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Imagen: Jose Nicolini |
Por Claudia Korol | Página 12
Adriana Guzmán integra el Feminismo Comunitario Antipatriarcal de
Bolivia, y Feministas de Abya Yala. Se reconoció en esa lucha con otras
compañeras en la Guerra del Gas en 2003, por eso suele decir que
aprendió en la calle de qué se trata el patriarcado y por qué el
feminismo es una herramienta fundamental para crear otras formas de
vida. Ahora mismo resiste el avance de las milicias que festejaron la
quema en la plaza pública de la whipala, la bandera de los pueblos
originarios, un gesto de una violencia simbólica tal que es difícil
nombrarlo sin que el corazón se parta. En este diálogo caracteriza al
golpe de estado, llama a enfrentarlo, y a apoyar las acciones de la
Resistencia.
-¿Cómo caracterizás al golpe de estado en Bolivia?
-Hay
un dolor profundo frente al triunfo de este golpe cívico, militar,
fundamentalista, empresarial. Estas movilizaciones empezaron después de
las elecciones del 20 de octubre, cuando se acusó de fraude al proceso
electoral en el que Evo Morales obtuvo un 10% más de votos frente al
segundo candidato Carlos Mesa. Había un descontento en sectores de la
sociedad por la repostulación del Evo. Como Feministas Comunitarias
Antipatriarcales hacemos una autocrítica ahí. Creemos que habría que
repensar esa postulación del Evo. Pero por otro lado, había un montón de
imposiciones de los otros partidos. Por ejemplo Carlos Mesa, siendo
genocida, coautor de la Masacre del Gas (2003), estaba yendo a las
elecciones como candidato. ¿Cómo si un genocida va a las elecciones, no
puede repostularse alguien por tercera vez?