Buscando alternativas ante la crisis en la maquila
de Giorgio Trucchi
El Movimiento de Mujeres Trabajadoras y Desempleadas “María Elena Cuadra” (MEC) celebró recientemente su 11° Coloquio “Impacto de la crisis económica en la vida de las mujeres – Buscando alternativas”, en el que participaron más de 1,200 trabajadoras de las maquilas nicaragüenses para analizar y discutir los impactos de la crisis y la situación laboral en este sector, buscando al mismo tiempo formular propuestas para que no sean nuevamente las mujeres a pagar los “platos rotos” de un sistema neoliberal que ha colapsado.
La actividad se desarolló alrededor de siete paneles que analizaron el impacto de la crisis económica en la industria textil y en la vida de las trabajadoras, en los avances y retrocesos de los derechos de las mujeres trabajadoras, en la flexibilización laboral, en el aumento de la violencia intrafamiliar, en la salud y seguridad laboral. Se analizaron también las enfermedades ocupacionales en el sector de la maquila.
Según Lynda Yanz, coordinadora de
Según datos proporcionado por Yanz, la empresa GAP sufrió un 12 por ciento de reducción en las ventas de diciembre 2008 y otro 19 por ciento en enero del presente año. Abercrombie y Fitch, otras marcas que compran la producción de la maquila nicaragüense, tuvieron una disminución del 24 por ciento y American Eagle Outfitters una baja del 17 por ciento. Lo mismo está pasando con otras marcas famosas como Nike y Levi’s.
En contraste, WAL-MART experimentó un aumento del 1.7 por ciento en diciembre y del 6.1 por ciento en enero, lo cual demostraría que las cadenas de tiendas de descuento, como tambien Sears y Target, están logrando mantenerese a flote en cuanto la crisis financiera está haciendo que los consumidores norteamericanos cambien sus hábitos de consumo, comprando en base al precio y no a la marca.
“Un segundo indicador –continuó Yanz– es la disminución de las importaciones de ropa de Estados Unidos. En noviembre y diciembre del 2008 bajaron 5.7 y 2.73 por ciento respectivamente. Después de México, que en 2008 fue sobrepasado por Honduras y El Salvador en cuanto a exportaciones de ropa hacia los Estados Unidos, Nicaragua es el país más golpeado por la crisis y se calcuna en más de 19 mil los puestos de trabajo que se han perdido en el sector de la maquila. En enero del 2009 las importaciones de textiles y ropa desde Centroamérica hacia Estados Unidos sufrieron una baja del 22.7 por ciento y todo hace pensar que lo peor está por venir”, manifestó la panelista.
En este contexto es probable que sólo los proveedores más grandes y más solventes financiariamente podrán cumplir con las demandas de los compradores que pedirán más flexibilidad y velocidad de entrega, afectando directamente las condiciones laborales en las maquilas con contratos a corto plazo, renovados de forma consecutiva o usando agencias de colocación, y periodos de trabajo muy intenso alternados con periodos sin trabajo.
De esta manera –explicó Yanz– se evadería el pago de las prestaciones sociales, se acabaría con las organizaciones sindicales y se trataría de ahorrar en todo lo que son los aspectos de higiene y seguridad ocupacional. Ese tipo de flexibilización acelerada afectaría principalmente a las mujeres que, además de ser mayoría en la maquila, muchas veces viven una condición de única fuente de ingreso para su familia.
La inseguridad laboral y la necesidad de trabajar largas e intensas jornadas cuando haya pedidos, conllevaría un aumento de los impactos negativos que ya existen sobre la salud de los y las trabajadoras.
Enfermedades ocupacionales en la maquila
Según Alberto Legall, coordinador de
Otro factor que es carácteristicos de la maquila –continuó Legall– es la falta de medidas de protección contra la pelusa que se origina durante el proceso productivo. Su ingestión ocasiona daños muy graves al aparato respiratorio, sobre todo a los pulmones. En muchos de esos casos los daños resultan ser irreversible y lo peor es que casi nunca el médico tratante establece el origen laboral de estas enfermedades. Las trabajadoras además de no recibir el tratamiento adecuado, no podrán gozar de los beneficios y prestaciones que la ley prevé en estos casos. La falta de doctores especializados en medicina del trabajo incrementa aún más el problema”.
A lo largo de todo el día, las mujeres trabajadoras analizaron todas estas problemáticas y discutieron para formular propuestas que serán presentadas a las instituciones del Estado y a las empresas.
Las mujeres no serán nuevamente víctimas
Para Sandra Ramos, coordinadora del MEC, la unidad y el dialogo van a ser imprescindibles para hacerle frente a esta difícil situación.
“Vamos a poder enfrentarnos al reto de detener esta crisis económica solamente si nos unamos todos, mujeres nicaraguenses, hombres, tomadores de decisiones, productores. Se dice –continuó Ramos– que quienes vamos a pagar los platos rotos de esta crisis que vive el sistema capitalista y patriarcal, vamos a ser las mujeres. Y nosotras nos preguntamos: ¿Por qué tenemos que ser las mujeres las que nuevamente paguemos los platos rotos de quienes a través de la descomposición, de su miseria humana, se han dedicado a enriquecerse sin pensar en los pobres del mundo? Las mujeres no estamos dispuestas a que esta crisis económica se nos venga a endosar a nosotras como trabajadoras”.
Finalizando su intervención, Ramos recordó también que el hecho de que hay crisis no quiere decir que tengamos que agachar la cabeza y que tengamos que dejar de demandar nuestros derechos. “El día en que hagamos eso, frustraremos a las futuras generaciones y nos vendrán a reclamar por ello. Tenemos que seguir luchando para entregar estos derechos adquiridos a las nuevas generaciones de mujeres”, concluyó.
En el acto conclusivo de la jornada, la diputada Mónica Baltodano invitó todas las presentes a no creerles a quienes dicen que el sistema capitalista es inevitable y que no hay más caminos que el camino del gran capital.
“Hay que seguir luchando por un horizonte de transformación revolucionaria, volviendo a cuestionar los aspectos estructurales que generan pobreza y desigualdad, porque no podemos conformarnos solamente con políticas públicas y buenas leyes que humanizan la explotación y la dominación.
En el mundo –explicó Baltodano– para las mujeres se ha incrementado el trabajo irregular, las largas jornadas laborales, la carga en el hogar, el acoso sexual y la violencia intrafamiliar y en el trabajo.
Las mujeres aseguran las dos terceras partes de las horas trabajadas en el mundo, pero reciben sólo una décima parte de los ingresos. El 20 por ciento de las mujeres en el planeta son víctimas de violaciones o maltratos y en Estados Unidos una mujer es golpeada cada 15 segundos. En este sentido tenemos que volver al cuestionamiento de la raíz de todos estos males”, concluyó la diputada.
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