, petroleras, forestales e hidroeléctricas.
Según la nueva Constitución, cuya sanción fue impulsada por el presidente, toda empresa que quisiera explotar recursos naturales en un territorio indígena debe tener el aval de las comunidades. Para el Conamaq y la Cidob esto no se cumple. “No se cumple el derecho a la consulta libre, previa, informada”, dijo a este diario el mallku de Industrias Extractivas de Conamaq, Rafael Quispe.
De acuerdo con el gobierno, la conferencia trabajará sobre cuestiones “internacionales” para redactar un acuerdo a tomar en cuenta por la COP 16. Solón aseguró que en un encuentro preparatorio a la cita de México, realizado días atrás en Alemania, se definió incluir en la discusión los textos salidos de Tiquipaya.
La conferencia seguirá sin que el gobierno reconozca a la mesa 18. Según Morales, ya confirmaron su participación los presidentes de Nicaragua, Daniel Ortega; de Ecuador, Rafael Correa; de Venezuela, Hugo Chávez; y de Paraguay, Fernando Lugo. En Cochabamba, que tiene capacidad para albergar a 1500 turistas, anoche se veía dónde acomodar a los miles de llegados.
Tiquipaya es famosa en Bolivia por la calidad de su chicha, una bebida emborrachadora hecha con maíz fermentado. Conocedora de la tentación, la alcadía dictó la prohibición de venta de alcohol para los días del encuentro. No vaya a ser que los participantes dejen la universidad para sucumbir a la bandera blanca que señala la presencia de una chichería.
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