miércoles, 13 de mayo de 2009

ANAIRC: dos meses de lucha en Managua


El estruendoso silencio culpable de los Pellas dio la vuelta al mundo

por Giorgio Trucchi - Rel-UITA

Llegaron el 9 de marzo y acaban de cumplir dos meses en pie de lucha en Managua. Los ex trabajadores azucareros afectados por Insuficiencia Renal Crónica (IRC) y las viudas de la Asociación Nicaragüense de Afectados por Insuficiencia Renal Crónica (ANAIRC), organización afiliada a la UITA, siguen demandando una indemnización a la Nicaragua Sugar Estates Ltd, empresa propietaria del Ingenio San Antonio e integrante del Grupo Pellas, por los daños que según ellos le ha causado a su salud por el uso indiscriminado de agrotóxicos y la contaminación del agua.

Dos meses durante los cuales han intentado sentarse a dialogar con la empresa sin tener siquiera una respuesta, o una señal que demostrara la intención de buscar una solución a este drama que a diario viven miles de ex trabajadores azucareros y sus familias.

Al contrario, lo que recibieron fueron burdas presiones y amenazas, y sin embargo no pudieron doblegar su voluntad de seguir adelante. Ese ejemplo de tenacidad, orgullo y firmeza ha dado la vuelta al mundo, encontrando el apoyo y la solidaridad de diferentes organizaciones internacionales y de personas particulares que siguen atentos a lo que está ocurriendo en Managua.

Para hacer el punto de la situación de la lucha y sus perspectivas futuras, Sirel conversó con Carmen Ríos, presidenta de la ANAIRC.

-Han pasado dos meses desde su llegada en Managua. ¿Cómo evalúa ese periodo y qué avances hubo en la lucha?
-Ha sido una lucha muy dura y con muchas dificultades. Sin embargo, pese al silencio de la empresa con la que no hemos progresado mucho, creo que sí hubo un gran avance en términos de dar a conocer a nivel nacional e internacional cuáles son nuestras demandas, y de presionar al Grupo Pellas para que se decida a escucharnos.
Hemos recibido muestras de apoyo por parte de algunas organizaciones nacionales, de los estudiantes universitarios y del grupo que está promoviendo una campaña de boicot al ron Flor de Caña.
A nivel internacional se ha desbordado la solidaridad con nuestra lucha y quiero agradecer sobre todo a la UITA y a la Asociación Italia-Nicaragua por el apoyo que nos están brindando.

Otro aspecto muy importante es la experiencia que buena parte de nuestra gente está haciendo en estos días. Para muchos de nuestros afiliados y viudas es la primera vez que participan a una actividad de protesta de este tipo, dejando sus casas para venir a vivir en el campamento, defendiendo y exigiendo el respeto a sus derechos.
Lamentablemente tenemos también que señalar la escasa cobertura que la mayoría los medios nacionales le han dado a nuestra protesta, mientras que evaluamos como muy exitosa la que nos están dando decenas de medios internacionales que han permitido que nuestra lucha se conociera en todo el mundo.

Finalmente, creo también que poco a poco el pueblo nicaragüense ha venido tomando conciencia de por qué estamos aquí, de cuáles son nuestras demandas. No nos cansamos de hablar y explicar a la gente quiénes somos y qué es lo que queremos: justicia y una justa indemnización por lo que nos hicieron.
Así que independientemente de que la empresa aún no nos ha dado una respuesta, estamos seguros de que vamos a ganar.

-¿Qué cambios hubo en el campamento?
-Llegamos con pocas cosas. Unas hamacas, los enseres personales y algo para cocinar y sobrevivir. Gracias a la ayuda que nos han brindado a nivel nacional e internacional pudimos aguantar con dignidad estos dos meses y estamos listos para más. Ahora que está entrando el invierno el campamento se ha transformado. Hemos levantado carpas de plástico negro gracias al apoyo de la UITA y vamos a poder aguantar la llegada de las lluvias. De aquí no nos vamos a ir.

-¿Cómo está la moral de la gente? ¿Hubo problemas con la enfermedad?
-La gente ha estado siempre viniendo y hemos tratado de que rotara para no empeorar su estado de salud. Los que estaban más enfermos se iban para sus casas, pasaban consulta al Centro de Salud, se curaban, descansaban y después regresaban. 17 personas fueron canalizadas para poder orinar y se regresaron a Chichigalpa. Lamentablemente tuvimos también un fallecido.

El día de ayer enterramos a Pedro Tercero, un compañero ex trabajador azucarero que estuvo aquí con nosotros y que regresó porque estaba muy mal.
Nos envió a su hijo para que siguiera en la lucha, y nos pidió que cuando muriera lo veláramos frente al Edificio Pellas, pero no fue posible.

La gente está aquí porque está consciente de la lucha que estamos llevando adelante y que vamos a ganar. Ha sido duro, pero los mismos compañeros dicen que no podemos irnos y que tenemos que seguir adelante. Nuestra gente se ha sensibilizado en el transcurso de estos dos meses, y se dio cuenta que era necesario venir a Managua a emprender esta lucha.

-También hubo momentos difíciles, presiones y amenzas. ¿Cómo sigue esta situación?
-Fueron días difíciles. Teníamos miedo por nuestras vidas y había rumores de que trabajadores de la empresa iban a venir a atacarnos con la excusa de que nuestro objetivo sería el cierre del Ingenio y de la Licorera, lo cual es totalmente falso.
Nosotros siempre dijimos que este nunca ha sido, ni va a ser, nuestro objetivo porque sabemos que estas empresas originan muchos puestos de trabajo.

Actualmente parece que la situación se ha calmado un poco. Fuimos a Chichigalpa y platicamos con la gente para que ya no creyera todas estas mentiras, y ya han entendido nuestra lucha.
Nosotros somos como un hormiguero. Hemos venido haciendo nuestro trabajo poco a poco y ahora ya dijimos que es el momento para la cosecha.

-¿Qué les quiere decir a los empresarios?
-Somos personas de diálogo, queremos un acercamiento como siempre lo hemos dicho y plasmado en las tantas cartas que enviamos al señor Carlos Pellas, y que se quedaron sin respuesta.

Que recuerde que sus ex trabajadores se están muriendo. Hasta la fecha tenemos contabilizado 3.326 personas fallecidas, y esto quiere decir miles de personas que han quedado desamparadas. Lo único que pedimos es comenzar un diálogo.


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