jueves, 26 de marzo de 2009

La gente moría y no sabíamos por qué


de Giorgio Trucchi Rel-UITA

Las viudas de los afectados por Insuficiencia Renal Crónica (IRC) comparten recuerdos angustiosos en los que han visto morir a sus maridos postrados en una cama. Durante años la gente fallecía y no se sabía por qué.

Parafraseando a García Márquez, era la “crónica de una muerte anunciada”, mientras las avionetas seguían esparciendo agrotóxicos encima de los cañaverales y del poblado donde vivían los trabajadores y sus familias.


Cuando se denunciaron los primeros casos de IRC, la empresa cerró ese lugar y los trasladó a un terreno donde tuvieron que reacomodarse. Desde entonces, lo que tomó el nombre de barrio Candelaria, en Chichigalpa, se ha vuelto un lugar de dolor y desesperación, con altísimos índices de mortandad por Insuficiencia Renal Crónica.

Julio César Paz Cruz empezó a trabajar a los 16 años en el Ingenio San Antonio y se quedó 26 años. En 1992 fue despedido junto a otros 500 trabajadores. Nunca le explicaron el por qué. Diez años después comenzó a enfermarse y, luego de hacerse unos análisis médicos le dijeron que tenía IRC. Nunca en su vida había relacionado esos malestares que lo atormentaban con la enfermedad que aún continúa diezmando a los ex trabajadores azucareros.

LEER TODO:

http://www.rel-uita.org/agricultura/agrotoxicos/irc/con_julio_paz.htm


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