por Giorgio Trucchi - Rel-UITA
En víspera de la instalación de un Gobierno de Unidad y Reconciliación Nacional, tal como prevé el punto 1 del Acuerdo Tegucigalpa-San José, centenares de manifestantes de la Resistencia continúan presidiando las instalaciones del Congreso Nacional, en la espera de una decisión de los diputados sobre la restitución del presidente Manuel Zelaya Rosales. Mientras tanto, la comunidad internacional se divide sobre la urgente necesidad de que sea el propio Zelaya quien presida el nuevo gobierno y el reconocimiento de los resultados electorales del próximo 29 de noviembre.
Durante una breve conferencia de prensa, los integrantes de la Comisión de Verificación fueron muy evasivos al expresarse sobre el tema toral del conflicto, es decir la restitución inmediata del presidente Zelaya y el rol que asumirá en el Gobierno de Unidad y Reconciliación.
El ex presidente chileno, Ricardo Lagos, y la ministra del Trabajo estadounidense, Hilda Solís, prefirieron hablar de un “proceso en marcha que necesita tiempo” y del esfuerzo para “conformar un nuevo gabinete atrayendo a los diferentes grupos involucrados”.
Por el momento se desconocen los nombres de las personas que conformarán el nuevo gobierno que tendrá la tarea de acompañar el país hacia las elecciones del 29 de noviembre, sin embargo, se supo que podría estar conformado por 20 personas: diez escogidas por el presidente Zelaya y las otras diez por el presidente de facto Roberto Micheletti.
Rumores y declaraciones contradictorias
En medio de un ambiente de mucha confusión y de rumores no confirmados, que generaron un clima de fuerte incertidumbre entre la población, la Resistencia continuó con su movilización frente al Congreso Nacional, pidiendo que la instalación del nuevo gobierno transitorio coincida con la restitución del presidente Zelaya por parte de los diputados.
Decenas de buses salieron a lo largo de toda la tarde y la noche rumbo a Tegucigalpa, para engrosar las filas de la Resistencia en vista de la movilización masiva prevista para la mañana del jueves.
No obstante, al momento de redactar esta nota los diputados aún no habían sido convocados por la Junta Directiva de este poder del Estado, mientras esperan las opiniones no vinculantes de las diferentes instituciones estatales consultadas de urgencia sobre el caso.
A crear más confusión contribuyeron las declaraciones vertidas por el secretario de Estado adjunto para Asuntos del Hemisferio Occidental, Thomas Shannon, quien en una entrevista televisiva admitió que la restitución del presidente Zelaya no está vinculada a la conformación del nuevo gobierno, sino a la decisión del Congreso Nacional, cuya resolución será aceptada por el gobierno estadounidense, abriendo el camino a una legitimación y reconocimiento del proceso electoral y de las autoridades que saldrán elegidas.
Reacciones contundentes
Inmediata fue la respuesta del presidente de Zelaya, de sus principales colaboradores y de parte de la comunidad internacional.
El presidente legítimo de Honduras envió una carta a la secretaria de Estado, Hillary Clinton, pidiendo que Estados Unidos “aclare si la posición estadounidense ha sido modificada o cambiada y si ahora se busca a toda costa, sin esperar el cumplimiento de los acuerdos, el reconocimiento de las elecciones sin revertir el golpe de Estado".
Por su lado, la Canciller hondureña, Patricia Rodas, dijo en conferencia de prensa desde la embajada de Honduras en Managua que “Estamos esperando que el Congreso restituya mañana, 5 de noviembre, al presidente Zelaya. Si no cumplen, no aceptaremos el acuerdo y no habría reconocimiento del proceso electoral”.
Mientras tanto, en la sesión de la OEA, Brasil, Venezuela, Bolivia, Ecuador y Nicaragua advirtieron que la no restitución de Zelaya comportaría el no reconocimiento del proceso electoral y de las nuevas autoridades por parte de sus gobiernos.
“Sería una verdadera burla a la ciudadanía hondureña cuando se está tratando de interpretar de diferentes maneras los alcances del acuerdo y mover las mismas piezas golpistas para que se definan alrededor del cumplimiento del acuerdo –dijo durante una entrevista para Radio Globo la Directora de Investigación Científica de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras, Leticia Salomón–.
Las declaraciones de Thomas Shannon se insertan muy bien dentro de la política oportunista de Estados Unidos, de ver cómo salir ganando de una situación crítica que les ha puesto a ellos en cuestionamiento. Es decir, Estados Unidos pretenden retomar el acuerdo que se firmó como un éxito personal y se están valiendo de ello para volver todo a una normalidad que no se corresponde con la realidad que estamos viviendo los hondureños.
El punto central sigue pendiente –continuó Salomón–, que es la solución de la crisis vía restitución del presidente Zelaya. Si esto no ocurre, Estados Unidos seguirá pensando que esta es una opción viable para asegurar el reconocimiento de estas elecciones precarias y totalmente ilegítimas”.
Para la catedrática, la mirada en este momento debe estar puesta sobre el Congreso Nacional para que no siga jugando un papel de desafiar a la ciudadanía, creando una verdadera afrenta a la democracia.
El COPINH se expresa
Ante esta situación de espera e incertidumbre, el Consejo Cívico de Organizaciones Populares e Indígenas de Honduras (COPINH) emitió un comunicado muy contundente en el que expresa su desconfianza hacia la comisión negociadora del régimen golpista, que tiene el único propósito de ganar tiempo y seguir impulsando sus proyectos neoliberales.
Denuncia también “la actitud maliciosa y mal intencionada del gobierno de Estados Unidos que en el fondo ha apoyado a los golpistas”.
El COPINH hizo un llamado a la población a “no descansar hasta no lograr la convocatoria a una Asamblea Nacional Constituyente popular y democrática”, y llamó a los candidatos no golpistas y a la población a renunciar a participar “en la farsa y en el circo electoral montado por los golpistas”.
Finalmente, pidió a la solidaridad internacional fortalecer el apoyo al pueblo hondureño, no sólo por principio de solidaridad, sino por razones de autodefensa, “ya que si los golpistas se consolidan en Honduras se acabará la primavera democrática de los pueblos del mundo, particularmente de los pueblos de nuestra América”, concluyó el comunicado.
Durante una breve conferencia de prensa, los integrantes de la Comisión de Verificación fueron muy evasivos al expresarse sobre el tema toral del conflicto, es decir la restitución inmediata del presidente Zelaya y el rol que asumirá en el Gobierno de Unidad y Reconciliación.
El ex presidente chileno, Ricardo Lagos, y la ministra del Trabajo estadounidense, Hilda Solís, prefirieron hablar de un “proceso en marcha que necesita tiempo” y del esfuerzo para “conformar un nuevo gabinete atrayendo a los diferentes grupos involucrados”.
Por el momento se desconocen los nombres de las personas que conformarán el nuevo gobierno que tendrá la tarea de acompañar el país hacia las elecciones del 29 de noviembre, sin embargo, se supo que podría estar conformado por 20 personas: diez escogidas por el presidente Zelaya y las otras diez por el presidente de facto Roberto Micheletti.
Rumores y declaraciones contradictorias
En medio de un ambiente de mucha confusión y de rumores no confirmados, que generaron un clima de fuerte incertidumbre entre la población, la Resistencia continuó con su movilización frente al Congreso Nacional, pidiendo que la instalación del nuevo gobierno transitorio coincida con la restitución del presidente Zelaya por parte de los diputados.
Decenas de buses salieron a lo largo de toda la tarde y la noche rumbo a Tegucigalpa, para engrosar las filas de la Resistencia en vista de la movilización masiva prevista para la mañana del jueves.
No obstante, al momento de redactar esta nota los diputados aún no habían sido convocados por la Junta Directiva de este poder del Estado, mientras esperan las opiniones no vinculantes de las diferentes instituciones estatales consultadas de urgencia sobre el caso.
A crear más confusión contribuyeron las declaraciones vertidas por el secretario de Estado adjunto para Asuntos del Hemisferio Occidental, Thomas Shannon, quien en una entrevista televisiva admitió que la restitución del presidente Zelaya no está vinculada a la conformación del nuevo gobierno, sino a la decisión del Congreso Nacional, cuya resolución será aceptada por el gobierno estadounidense, abriendo el camino a una legitimación y reconocimiento del proceso electoral y de las autoridades que saldrán elegidas.
Reacciones contundentes
Inmediata fue la respuesta del presidente de Zelaya, de sus principales colaboradores y de parte de la comunidad internacional.
El presidente legítimo de Honduras envió una carta a la secretaria de Estado, Hillary Clinton, pidiendo que Estados Unidos “aclare si la posición estadounidense ha sido modificada o cambiada y si ahora se busca a toda costa, sin esperar el cumplimiento de los acuerdos, el reconocimiento de las elecciones sin revertir el golpe de Estado".
Por su lado, la Canciller hondureña, Patricia Rodas, dijo en conferencia de prensa desde la embajada de Honduras en Managua que “Estamos esperando que el Congreso restituya mañana, 5 de noviembre, al presidente Zelaya. Si no cumplen, no aceptaremos el acuerdo y no habría reconocimiento del proceso electoral”.
Mientras tanto, en la sesión de la OEA, Brasil, Venezuela, Bolivia, Ecuador y Nicaragua advirtieron que la no restitución de Zelaya comportaría el no reconocimiento del proceso electoral y de las nuevas autoridades por parte de sus gobiernos.
“Sería una verdadera burla a la ciudadanía hondureña cuando se está tratando de interpretar de diferentes maneras los alcances del acuerdo y mover las mismas piezas golpistas para que se definan alrededor del cumplimiento del acuerdo –dijo durante una entrevista para Radio Globo la Directora de Investigación Científica de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras, Leticia Salomón–.
Las declaraciones de Thomas Shannon se insertan muy bien dentro de la política oportunista de Estados Unidos, de ver cómo salir ganando de una situación crítica que les ha puesto a ellos en cuestionamiento. Es decir, Estados Unidos pretenden retomar el acuerdo que se firmó como un éxito personal y se están valiendo de ello para volver todo a una normalidad que no se corresponde con la realidad que estamos viviendo los hondureños.
El punto central sigue pendiente –continuó Salomón–, que es la solución de la crisis vía restitución del presidente Zelaya. Si esto no ocurre, Estados Unidos seguirá pensando que esta es una opción viable para asegurar el reconocimiento de estas elecciones precarias y totalmente ilegítimas”.
Para la catedrática, la mirada en este momento debe estar puesta sobre el Congreso Nacional para que no siga jugando un papel de desafiar a la ciudadanía, creando una verdadera afrenta a la democracia.
El COPINH se expresa
Ante esta situación de espera e incertidumbre, el Consejo Cívico de Organizaciones Populares e Indígenas de Honduras (COPINH) emitió un comunicado muy contundente en el que expresa su desconfianza hacia la comisión negociadora del régimen golpista, que tiene el único propósito de ganar tiempo y seguir impulsando sus proyectos neoliberales.
Denuncia también “la actitud maliciosa y mal intencionada del gobierno de Estados Unidos que en el fondo ha apoyado a los golpistas”.
El COPINH hizo un llamado a la población a “no descansar hasta no lograr la convocatoria a una Asamblea Nacional Constituyente popular y democrática”, y llamó a los candidatos no golpistas y a la población a renunciar a participar “en la farsa y en el circo electoral montado por los golpistas”.
Finalmente, pidió a la solidaridad internacional fortalecer el apoyo al pueblo hondureño, no sólo por principio de solidaridad, sino por razones de autodefensa, “ya que si los golpistas se consolidan en Honduras se acabará la primavera democrática de los pueblos del mundo, particularmente de los pueblos de nuestra América”, concluyó el comunicado.
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