Hace cinco años el Movimiento Justicia y Derechos Humanos (MJDH) de Porto Alegre, Brasil, ubicó al ex coronel uruguayo Manuel Cordero en la ciudad fronteriza con Uruguay, Santana do Livramento. Acusado de delitos de lesa humanidad en Argentina y Uruguay, Cordero estaba oculto, fugitivo de la justicia.
Allí comenzó una lucha conjunta entre el MJDH, la UITA y otras organizaciones sociales que culminó recientemente, cuando Cordero fue entregado a la Interpol de Argentina en cumplimiento de la orden de extradición dictada por la Suprema Corte brasileña. Sirel dialogó con Jair Krishcke, del MJDH, compañero y amigo de la UITA, quien aportó sus comentarios sobre este remarcable suceso.
-Ha llegado el gran día…
-Parecería que así es. La Suprema Corte ya había fallado sobre este caso y no había nada más que se pudiera hacer para evitar la extradición. A partir de entonces todo estaba en manos del Poder Ejecutivo, que tiene el mando sobre la Policía que es la que debe ejecutar la entrega de Manuel Cordero a las autoridades argentinas. Eso fue lo que comenzó a concretarse el martes 19, a las 7:30 de la mañana, cuando de manera sorpresiva la Policía se presentó en el domicilio de Cordero, en la ciudad fronteriza de Santana do Livramento, y lo detuvo. Él intentó rehuir la extradición aduciendo problemas de salud, pero sólo consiguió un poquito de tiempo, nada más.
-¿Como venía siendo la rutina de Cordero?
-Él estaba feliz de la vida; llevaba más de un año en una supuesta prisión domiciliaria que, como se probó, no respetaba. Esto llega en un momento en el cual el presidente Lula ha quedado mal parado en el ámbito internacional, al haber aceptado relativizar la capacidad de la Comisión de la Verdad que había aceptado promover recientemente. La extradición de Manuel Cordero, elemento activo del Plan Cóndor, probablemente le ayude a recuperar algo del terreno perdido.
Pero lo que más importa es que se trata de una resonante victoria de todos nosotros en el Cono Sur, porque sus víctimas son uruguayas y argentinas, y porque este caso ha obligado a la justicia brasileña a analizar, debatir, poner sobre la mesa temas que hasta ahora no se habían expuesto, como por ejemplo que el secuestro con desaparición es un delito que no pierde vigencia. Esto creó en nuestro orden jurídico un antecedente de peso, a tal punto que el Fiscal General de la Nación ya ingresó una causa contra dos coroneles acusados de la desaparición de 26 personas. Quiere decir que este caso también abrió una puerta muy importante para la lucha contra la impunidad en Brasil.
Se trata de una resonante victoria de todos nosotros en el Cono Sur, porque sus víctimas son uruguayas y argentinas, y porque este caso ha obligado a la justicia brasileña a analizar, debatir, poner sobre la mesa temas que hasta ahora no se habían expuesto.
Y esto tiene mucho que ver con la UITA, porque tenemos que recordar que el 11 de septiembre de 2008 íbamos perdiendo la votación en la Suprema Corte, y sólo teníamos un voto a favor de nuestro reclamo. Ese día fue cuando hicimos aquella conferencia de prensa en el Paraninfo de la Universidad, en Montevideo, junto a la UITA, a Familiares de Desaparecidos y otras organizaciones sindicales, gremiales y de la sociedad civil.
Fue cuando iniciamos la campaña internacional desde la página web de la UITA, campaña que abrimos con una carta del periodista uruguayo Roger Rodríguez a los integrantes de la Suprema Corte de Brasil, en la cual les advertía sobre la importancia del fallo que estaban a punto de tomar.
A veces pienso que mis queridos amigos de la UITA no tienen conciencia de la importancia que tuvo esa campaña, ya que por primera vez se logró cambiar una posición de la Suprema Corte brasileña. Cada Ministro de la Corte estuvo recibiendo miles de mensajes sobre este tema, mensajes que venían desde casi 40 países. Esto no había pasado nunca en Brasil, y en cualquier lugar es muy difícil que ocurra. La campaña alcanzó plenamente su objetivo que fue llamar la atención del mundo y de los miembros de la Suprema Corte sobre la importancia del tema que estaban debatiendo, y ellos percibieron que el mundo los estaba observando.
Esto ayudó muchísimo a que se profundizara en el análisis del tema, y la fundamentación expresada en sala por el ministro César Pelusso a favor de la extradición -que en sí misma fue una clase magna de Derecho y, pienso, quedará como momento histórico de nuestra justicia- comenzó a cambiar la correlación de fuerzas dentro de la Corte, inclusive algunos votos que ya habían sido adelantados.
El 6 de agosto, el voto del ministro Eros Grau dio definitiva mayoría a la aprobación de la extradición de Cordero a la Argentina.
Acá no hay venganza, no hay persecución como él argumentó engañosamente en un intento de confundir a la justicia brasileña, acá lo que hay es nada más y nada menos que justicia.
-Fue una lucha larga y difícil...
-Fueron cinco años de lucha, desde enero de 2005, cuando ubicamos a Cordero en Santana do Livramento, adonde se había refugiado para escapar de la justicia uruguaya que lo estaba encausando por otro asunto. Desde entonces empezamos este trabajo con la UITA, que viene a culminar ahora con la extradición de este criminal. Estamos ante un violador de los derechos humanos, autor de delitos de lesa humanidad, que ahora recibe esta sanción de la justicia brasileña que lo entrega a su homóloga argentina.
Es muy importante señalar que Cordero tendrá todas las garantías del debido proceso y podrá defenderse con todos los instrumentos que le otorga la ley, cosa que él no le permitió a sus víctimas, que fueron secuestradas y asesinadas sin un juicio justo. Acá no hay venganza, no hay persecución como él argumentó engañosamente en un intento de confundir a la justicia brasileña, acá lo que hay es nada más y nada menos que justicia.
Ésta es la gran victoria que hemos obtenido gracias a la campaña de la UITA, que además ha creado ella también un precedente: el Colegio de Abogados de Brasil ingresó hace un tiempo una causa pidiendo que se establezca con claridad si la amnistía aprobada en este país en 1979 alcanza a los policías y militares responsables de violaciones a los derechos humanos. En este momento la causa está en la Suprema Corte, y el Colegio de Abogados ha lanzado una campaña tomando como base la tecnología utilizada por la UITA en su campaña internacional por la extradición de Cordero.
-¿Cómo te sientes en este momento?
-Son cinco años de lucha, con la convicción de que éste es un criminal contra la humanidad que debe ser juzgado. Siento una gran alegría por la victoria alcanzada, por lo que ella significa para el Cono Sur, para Brasil, que va atrasado en este tema con respecto a la región. Siento también un gran alivio en mi conciencia al saber que, estoy seguro, todos los crímenes que este delincuente cometió no quedarán impunes.
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