Bajo un mensaje de unidad José Mujica, se dirigió al pueblo que se reunió en la Ciudad Vieja de Uruguay, para celebrar su triunfo en la segunda vuelta electoral en la que obtuvo 51,9 por ciento de los votos durante un proceso caracterizado por la afluencia de votantes y el civismo.
El presidente electo de Uruguay, José "Pepe" Mujica dijo en su primer discurso como mandatario electo que no le dará la espalda a los problemas del pueblo y que estará junto a los uruguayos en las "horas de dolor".
Con 74,53 por ciento de los votos escrutados oficialmente, Mujica resultó ganador en la segunda vuelta electoral de este domingo con 51,5 por ciento de los sufragios. Seguido por Luis Alberto Lacalle quien obtuvo 46,2 por ciento de los sufragios y quien una vez conocidos los datos, reconoció la victoria de su contrincante del Frente Amplio.
El nuevo presidente de Uruguay, de 74 años de edad, destacó que ésta no es la hora de los discursos programáticos. "Estamos contentos, se multiplica el compromiso, viva la alegría, viva la esperanza, viva el compromiso y recuerda pasará el tiempo y ahora es tiempo de compromiso y tú (el pueblo ) tendrás que reponer lo que hay acá y sacarás de tus entrañas lo que más te represente y lo pondrás acá todo".
Mujica reconoció a sus rivales de los partidos Nacional e Independiente por su participación en las dos vueltas electorales y agradeció especialmente al presidente saliente, Tabaré Vázquez, porque gracias al éxito y continuidad de sus políticas pudo llegar al poder.
"Sabés una cosa pueblo, es el mundo al revés, en el estrado tendrías que estar vos y nosotros aplaudiendo (...) esta batalla la dieron ustedes", manifestó a la multitud que lo acompañaba.
En estas elecciones no hay "ni vencidos ni vencedores", porque la contienda ganadora, "los precisa a todos", remarcó Mujica.
A la multitud presente que escuchó su discurso, les dijo, "si ustedes tienen alegría, no cometan el error de ofender a los que optaron por la otra opción,(porque) mañana la patria continua".
El nuevo jefe de Estado de Uruguay recordó que el cargo de Presidente es transitorio porque lo permanente es el pueblo. " Ay de aquellos que se creen que el poder está arriba y no se dan cuenta que el poder está en el corazón de las grandes masas".
Por su parte, Danilo Astori compañero de fórmula del electo presidente de Uruguay, hizo un llamado este domingo a los uruguayos para que sigan gobernando junto al Frente Amplio para continuar así trabajando por el proyecto nacional , "sin ustedes no podemos hacer el Gobierno que queremos", dijo.
Hizo un llamado a todos los partidos para que participen en la solución de los problemas nacionales y destacó la labor de Gobierno del actual presidente Tabaré Vazquez.
Este domingo más de dos millones de electores acudieron a las urnas en la segunda vuelta para definir al nuevo Presidente del país.
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El presidente electo de Uruguay, José "Pepe" Mujica dijo en su primer discurso como mandatario electo que no le dará la espalda a los problemas del pueblo y que estará junto a los uruguayos en las "horas de dolor".
Con 74,53 por ciento de los votos escrutados oficialmente, Mujica resultó ganador en la segunda vuelta electoral de este domingo con 51,5 por ciento de los sufragios. Seguido por Luis Alberto Lacalle quien obtuvo 46,2 por ciento de los sufragios y quien una vez conocidos los datos, reconoció la victoria de su contrincante del Frente Amplio.
El nuevo presidente de Uruguay, de 74 años de edad, destacó que ésta no es la hora de los discursos programáticos. "Estamos contentos, se multiplica el compromiso, viva la alegría, viva la esperanza, viva el compromiso y recuerda pasará el tiempo y ahora es tiempo de compromiso y tú (el pueblo ) tendrás que reponer lo que hay acá y sacarás de tus entrañas lo que más te represente y lo pondrás acá todo".
Mujica reconoció a sus rivales de los partidos Nacional e Independiente por su participación en las dos vueltas electorales y agradeció especialmente al presidente saliente, Tabaré Vázquez, porque gracias al éxito y continuidad de sus políticas pudo llegar al poder.
"Sabés una cosa pueblo, es el mundo al revés, en el estrado tendrías que estar vos y nosotros aplaudiendo (...) esta batalla la dieron ustedes", manifestó a la multitud que lo acompañaba.
En estas elecciones no hay "ni vencidos ni vencedores", porque la contienda ganadora, "los precisa a todos", remarcó Mujica.
A la multitud presente que escuchó su discurso, les dijo, "si ustedes tienen alegría, no cometan el error de ofender a los que optaron por la otra opción,(porque) mañana la patria continua".
El nuevo jefe de Estado de Uruguay recordó que el cargo de Presidente es transitorio porque lo permanente es el pueblo. " Ay de aquellos que se creen que el poder está arriba y no se dan cuenta que el poder está en el corazón de las grandes masas".
Por su parte, Danilo Astori compañero de fórmula del electo presidente de Uruguay, hizo un llamado este domingo a los uruguayos para que sigan gobernando junto al Frente Amplio para continuar así trabajando por el proyecto nacional , "sin ustedes no podemos hacer el Gobierno que queremos", dijo.
Hizo un llamado a todos los partidos para que participen en la solución de los problemas nacionales y destacó la labor de Gobierno del actual presidente Tabaré Vazquez.
Este domingo más de dos millones de electores acudieron a las urnas en la segunda vuelta para definir al nuevo Presidente del país.
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Un triunfo importante
por Atilio A. Boron
por Atilio A. Boron
Más allá del necesario debate en torno de los logros y las asignaturas pendientes del primer gobierno del Frente Amplio, el cómodo triunfo de José "Pepe" Mujica en las elecciones de ayer aporta una brisa de aire fresco sobre las democracias latinoamericanas.
En primer lugar, porque se derrota sin atenuantes a una derecha radical que soñaba con retornar a los dorados ’90 del Consenso de Washington.
Segundo, porque en un continente considerado como el "patio trasero" de la hegemonía imperial y tradicional baluarte de una reacción alimentada por siglos de sujeción colonial, el solo hecho de que un gobierno de izquierda sea ratificado luego de cinco años en el poder constituye de por sí un dato muy alentador.
Tercero, porque la voluntad expresada por los orientales marca un límite a la renacida política imperial de convalidar golpes militares y legitimarlos post-festum por la vía de elecciones fraudulentas como las que ayer mismo tuvieron lugar en Honduras.
Cuarto, porque ante las preocupantes perspectivas de una derrota de los (excesivamente) moderados gobiernos de centroizquierda en países como Chile y Brasil y su reemplazo por la derecha –pinochetista en el caso de Chile y un tanto más moderada en Brasil–, la continuidad del Frente Amplio en el poder contribuye a sostener un espacio de diálogos y acuerdos con gobiernos como los de Venezuela, Bolivia y Ecuador, empeñados en procesos de cambio mucho más profundos y resistidos por el imperio. Son cuatro buenas razones para celebrar las noticias que llegan a través del Río de la Plata.
No obstante, convendría evitar la desmesura en la celebración. Algunos avances sociales producidos bajo el gobierno de Tabaré Vázquez son incuestionables: negociación salarial, reformas en el sector salud y en la educación, moderados logros en el combate a la pobreza. No son poca cosa, sobre todo cuando se los mira desde esta orilla.
Pero los déficit no son menos importantes: el modelo de crecimiento sigue siendo de inspiración neoliberal y gira en torno de la exportación de pulpa de papel y soja, dos actividades profundamente predatorias del medio ambiente y destinadas a generar gravísimos problemas de sustentabilidad a largo plazo.
Al igual que en la Argentina, la extranjerización de la tierra avanzó de la mano del agronegocio, agudizando la dependencia externa, el monocultivo y el éxodo rural.
En otras cuestiones, la derrota sufrida en el plebiscito en que se proponía anular la Ley de Caducidad (que consagra la impunidad de los crímenes de Estado cometidos por la dictadura) y el solipsista veto de Tabaré Vázquez a la ley que despenalizaba el aborto (apoyada por los 69 legisladores de izquierda que en el Senado y en Diputados y rechazada por blancos y colorados) dejan abiertos importantes flancos que seguramente serán aprovechados por la derecha para su fortalecimiento político, cosa que será sin duda muy negativa para la implementación de la renovada agenda de reformas sociales que muchos uruguayos esperan de Mujica.
No serán pocos los obstáculos a vencer, el menor de los cuales no habrá de ser la resistencia de un sector del FA que ha sido ganada por la prédica neoliberal. Max Weber dijo que sólo se consigue lo posible si se insiste en lograr lo imposible una y otra vez. Se requiere, eso sí, una buena dosis de voluntad política. El tiempo dirá si Mujica la posee.
En primer lugar, porque se derrota sin atenuantes a una derecha radical que soñaba con retornar a los dorados ’90 del Consenso de Washington.
Segundo, porque en un continente considerado como el "patio trasero" de la hegemonía imperial y tradicional baluarte de una reacción alimentada por siglos de sujeción colonial, el solo hecho de que un gobierno de izquierda sea ratificado luego de cinco años en el poder constituye de por sí un dato muy alentador.
Tercero, porque la voluntad expresada por los orientales marca un límite a la renacida política imperial de convalidar golpes militares y legitimarlos post-festum por la vía de elecciones fraudulentas como las que ayer mismo tuvieron lugar en Honduras.
Cuarto, porque ante las preocupantes perspectivas de una derrota de los (excesivamente) moderados gobiernos de centroizquierda en países como Chile y Brasil y su reemplazo por la derecha –pinochetista en el caso de Chile y un tanto más moderada en Brasil–, la continuidad del Frente Amplio en el poder contribuye a sostener un espacio de diálogos y acuerdos con gobiernos como los de Venezuela, Bolivia y Ecuador, empeñados en procesos de cambio mucho más profundos y resistidos por el imperio. Son cuatro buenas razones para celebrar las noticias que llegan a través del Río de la Plata.
No obstante, convendría evitar la desmesura en la celebración. Algunos avances sociales producidos bajo el gobierno de Tabaré Vázquez son incuestionables: negociación salarial, reformas en el sector salud y en la educación, moderados logros en el combate a la pobreza. No son poca cosa, sobre todo cuando se los mira desde esta orilla.
Pero los déficit no son menos importantes: el modelo de crecimiento sigue siendo de inspiración neoliberal y gira en torno de la exportación de pulpa de papel y soja, dos actividades profundamente predatorias del medio ambiente y destinadas a generar gravísimos problemas de sustentabilidad a largo plazo.
Al igual que en la Argentina, la extranjerización de la tierra avanzó de la mano del agronegocio, agudizando la dependencia externa, el monocultivo y el éxodo rural.
En otras cuestiones, la derrota sufrida en el plebiscito en que se proponía anular la Ley de Caducidad (que consagra la impunidad de los crímenes de Estado cometidos por la dictadura) y el solipsista veto de Tabaré Vázquez a la ley que despenalizaba el aborto (apoyada por los 69 legisladores de izquierda que en el Senado y en Diputados y rechazada por blancos y colorados) dejan abiertos importantes flancos que seguramente serán aprovechados por la derecha para su fortalecimiento político, cosa que será sin duda muy negativa para la implementación de la renovada agenda de reformas sociales que muchos uruguayos esperan de Mujica.
No serán pocos los obstáculos a vencer, el menor de los cuales no habrá de ser la resistencia de un sector del FA que ha sido ganada por la prédica neoliberal. Max Weber dijo que sólo se consigue lo posible si se insiste en lograr lo imposible una y otra vez. Se requiere, eso sí, una buena dosis de voluntad política. El tiempo dirá si Mujica la posee.
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