miércoles, 19 de noviembre de 2008

Gritar «¡fraude!»: recurso del derrotado


(Jose Vicente Rangel)

Mientras mantuvo la ilusión -por cierto, funesta ilusión- de que había obtenido una gran victoria en el referendo del 2D, y que ese resultado era extrapolable, se mantuvo en el plano cívico.

Pero cuando debido a sus propias fallas, divisiones internas, falta de liderazgo y de discurso, constató -a través de encuestas y otras formas de medición- que la situación no la favorecería en las urnas y que sus cálculos en cuanto al número de gobernadores y alcaldes se evaporaban, cobró fuerza el recurso clásico, ritual, repetitivo del derrotado: denunciar fraude.

¿De qué manera? Comenzando, primero, a disparar contra el árbitro, el CNE, catalogándolo de instrumento de Chávez; y, luego, esparciendo la especie del ventajismo oficial -¿cuál, se pregunta cualquiera observador, es la realidad? La del gobernador Rosales y otros mandatarios regionales opositores y alcaldes de la misma tendencia política-, sembrando sospechas sobre el resultado de los comicios. Pero hay algo más de fondo respecto al planteamiento de fraude.

Acaban de realizarse elecciones municipales en Nicaragua y el Frente Sandinista se impuso abrumadoramente -de 87 alcaldes pasó a 96-, incluso en la capital, Managua.

Enseguida el candidato derrotado, el banquero Montealegre, denunció fraude sin siquiera concluir el escrutinio.

Y lo que es aún más grave: esa misma noche, con pasmosa sincronización, un vocero del Departamento de Estado secundó la denuncia de la oposición y cuestionó al máximo organismo electoral nicaragüense, afirmando que el resultado no era confiable porque no había suficientes observadores internacionales.

Para mí se trata del "efecto Managua", es decir, del cuestionamiento orquestado, no sólo de la elección en el municipio de un pequeño país centroamericano que, curiosamente, atrae la atención de una nación como EEUU con colosales problemas. Algo verdaderamente insólito, que trasciende el hecho puntual, como es la fijación de una política para la región.

A mi juicio lo ocurrido con Nicaragua hay que conectarlo a la realización de las elecciones el próximo domingo, y a otros comicios que se celebrarán en la región.

En concreto: es la descalificación del sistema electoral regional debido al avance de las fuerzas progresistas que optaron por asumir la institución del sufragio. De ahí que los que aquí gritan ¡fraude! están en algo más...


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